¿Me Amas?. Jeff The Killer X Slenderman [PAUSADA ]

XIII

Había estado muy silencioso su día, para ser alguien con bastante movimiento en su trabajo, hoy era un día "Simple".

Y eso no le gustaba.

Se supone que debería está cerrando tratos, de aquí para allá, arruinando vidas, y en el mejor de los casos, asesinándolos.

Si...Los mortales llegan a ser demasiados molestos en cuanto a sentimientos.

Aunque algunos lograban sorprenderlo, como ese Portador.

¿Cual era su nombre?.

Así, si, Jeff.

Un espécimen interesante sin duda.

Altivo, precoz, indomable...

Simples sinonimias líricas que denotan la euforia de aquel Mortal, (Aunque ya no lo sea); hace días que no escuchaba de él, al parecer el Guardián del Bosque puso un alto a las desenfrenadas masacres de cada noche...Ese sujeto no tiene un límite al derramar sangre.

Casi le recordaba a él en sus viejos tiempo.

Suspiro, observando el cadáver putrefacto a su izquierda...

Las larvas estaban haciendo su trabajo, comiendo cada parte de aquella carne muerta y sin valor, ese rara forma de preservar el cuerpo para evitar que continúe la descomposición le fue un poco útil, aunque simplemente este atrasando lo inevitable; le molestaba el hecho de verlo todos los días...

Y no, esta vez no se refiere al cuerpo.

Estaba sentado en su escritorio, ya se sentía más relajado, eso quería decir que estaba por anochecer, y tendría que ir otra vez a ese lugar...Era la segunda vez esta semana, por alguna razón se estaba volviendo más constante, pero no le molestaba, por que no lo entendía.

La ignorancia.

Aunque tiene como defenderse, no tiene sentimientos.

Y si los llegara a tener, no sabría que lo son.

La pequeña cajita sobre el mueble empezó a despedir una melodía muy conocida; era un artefacto muy peculiar, no más grande que una caja de cerillos ordinaria, debía ser pequeña para no llamar la atención; su decorado era una cabra, solamente era su cabeza, en la tapa, color rojo opaco, lo demás lados adyacentes eran negros, el animal sobresalía por el color.

La melodía consistía en bajos nobles, con concordancia aguda, para resaltar la profundidad del sonido.

Todo aquel que lo escuchara, sentiría una mezcla de sueño y nostalgia.

En sí, era hermosa.

Como una canción de cuna, pero con dejes de soledad.

Frunzo levemente su entrecejo, observó el objeto con calma, dejaría que termina de transmitir aquel sonido para levantarse.

Era una señal de que su presencia era requerida en el Inframundo.

Sinceramente, nunca lo entendería...¿Por que el?, de todos los sirvientes que él poseía en su reino...¿Por que lo escogió a él?.

Nunca lo sabría.

Podría preguntar, pero quería seguir viviendo.

Jamás se debe reprochar o preguntar algo de sus decisiones a Zalgo.

Amenos que quieras que tu mera existencia se acabe y entre un sufrimiento eterno que jamás cesará.

Los humanos lo llaman infierno.

Los Entes terrenales lo conocen como el patio de juego de Zalgo.

Vaya, segunda vez que lo nombra en sus pensamientos, si lo hace una vez más, podría ser su fin.