IV

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El barco ya había zarpado. Liane seguía encadenada, pero esta vez a las rejas de su celda. No sabía a dónde iban, pero ya llevaban dos semanas en alta mar y se estaba empezando a cansar del olor a podredumbre y de la humedad del ambiente.

Era la tercera vez que Mario la visitaba. Se sentó ante su celda como las otras veces pero, para variar, esta vez habló:

- Hoy llegaremos a la isla...- informó

-¿Una isla?- le interrumpió ella

-Así es. Vivirás allí y no podrás volver a tu antiguo mundo, así que olvídalo todo: tu antigua casa, tus amigos, tu familia. Todo.

Le pareció que no iba a ser difícil; su casa había sido una esquina del establo de una cabaña. No tenia familia, y sus "amigos" eran los que habían hecho que ella acabara allí

Mario prosiguió:

-No podrás nombrar ni comentar tu vida pasada o, en el mejor de los casos, te matarán. ¿Queda claro?

-¿Por qué te preocupas por mi?- preguntó ella mirándole fijamente- Además, morir es lo que deseo ahora.

∞∞

Mario no podía seguir mirándole a la cara. Si ahora deseaba morir no quería pensar que le pasaría después de lo que le iban a hacer.

- Llegaremos en una o dos horas- dijo simplemente. Y salió a la popa del barco, donde ya se podía ver el atardecer.

No pensó en la chica que poco a poco se moría por dentro en una celda, eso hacía que la angustia ardiera dentro de él. No, pensó en él mismo. En lo que había sentido la primera vez que llegó a la isla. En lo que paso después. En las personas que había matado sin poder evitarlo.

La luz rojiza del atardecer hacia saltar chispas rojas en el agua, como si el mar ardiera. Mario cerró los ojos cuando una suave brisa le acarició. Miró a lo lejos y vio que allí, en el horizonte, comenzaba a distinguirse la isla.

∞∞

Nada más llegar a la isla le vendaron los ojos a Liane y le condujeron por lo que a ella le pareció un bosque. La hojas secas que habían caído de los arboles aquel otoño crujían bajo sus pies. Era de noche, y una brisa nocturna hacia a los arboles susurrar. Noto como pasaban a un camino, y después escucho el eco de sus pasos cuando entraron en un edificio.

Cuando le quitaron la venda de los ojos se encontraban en una habitación, no muy grande, toda de piedra. Había una ventana cerrada con un candado, y pegada a ella, sobre una tarima, una cama que parecía muy cómoda. A los pies de la cama un baúl.

Mario le dijo:

- Esta será tu habitación. Procura dormir un poco.

Ella asintió. Él abrió la boca como si fuera a añadir algo pero la volvió a cerrar y salió por la puerta. Liane la  cerro, se acerco a la cama y se sentó.

No sabía que le esperaba al día siguiente, pero decidió seguir el consejo de Mario y dormir un poco. "Mañana será otro día" pensó

Y fue el peor día de su vida.

Hola a todos :)

Me gustaría que comentarais que os han parecido los capitulos que llevo. Gracias ;)

Las fases de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora