Ahora me porto bien con la Vanguardia, pero no siempre fue así. No es que fuéramos enemigos. Es solo que solíamos ver las cosas desde otro punto de vista.
¿Pero Andal...? Su punto fuerte era jugar limpio. Siempre fue más... creo que la palabra que estoy buscando es "diplomático".
Nuestra gran jugada en aquel entonces era... dejar que la Vanguardia soltara un poco la correa, que nos dejara explorar, que nos dejara liderar una nueva era de expansión y así las riquezas del sistema serían nuestras.
Cuando digo "nuestras", me refiero a que serían de todos, claro. Claro que también obtendríamos nuestra parte.
En retroactiva, éramos demasiaaaado ambiciosos.
En aquel entonces, no lo veíamos de esa forma. Pero por otra parte, nunca lo ves de otra forma.
Cuando Andal se unió a la Vanguardia, era nuestro topo. Era un trato excelente; nos daba la información sobre algunos nuevos o el movimiento de los caídos, y Shiro y yo nos adelantábamos, los atacábamos primero, reclamábamos lo que podíamos y enviábamos el resto a la ciudad.
Tal vez extraíamos un poco del montón, pero nada en exceso, solo nuestra comisión.
Tal vez no debería decir todo esto para que me juzguen...
¿Cuál es la prescripción para una juventud desperdiciada? Como sea... Fue hace mucho tiempo. Pero tiene que ver con mi punto...Siempre traté de hacer lo correcto, incluso si a veces me distraía. Que Andal se uniera a la Vanguardia fue como un regalo en cierto modo, y también una lástima. Aún más importante...
Había hecho un trato, había dado su Palau, a mí y a sí mismo, cuando tomó el desafío.
Yo gané, él perdió.
Así que dejó la calle. Se unió a los peces gordos de la Vanguardia. Y me recordó una lección que siempre he sabido, pero que olvidaba de vez en cuando...
Si das tu palabra, la debes mantener.
Pero mientras más tiempo Andal pasaba "enjaulado" en esa Torre -así lo llamaba él- más veía las cosas "como la Vanguardia". Ahora que lo recuerdo, siempre hacía lo correcto. Verlo cambiar y crecer como guardián y como persona...
Nunca he admitido esto, pero... Mi opinión de él empeoró. Mi mejor amigo, mi aliado más cercano... Todo porque cumplió su palabra. Porque aceptó el desafío, e incluso cuando llegó a los momentos malos, nunca titubeó en hacer exactamente lo que dijo que haría...
Unirse a la maldita Vanguardia. Dejó que Shiro y yo no quedáramos con toda la diversión.
Creí que era un tonto.
Resulta que el único tonto era yo.
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El hombre a quien llaman Cayde
ПриключенияUn guerrero caído, un diario de recuerdos perdidos y una historia llena de luz y oscuridad.