Suspiro con cansancio, la herida de su brazo estaba sangrando con demasiada fluidez, tanto era así, que empezaba a gotear perlas rojas de su grueso uniforme, Jeff miró con decepción su extremidad y prosiguió a girar su cuerpo hacia la habitación a sus espaldas, era inmensa, había un gran tragaluz en el centro del techo ovalado, solo poseía algunos pedazos rotos de vidrio con musgo cayendo en forma de guirnalda verdosa, las telaraña hacían su debut colocando pequeños brillos cual cristal por reflejo del sol, el piso era de una cerámica rota y gastada, con rosas difuminadas, pálidos y casi irreconocibles entre el rojo y el violeta, en el centro de la habitación había un sofá desgastado de color café, a sus extremos dos escaleras con barandales decorativos de arte Barroco del siglo XX, con diamantes y rosas talladas a mano en el cemento, con moho; al extremo izquierdo una habitación, al derecho igual, poseía un olor a agua estancada y un animal en proceso de descomposición. Jeff inhalo el aire contaminado, disfrutando.
—Si, es aquí, sin duda. — Sonrió ante su propia afirmativa.
Avanzo unos pasos, adentrándose en aquel edificio, se dirigió al viejo sillón lo observo con serenidad, su viaje había finalizado, tomo su cuchillo y con paciencia desgarro la vieja y mugrosa tela de aquel mueble, encontró una llave dorada, tal como ella se lo había dicho.
''—Si encuentras un sofá, viejo, sucio y que parece que esta hecho de piel y huesos humanos, rompe la tela y busca una llave dorada en su interior, con suerte él te dejara entrar.—''
Las palabras hacían ecos en recuerdos un poco lejanos.
Tomo el objeto y dio vuelta sobre sus talones, subió el tan precioso barandal de la izquierda y entro en un lumbral que no poseía puerta, lo único que se escuchaba era el golpeteo del agua caer y los pasos mojados y seguros de Jeff; el caminaba lento observando su ambiente, a pesar de que lo conocía tan bien como el mango de su tan amado cuchillo, por raro que parezca.
Solo necesita esperar y desear que sea tan fácil como el hecho de entrar a la propiedad.
''—Ten cuidado Jeff, los pocos testimonios que encontré fue de gente delirando; esos fueron los sobrevivientes cobardes que escaparon y él se los permitió. Si no mueres con Slenderman, intenta no desaprovechar esa inmenso logro muriendo a manos de ese sujeto.—''
Como si fuera tan estúpido.
Pero algo lo sobresalto, la puerta principal fue abierta, pues esta rechino, Jeff se oculto detrás de un pilar como decoración del lumbral.
—... No entiendo por que siempre me envían a revisar este cochinero...''Es tu deber, Rob''; ''As algo bueno, Rob'' ¡Jódanse todos!— El tono de voz era cansado y rencoroso.
Jeff se deslizo por la pared hasta sentarse en el sucio piso, observo quien era esa persona, al parecer la suerte de este día era toparse solo con oficiales, pues efectivamente, era uno.
Sonrió con alegría, podría divertirse un poco mas.
El oficial era un viejo fanfarrón, muy obeso, poseía un uniforme de guardia de seguridad del centro comercial, pero sin ser uno. Jeff observo a su alrededor y encontró una pequeña piedra afilada, eso le podría servir.
La tomo y la arrojo con dirección a la cabeza del oficial, no hay que dudar por supuesto, de la perfecta puntería de la que el mismo se galardonaba. Aserto.
El oficial gimió un poco por el inesperado golpe y por el dolor, movió su mano a la zona afectada, sin duda había sido un buen golpe, pues estaba sangrando.
Jeff amplio su sonrisa eterna.
Tomo con firmeza el mango de su cuchillo y bajo las escaleras con total naturalidad, el oficial no se había percatado de la presencia de Jeff, pues estaba demasiado ocupado maldiciendo toda su vida como para hacerlo.
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¿Me Amas?. Jeff The Killer X Slenderman [PAUSADA ]
FanfictionDando vueltas en círculos, como animales sin cabeza. Es el destino que prepararon para estos dos. El Egoísmo y la Obsesión fue el detonante del caos dentro de aquella ciudad deshabitada y olvidada. ¿Es parte de los sentimientos muertos volver a caer...