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Taniks no se anunció. No dijo ni una palabra. Solo se rió un par de veces e intentó matarnos a todos con fervor. Pero sabíamos que era él. Los rumores concordaban con las historias. Lo que significa que el coco tenía una cara. El coco era REAL.

Podíamos cazar algo "real".

Podíamos seguirle la pista a algo "real".

Podíamos acabar con algo "real".

Andal dijo algo como: "El cazador está a punto de ser cazado por los cazadores que había cazado". Lo sé. No te rías. Yo no me reí. Era un tipo genial, aunque su humor era... un poco... "forzado" lo describe bien. Pero no estaba equivocado.

Lush quería unirse para obtener venganza por su pequeña Luz, pero desechamos esa idea. Queríamos al chico, pero no había forma de que fuera sin su Espectro. El pobre tuvo su muerte final y volvió a la luz, pero menos de un ciclo después fue a un trabajo solo sin decirle a nadie y nunca volvió. Shiro solía inventar historias sobre él. Todavía lo hace. Como si todavía estuviera por ahí viviendo una vida que nosotros solo podemos soñar; viajando por caminos desconocidos, encontrando tesoros secretos.

Mi favorita es la del Rey de las Ratas, en la que Lush se une a las fábulas y lucha las batallas que nosotros no vemos. Es solo fantasía, pero me gusta. Es como el cuento para dormir que le contaba a As cuando no quería dormir, cuando estaba aquí.

Pero no está aquí.

Lush tampoco lo está.

Tampoco Andal.

Y algún día, tampoco lo estaré yo.

No tenía un cazador de la Vanguardia conmigo en ese entonces, como Kauko Swiftriver declarado muerto dos años después de desaparecer en combate y su desafío completamente ausente. El Orador dijo que resolverlo era tarea del resto de los cazadores.

Esa primera noche, nos quedamos despiertos hasta tarde con Andal. No era algo raro. Él bebió. Yo bebí. Él quedó ebrio. Yo soy un robot. E hicimos un pacto.

Desafío formulado y aceptado

Había una vacante de cazador para la Vanguardia. Nos queríamos a Taniks. Solo uno asestaría el golpe mortal y se quedaría con la gloria. El perdedor debía retirarse... y encerrarse en una Torre. Dejar los caminos a los que sabían lo que hacían.

Ambos nos reímos.

Guau. Cómo quisiera oírlo reír de nuevo.

Solo una vez.

Es gracioso que todos los chicos geniales se vayan de la fiesta muy pronto.

El hombre a quien llaman CaydeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora