❝When the sun comes down❞；❨✧ Chensung ❩

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A Jaemin le gustaba recordar la primera vez que habló con Jeno, pues fue una situación divertida y aún lo era.

Era el primer año de secundaria.

Una chica, baja y menuda, se encontraba frente a quien sonreía con sus ojos mientras que en sus labios mantenía una mueca neutral. Jaemin pasaba casualmente por ahí y decidió quedarse a ver. No porque quisiese pecar de curioso, solo que... Tenía un presentimiento; debía estar ahí donde fuera visible e invisible a la vez. Al único que veía con claridad era al chico y éste también le podía ver, pero no le dijo nada.

—Jeno-oppa, tú... Tú me gustas... —La voz de la chica sonó bajita pero lo suficientemente alta como para que Jeno la escuchara y se pusiera nervioso al instante. Nunca había pensado en que alguien se le confesaría y no sabía qué contestarle a la chica, quien mantenía la cabeza gacha. El de azabachada cabellera buscó la mirada del castaño.
Jaemin captó de inmediato. Ese era su llamado. Mientras se acercaba a ambos se dio cuenta que conocía aquella figura. ¿No era ella quien...? No lo podía creer. Con mayor razón ayudaría al chico.

—¡Oye! ¿Qué esperas, Jeno? ¡Vamos a jugar! —Sólo leyó el nombre en el suéter. La muchacha se asustó al escucharlo y ver su rostro. ¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué le había interrumpido? Aquellas preguntas pudo ver Jaemin en el rostro de la más baja mientras se llevaba al de azabachada cabellera.

A veces se preguntaba por qué se metía en ese tipo de situaciones. Después puede que se disculpara con la muchacha, pues tenía claro que no era muy educado ni agradable interrumpir una confesión, pero aquél chico y su mirada le obligaron a hacerlo, pues por algún motivo sintió que no quería responderle y dañar sus sentimientos cosa que no ocurriría, pues una semana antes él le había dicho que no podía aceptar sus sentimientos.

Jaemin se llevó a Jeno lejos del lugar, aparentando ir a jugar con un grupo de chicos que se encontraba por ahí y, cuando estuvieron lejos de la vista de la muchacha, Jaemin hizo que Jeno se sentara en el césped y él hizo lo mismo.
—No querías responderle porque ibas a decirle que no, ¿verdad? —El chico era fácil de leer, se veía muy bueno como para rechazar los sentimientos de alguien y su sonrisa, había que admitirlo, era la más encantadora que había visto. Ninguna de las chicas que había conocido hasta ese día podían hacerle la competencia a la sonrisa de Lee Jeno.

El de azabachada cabellera emitió una risita casi para él mismo, demostrando así lo avergonzado que se sintió al ser descubierto.
—¿Tan obvio soy...? —Preguntó, labios prensados mientras miraba al de cabellera castaña con cierta timidez.
—Digamos que sí. Y te digo, si te ayudé no fue solo porque me hiciste ojitos. —Murmuró, una carcajada emitiendo seguidamente cuando el otro hizo un puchero.
—¿Por qué fue?
—Porque esa misma chica me dijo que yo le gustaba hace una semana. No es como si me importara, de hecho la rechacé, pero nunca esperé que me superara tan rápido. No digo que sea imposible, pero... Siento que es porque no quiere estar sola. —Terminó su explicación, manos llevando a ambos costados para inclinarse un poco hacia atrás.

Jeno se quedó procesando unos instantes la información que le dio y luego sus facciones se aliaron para demostrar que había comprendido la información.

—Entonces...
—No digo que esté bien lo que hice, pero deberías decirle que no si no te gusta. ¿Sí? Y no solo a ella... Con esa sonrisa debes tener muchas admiradoras. —Le aconsejó, una sonrisa pequeña dedicándole.
—Uh... ¿Acabas de hacerme un cumplido por mi sonrisa?
—Sí. —La seguridad en su voz era casi tangible.
Las mejillas de Jeno se colorearon ligeramente, cosa que para Jaemin no pasó desapercibida.
—Solo mi familia me había dicho eso hasta hoy... —Era un poco vergonzoso que le hicieran cumplidos de la nada, más alguien que no conocía.
—¿Sí? Pensé que te lo decían a diario. Tu sonrisa es linda. —Ni siquiera tartamudeó al decir aquello. Jaemin tenía bastante confianza en sí mismo y en las cosas que decía.