Adejedate

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Holi, si no habéis leído Sueña hasta el final, mejor dejad de leer ahora. Os amoooo

P.D. Si aún no lo habéis hecho, cotillead Alzar la voz, en mi perfil

Agosto de 2018

Glenda sonríe cuando escucha el timbre de su casa. Hace por lo menos media hora que Raoul le ha avisado de que ha llegado a la isla, así que ya debería estar ahí. Y a Agoney no debe de quedarle demasiado tampoco.

Abre la puerta con una sonrisa ilusionada, que se va a la mierda al descubrir que no tiene delante a un chico de apenas metro sesenta y cinco con una sonrisa nerviosa. No. El chico que tiene delante es mucho más alto que ella, tiene un tupé rubio y llevaba sin verlo desde que se mudaron. Y, la verdad, ojalá siguiera así la cosa por mucho tiempo.

—Hola, guapa. —Quiere vomitar—. ¿Está Agoney?

—Para ti no. —Intenta cerrarle la puerta, pero es más rápido, colocando un pie para que le resulte imposible cerrarla y entrando.

El chico se pasea por el salón de su casa de Adeje con despreocupación, como si la poseyera o algo así. La morena no puede evitar ponerse nerviosa ante el pensamiento de lo mal que lo ha debido de pasar Ago por esa manera de ser de su ex.

—Jesús. —No le hace caso hasta que lo llama tres veces—. Puedo llamar a la policía ahora mismo, así que lárgate. Esto es allanamiento como mínimo.

—¿Allanamiento? —Abre los ojos con fingida sorpresa—. ¿Por qué? Si me invitaste a pasar, Glenda, cariño, no te sulfures. Solo quiero encontrar a Agoney.

Antes de que acabe de pronunciar su nombre, el timbre vuelve a sonar. Glenda cierra los ojos, intentando tranquilizarse, porque sabe perfectamente quién es.

—Parece que vamos a reencontrarnos ahora mismo. —Se dirige hacia la puerta a paso rápido, seguido por la canaria.

—Agoney tiene llave, idiota —susurra para que no pueda escucharla.

La puerta se abre, dejando ver a un rubio bajito, con una mano apoyada sobre el marco de la puerta y la otra sujetando una rosa roja. Glenda suspira. Así quería sorprender a su novio.

—¿Quién coño eres tú? —Arruga la frente al ver a Jesús, pero se tranquiliza al ver a Glenda—. Ah, Glen, perdón por lo de tu amigo. —Se abre paso, llevando a rastras una mochila llena de ropa—. ¿No ha llegado Ago aún?

—No, eh...

¿Cómo le dices al novio de tu hermano que está delante del gilipollas que le rompió el corazón y lo volvió super inseguro?

—Lo espero aquí, no te preocupes. —Arquea una ceja, al ver que Jesús también lo está siguiendo por toda la casa—. Os vais a ir, espero.

—¿Quién eres tú? —Un dedo de Jesús se posa sobre la superficie de la camiseta de Raoul.

El rubio lo mira con cara de mala hostia y le aparta el dedo.

—Raoul —contesta—. El novio de Ago. Supongo que tú serás amigo de Glenda...

—Ni de coña. Si me odia... —Raoul arruga la frente. La canaria está tensándose por instantes—. Soy Jesús. Antiguo novio de Agoney. Venía a buscarlo para quedar y ponernos al día, pero ya veo que tienes monopolizado su día...

Si la boca del catalán se ha abierto cuando ha dicho su nombre, vuelve a cerrarse según acaba la frase, mientras se pone rojo como solo él sabe y aprieta los puños.

—¿Tú... eres el idiota que lo sacó del armario delante de todo el mundo por una estúpida apuesta? —masculla—. ¿El que se lo follaba sin apenas dejarlo acabar? ¿El que hizo que le costara confiar en mí?

Sueña-One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora