“¿Por qué no hablas? ¿Tienes miedo? Yo no te haría daño” “yo fui quien apretó el gatillo” “¿quieres apostar?” “serás una criatura fascinante” “¿Tienes miedo?” “te imaginaba más alta” “cruzo el ADN de diferentes especies para crear otras nuevas” “el Doctor requiere tu presencia” “no te acerques más” “yo no te haría daño” “¿qué estarías dispuesta a perder?” “Eres muy raro Mario” “caí en un foso sin fondo” “una niña, un perro y un hombre” “mañana partimos” “llegamos a la Isla”
Toda su mente era un torbellino de recuerdos, pensamientos y emociones. Pero todo estaba plagado de dolor. Fue entonces cuando escucho una voz que no pertenecía a su mente:
– Oh mierda, Liane, ¿Qué haces aquí? –Mario levanto su cabeza y la miro con enfado– Estas demasiado cerca del pueblo. Podrías matar a alguien.
El dolor la seguía acosando, y ella seguía gritando. Mario la cogió en brazos y corrió alejándose del pueblo. En un espasmo de dolor Liane cayó al suelo y todo se volvió negro. Ya no había nada, ni dolor, ni gritos, ni Mario. Cuando volvió a abrir los ojos sentía que ese ya no era su cuerpo, la energía fluía por todos sus músculos, se sentía fuente. Estaba tirada en el suelo, Mario estaba arrodillado a su lado. Fu raro comprobar que cuando lo miraba ya no sentía que su estomago se revolvía, se dio cuenta que ya no sentía nada hacia él, ni odio, ni admiración.
Cuando se levanto se dio cuenta de que tenía algo en la espalda. Giro la cabeza y se sorprendió al ver dos grandes alas membranosas, como las de un murciélago, solo que mucho más grandes. Levanto una mano para tocarlas, pero se quedo a medio camino, mirándose aterrada la mano. Tenía garras. Miró a Mario y aun se asusto más. La miraba con una mezcla de decepción, asco, miedo,¿dolor? No lo pensó más, salió corriendo. Pero no llego muy lejos porque ante ella se extendía un gran acantilado. No paro, sino que al llegar a este, sin pensárselo dos veces, salto. Fue un acto reflejo el extender las alas y comenzar a volar.
Lo que sintió en ese momentofue indescriptible. Siempre había soñado con volar, pero hacerlo en la realidad era bien diferente. Se sentía poderosa, con el mundo entero a sus pies. Se olvido de que era un monstruo y disfruto de la sensación. El aire la acariciaba la cara con violencia. Miro hacia abajo, el agua revuelta del mar se extendía bajo ella, la adrenalina fluyó por sus venas. No pudo evitarlo, rió como no lo había hecho en toda su vida. Viró para dirigirse de nuevo a la Isla. En ese momento no pensó que podría haber volado muy lejos de allí, era como si estuviera obligada a volver.
Aterrizó en un claro, rodeado de arboles. Cerró los ojos para intentar calmar todas las emociones la acosaban. Cuando los abrió se dio cuenta de que no era la única que se encontraba allí. Una niña la miraba paralizada desde el otro lado del claro. Liane se acerco poco a poco hacia ella, hasta quedarse a tan solo tres metros de distancia. Había algo en su interior que la impulsaba a matar a esa niña, era como si su cuerpo pensara por el mismo y ella estuviera encerrada en su cabeza sin poder controlarlo, pudiendo solo mirar. Sin poder evitarlo tenso los músculos preparándose para saltar hacia ella, pero otro cuerpo se interpuso entre las dos. Era un animal muy grande, una especie de oso gigante pero con dos colas largas. Aquella criatura le enseño los dientes gruñendo. Liane sonrió, bueno, ella no, sino la criatura en la que se había convertido. Y entonces salto hacia el cuello del oso.
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Las fases de Venus
FantasyLa vida de Liane sufre un gran cambio cuando es secuestrada y llevada a la isla, un lugar donde la magia se hace realidad con ayuda de la ciencia. "Todos guardamos secretos" había dicho él, "incluso los dioses necesitan mentir y engañar" "Los dioses...