VII

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Por décima vez, sintió la cascada carmesí descender de su nariz y boca. Respiraba con demasiado trabajo, en su paladar podía saborear su propia sangre, y su mente daba vueltas, perdiendo poco a poco el conocimiento. Claro, que Slenderman no lo dejaría desmayarse tan fácilmente.

Lo devolvió a la realidad de un solo latigazo con su tentáculo.

Escupió un poco de sangre y empezó a toser, su garganta dolía. Su rostro poco a poco se inflamaba junto con una marca rojiza que cruzaba toda su mejilla cortada.

Ann lo sujeto de sus cabellos, y tiro de ellos hacia atrás, Jeff le observaba con rabia mal contenida. Ella se mofo en su mirada.

Slenderman masajeaba sus nudillos, los cuales estaban levemente sangrando, producto de los continuos golpes proporcionados al asesino.

Jeff les miraba con cansancio, ¿Cuánto tiempo estuvo así?, No podría calcular las horas, pero tomando en cuenta que él regreso al bosque de mañana, y ahora esta por oscurecer le daba un indicio del tiempo.

—Ann, ya sabes que hacer.— Dijo el Ender.

La susodicha asintió.

Estrelló la cabeza de Jeff contra el suelo antes de levantarse e ir por lo que Slenderman le ordenó.

—Que...Perra...— Jeff susurro entremedio de un quejido, su garganta dolía.

Su vista viajaba por las ramas de los árboles y la poca iluminación que tenían. Respiró profundamente y dejó salir el aire contenido. Un suspiro para calmar sus reciente ataque de nerviosos al escuchar finas agujas chocar entre sí.

Ya empezaban a verse las estrellas detrás de un manto de luz naranja.

A como pudo se sentó en el suelo, apoyando sus antebrazos para darle soporte e impulsando su tórax para que este se enderezada. Con lo que le quedaba de su sudadera, limpio la sangre que goteaba en su quijada.

Miraba a Slenderman, luego a la enfermera, y por última su vista viajo a la casa del primer mencionado. Desvío su vista cuando casi choca con la de su hermano, que espiaba por una de las ventanas del pórtico, envuelto en la cortina color crema.

El Ender le inspeccionaba. No podía huir, esta vez no, se encargó de que sus piernas ya no pudieran moverse debido a grandes fracturas en sus rodillas. Estás apuntaban a un ángulo totalmente desviado al natural.

Ann se acercó nuevamente donde el Guardián del Bosque.

Slenderman tomo una de las jeringas vacías, la coloco cerca de su No-Rostro, inspeccionándola. El delirante asesino se dio cuenta, apretó sus labios en nerviosismo, trago con dificultad, aún sentía una especie de inflamación en su garganta.

Retiro el soporte que mantenían sus codos, y dejó caer su adolorida espalda sobre la suciedad del suelo terroso.

Slenderman estaba más que ansioso; le dio el objeto a Ann, y le indico que podía continuar.

—Dime Jeff, ¿Por qué el miedo?, ¿Tu madre era "Antivacunas"?— Pregunto el Ender burlesco.

—Ojala hubiera sido así.— Susurro Jeff para si, pero Slenderman le escucho claramente. —No. —Respondió Jeff un poco más fuerte. — Y no es miedo. Sólo... Nada.—

—Bien; Ann ¿Te gustaría practicar acupuntura?—

—... Hijos de puta.—

Dentro de la casa, Liu mordía sus uñas en ansiedad.

—Me alegro que al fin se haya terminado todo esto.— Opino Clockwork, mientras se masajeaba el cuello y se sentaba en los sillones de la sala.

¿Me Amas?. Jeff The Killer X Slenderman [PAUSADA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora