Hice un trato conmigo mismo, hace mucho tiempo...
Si las personas necesitaban ayuda y yo podía ayudar, lo haría; así que lo hago.
Sí, y cuando esa ayuda se retribuye en un pequeño botín o algo de buena voluntad para mí, mucho mejor. Pero jamás hubo un alijo que robé ni una reserva que escondí que no haya sido de utilidad para aquellos que lo necesitaron. Muchas personas desconocen eso. No importa. No me gusta presumir.
Es cierto, nunca quise la vida de la Vanguardia, pero no porque desconozca su valor. Es solo que su valor de adapta mejor a otras personas que a mí. Además, pocos pueden hacer lo que yo hago. Demonios, pocos lo intentarían. Por favor... estamos hablando de mí.
Los lugares a los que fuí. Los problemas que vi... que ocasioné... cómo sea. Hubo una época en la que Shiro, Andal, la tripulación y yo hacíamos más el bien haciendo el mal que el poderoso Titán habría alucinado.
Los caminos que hemos trazado. Las provisiones que hemos recuperado han sido hurtadas, sustraídas, estafadas, robadas, encontradas, descubiertas, saqueadas. No éramos los únicos, pero el mundo afuera de la Ciudad se agrandó gracias a nosotros.
Sí, claro, no salgo demasiado, pero estoy por cambiar eso.
A Zavala no le va a gustar, nunca le gusta. Ikora tratará de convencerme de lo contrario, siempre lo hace. Pero he visto lo valiosa que es nuestra Luz... lo pasajera que es. Mientras la tengamos, tenemos que usarla...
Hacer el bien. Ser buenos. Sobrepasar los límites. Recuperar lo que es nuestro.
Y esa fue mi primera apuesta... apostarlo todo. Día 1. Aposté conmigo mismo.
Ví el límite de esos tiempos tenebrosos. Escuchaste las historias. Si no lo hiciste, búscalas. Son cosas atemorizantes. Una verdadera revelación. Ví el crecimiento de la Ciudad. Y su caída. Y de nuevo cómo prosperó y se fortaleció. He visto lo mejor y lo peor de nosotros. Y lucharé para asegurarme de que estemos aquí lo suficiente como para que ver lo "mejor" se convierte en excelente, y que lo "peor" queda en el olvido.
Así que, sí... soy un hablador y un fanfarrón; ágil ágil con la espada y rápido desenfundando. Si necesitas se encuentre, se enfrente, se mate, se salve o se guarde para mantenerlo a salvo, pocos pueden hacerlo mejor. Pero, honestamente...
Solo soy bueno porque él lo fue.
Me gusta pensar que aprendí eso por mí mismo, que las notas que dejó el que "era-yo-antes-que-yo" sentaron las bases. Ese Cinco supuso, allá en los días sombríos, que ese Seis no resultaría ser tan bueno y terminaría siendo un Siete. Así que ese "yo" anterior me dejó una hoja de ruta de su versión, o de la mía, para ser un mejor hombre.
Por eso, sin importar las cartas que me tocaron, cuando se hizo la apuesta y era momento de mostrar lo que teníamos, tenía un as y una reina bajo mi manga.
Es decir, no podía perder.
Significaba que siempre ganaría el mejor hombre.
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El hombre a quien llaman Cayde
AdventureUn guerrero caído, un diario de recuerdos perdidos y una historia llena de luz y oscuridad.