Era un día como cualquier otro. Estaba regresando a casa con mamá luego de hacer unas compras para celebrar el año nuevo: lentes, serpentinas y globos amarillos. Llegábamos al centro de Lima cuando nos topamos con una escena poco común. No es por matar el feeling, pero ya no es tan frecuente ver a una persona declararle su amor a su pareja en un lugar público. La escena era la siguiente: ambos estaban sentados en una banca, y el chico estaba arrodillado diciéndole algo. Aun cuando tengo buen oído, no llegué a escuchar bien lo que había dicho; solo un firme: ¡Sí, acepto! Mi reacción fue de "Aww, qué tierno", así en automático. Ya no importaban las palabras exactas de este chico; la respuesta de su novia era más que suficiente.
Quizá en estos tiempos tan 'post-modernos' el matrimonio sea relegado a un segundo, tercero o cuarto plano. Para mí, el matrimonio es un pacto; un pacto de amor entre dos personas que han aprendido a amarse muy a pesar de las diferencias que tengan. No concibo una relación donde todo sea amor y felicidad, con unicornios y un lindo arcoiris. Es por ello que muchas familias se van al tacho, porque 'nadie' les dijo que sería difícil y que vendrían tiempos críticos. Otra vez, en tiempos tan 'prácticos', las relaciones no siempre apuntan al matrimonio, sino a pasarla bien sin importar lo que pueda pasar.
Los matrimonios 'modernos' son tan pero tan particulares que el solo hecho de llegar a 2 años de casados ya es todo un logro; una proeza. Algunas parejas piensan que se rompió 'la magia' y que el amor se esfumó. Yo creo que el matrimonio es el testimonio público del amor que tienes hacia tu pareja. Si eres de aquellos que muere por gritar al mundo entero que la/o amas; ésta es la ocasión perfecta.
Cuando me hablan de amor, siempre recuerdo a mis abuelos. Aún cuando uno de ellos ya no está, siempre pude ver el gran amor que se tenían. Él nunca dejó de amarla a pesar de la enfermedad y del inminente fin. Cada vez que pienso en su amor digo con plena seguridad: ¡Ése es amor del bueno, caracho! ¡Yo quiero un amor así! Un amor que no se rinde y permanece firme a pesar de todo.
El matrimonio no es el fin, no es el apocalipsis ni mucho menos una cárcel. El matrimonio es el inicio de una gran aventura, con altos y bajos, tiempos bellos y tiempos difíciles. Ahora bien, es una gran decisión y no debe tomarse a la ligera. Hace falta ser maduro en todo el sentido de la palabra (sí, ya sé que el común de los hombres maduran a la velocidad de un caracol, pero al menos vale el intento). Solo cuando estés verdaderamente preparado podrás ponerte frente a tu novia, hacerle esa pregunta tan trillada pero a la vez clave: ¿Te casarías conmigo?, y si ella sabe que eres el indicado, no dudará en responderte: "Sí, acepto".
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Short StoryEl autor nos sumerge en su mundo a través de historias cortas donde comparte experiencias divertidas e interesantes. De igual manera, reflexiona sobre temas aparentemente comunes pero con un estilo particular, brindando así una lectura ligera. Esta...