VI

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No sabía cuánto llevaba sin mover ni un músculo. Las horas giraban a su alrededor y los relojes de arena infinita la acosaban en sus sueños, como si estuviera destinada a quedarse encadenada en esa cama para siempre.

Tenía el vago recuerdo de como la habían desplazado, mediante una camilla con ruedas, hasta su habitación. Recordaba mucho el dolor, y aquel sonido estridente que le había costado reconocer como sus gritos. Recordaba a mucha gente a su alrededor. Y a Mario , ante ella, su cálido olor, el roce de su mano en la mejilla de ella... El pensar en él hacía que el tiempo pasara más rápido, y se concentro en ello.

Recordó como semanas atrás, cuando aun no se habían hecho a la mar, ya empezado su cautiverio, había despertado en mitad de la noche. Se quedo un rato en silencio y entonces escuchó una reparación entre la oscuridad. Forzó la vista intentando ver lo que producía aquel ruido, y entonces lo vio a él, Mario, sentado en una silla, a pocos metros de ella. Le vio levantar el brazo y dirigir algo hacia su boca. Después escucho el sonido de una botella que se vaciaba. El olor del alcohol le llego inundando sus fosas nasales. Mario estaba borracho, y por su posición en la silla y su densa respiración, se sabía que había bebido mucho.

Liane recordaba cómo se había acercado a él arrastrando las cadenas. Él había levantado la cabeza diciendo:

-No te acerques más- ella se sentó en el suelo. Él siguió hablando- Dime Liane, ¿si una persona hace algo malo pero no ha tenido elección, entonces es realmente culpa suya?- Volvió a darle un trago a la botella

Ella calló.

-¿Por qué no hablas? ¿Tienes miedo? Yo no te voy a hacer daño. Bueno... a no ser que no tenga otra salida. ¿Dirías entonces que soy culpable?

Ella siguió callada.

- Yo no te culparía- Dijo él- Lo comprendería.- Ella no habló, solo le miraba- Por favor háblame, necesito saberlo- había ansia y desesperación en su voz.

Fue en ese momento cuando a Liane, por primera vez, Mario le pareció un ser humano. Verlo tan desesperado, cuando siempre había visto su rostro tan imperturbable, hacia que algo dentro de ella se removiera.

A partir de ese momento, él siempre la había tratado con más humanidad. La había visitado alguna vez más, aunque nunca otra vez borracho.

Recordar esto cuando por su culpa había acabado allí, encadenada a una cama entre delirios causados por el dolor, era un poco contradictorio. Aunque, a lo mejor no tuvo elección...

Liane no sabía si sentir odio o pena hacia él.

∞∞

Un rato después (podrían haber sido varias horas o escasos minutos) alguien entro en su habitación. Ella giró la cabeza para mirarle. Era un chico, de rostro jovial, que no debía de tener más de 20 año, aunque por su pelo plateado y un extraño brillo sabio en sus ojos nadie lo diría.

-Así que tu eres la chica de la que no se para de hablar, mmm… te imaginaba más alta.- Sonrió de medio lado- Soy Max.

∞∞

Me encaaaaanta que voteis, pero porfa, comenten algoo, que si no me deprimo :(

q les parece? Mario tiene sentinientos :)

decidme lo q opinais de la historia, lo que os gusta y lo que no. Gracias ;)

Las fases de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora