Los meses pasaron con velocidad. Era en cierta medida mareante. Pero sin duda Toris no podía sino sentirse aliviado al volver a salir a la calle, al respirar aire fresco, al estar en su propia habitación, ahora sin aquellos guardias que le habían estado vigilando los años atrás antes de que le secuestraran. Pero lo más complicado eran las reuniones entre los dirigentes de cada país. Las noticias anunciaban de vez en cuando reuniones mundiales, algunas por el medioambiente, otras reuniones de la OTAN, ONU, UE, seguridad, economía... Muchas más de lo normal. Nada más lejos de la realidad. Todas aquellas reuniones tenían la misma temática, oculta al ser la existencia de las representaciones secreta para el público normal. Qué hacer al respecto, como juzgar a quienes habían estado envueltos, ya que había afectado a demasiados gobiernos. El gobierno chino exigía la cabeza de quién al parecer había estado torturando a Yao, además de la del dueño del lugar. Sin embargo este último los países occidentales denegaban tal idea. Les había costado, pero finalmente habían llegado a un acuerdo sobre cómo proceder. El dueño sería juzgado de forma internacional, en un juzgado secreto en Amsterdam, igual que quienes habían financiado el proyecto, los cuales para sorpresa general eran más de lo que se pensaba, todos en las altas esferas políticas. Debido a ello no les fue difícil ocultar el verdadero motivo con un falso escándalo de corrupción. Por el contrario, quienes hubieran hecho daño directo a representaciones específicas, serían juzgados por el gobierno de la víctima con el permiso de los gobiernos de los agresores cedido durante las reuniones. Debido a ello, a Toris le habían llamado como testigo presencial en el juicio del Vaticano, el cual ya duraba tres días. Relativamente corto para un juicio de tal magnitud, sin embargo ya empezaba a sentirse física y mentalmente agotado. Pero sobre todo Andrea le preocupaba. No le había visto en ningún momento. Ni en aquellos meses ni en los juicios. Únicamente habían dicho que debido a su estado mental no era buena idea exponerle a tal situación. Únicamente había respondido a las preguntas por vía telefónica. Su voz al menos ya sonaba más normal pese a que siempre era rápido, para evitar así que se notase el más que evidente miedo que sufría. Tras declarar de nuevo, volvió en silencio a sentarse, algo nervioso.

- Bien, ahora me gustaría presentar a un testigo sorpresa - anunció el fiscal, señalando la puerta - Por seguridad su identidad no fue revelada con anterioridad, igual que su presencia.

Las puertas se abrieron, y para mayor sorpresa de Toris, vio como Ro, elegantemente vestido como siempre le había visto, con aquel eterno gesto serio, entraba junto a un guardia para ir a sentarse para declarar.

- ¿Puede decirme su nombre?

- Robert Argall.

Varias preguntas de la índole se siguieron. Sin embargo la atención estaba puesta en la seria mirada de Robert que era devuelta por la furiosa mirada del acusado.

- Bien... ¿Podría relatar los hechos? Desde el principio.

- Al principio desconocía de la naturaleza de las representaciones. Sin embargo, un día, mi socio Salvator Bell aqui presente, bueno, ahora ex socio, me comentó el asunto. Dijo que debería ir, que habían llevado a la representación de Lituania. Y puesto a que mi madre y mi esposa son lituanas pese a vivir yo en Escocia, debió de pensar que me agradaría la idea de conocer a la representación de Lituania. Enseguida comprendí de que iba el asunto, para mi desagrado. Fue algo difícil lograr una reunión con la Primera Ministra de Reino Unido a puerta cerrada, pero en cuanto descubrió lo que sabía me puso en contacto con otros gobiernos. Todo esto de forma secreta. Decidieron que lo mejor sería que aceptase la invitación. Antes incluso de ir sospechaba de lo que mi socio podía estar haciendo, y no tardó en confirmármelo. Por ende volví a reunirme. Me pidieron que creara una situación donde hubiera un testigo, alguien que confirmase y participase en lo sucedido. Así que pagué para que Laurinaitis se escapase de forma controlada y viera lo que sucedía.

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