Siempre, por muy duro que sea el camino, llega un momento de inflexión. Un momento en el que necesitas parar todo durante unos segundos, respirar y coger impulso. Llega el momento de querer avanzar porque, una vez tocas fondo, ya no puedes hundirte más, solo te queda nadar y salir hacia arriba. Y había llegado ese momento.
Agoney, después de todo, después de tanto tiempo, había decidido empezar de cero. Porque se lo merecía, para volver a ser, para los suyos.
Se acercó a la ventana y subió la persiana. El cielo estaba nublado, la tormenta se acercaba, las temperaturas habían bajado. El contraste entre el interior y el exterior había provocado que se creara una fina capa de vaho en el cristal. Se estremeció, tenía frío, pensó que ya era hora de sacar los pijamas de invierno. Y sonrió.
Sabía que no iba a ser fácil y que, quizás, su humor al día siguiente iba a volver a ser como una montaña rusa, pero iba a intentarlo. Estaba más decidido que nunca.
Miró hacia su escritorio, la sudadera que le había regalado Raoul estaba doblada allí, sobre el papel de regalo, acompañado por el álbum de fotos y recuerdos que Nerea le había regalado el día anterior. Nunca había pensado que unas fotos, unas cuantas entradas de cine medio rotas y algún que otro itinerario viejo le harían tan feliz. Al fin y al cabo, parte de eso era su historia.
Estiró los brazos y soltó un bostezo, un escalofrío le recorrió de cabeza a pies.
Nunca el tiempo había sido mejor escusa. Iba a ponerse la sudadera.
No le importaba que el bordado fuera demasiado dorado o las pequeñas piedrecitas demasiado extravagantes. Le encantaba y, ese día, le daba igual llamar demasiado la atención.
...
Raoul se encontraba solo en la cocina. No había rastro de rosa ni verde, no había rastro de sus padres.
Raoul: nereeeee, nos vemos donde siempre?
Dio un mordisco a su tostada esperando una respuesta que no llegó.
Raoul: estoy acabando de desayunar
Raoul: en diez minutos salgo
Raoul: tu como vas??
Raoul: nerea?
Raoul: que quiero que me cuentes que tal ayer con agooo
El rubio decidió acabarse su tostada y se dio por vencido, su amiga se había dormido segurísimo.Subió a su habitación subiendo los escalones de dos en dos, iba ajustado de tiempo. Cogió su bomber favorita, esa que tenía un león bordado detrás, su mochila y bajó casi volando las escaleras y, antes de salir de casa con un portazo, su teléfono vibró.
Nerea: me he dormido, hoy me quedare en casa y aprovecho para ponerme al dia
Nerea: anoche estuvimos hablando hasta muy tarde
Nerea: y preguntale a ago
Nerea: cuando vuelvas a casa llamame y hablamos

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XOXO
Hayran KurguRaoul llega nuevo al Mercé Rodoreda y tiene que enfrentarse a su ciudad nueva, su instituto nuevo, misterios, mejores amigos separados y colores de voz nuevos.