Finalmente

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Pero no fue fácil atenderlos al inicio. Él día que debía reunirme con este caso recibí la llamada de Salvador.
-Ven al hospital, debes conocerla-Se oía feliz y eso lo hizo colgar rápidamente.

Cuando tenía 30 años conocí al bebé más hermoso que pude ver.

Ella tenía enormes ojos y pestañas, s su cabello rizado como su padre, el tono de piel era canelita suave, nariz chata pero pequeña. Era hermosa en todo el sentido de la palabra.

-¿Puedo cargarla?-Miré a Sara y ella asintió.

Tomé a la pequeña niña de los brazos de Sara, acaricié su cabello y sus pies. Nunca me gustó agarrar a los niños de las manos o tocarles su cara. En lo personal me molestaba que las personas hicieran eso.

-¿Qué piensas de ella Tiago?-Preguntó Salvador.

-Que es demasiado bella, tiene los rasgos más bellos de ustedes, ¿Cómo se llamará?- Miré a Sara y luego a Salvador- ¿Por qué ya saben como se llamará esta preciosidad verdad ?.

Se miraron los dos de la misma manera en que mis padres lo hacían mientras planeaban algo.

-Dana- Dijeron al unísono. Yo miré a la pequeña bebé en mis brazos.

-Pequeña Dana, te cuidaré incluso de tus padres, yo te consentiré. Y gastaré todo mi sueldo en ti- Salvador y Sara sonrieron y rápidamente llego el momento de irme para que tanto Dana como su mamá pudieran descansar.

-Lamento haberte llamado en el trabajo Tiago- Salvador decía eso mientras caminaba por el pasillo del hospital.

-No importa, reagendé el trabajo, todo tiene solución- Sonreí y puse mi mano en su hombro mientras seguíamos caminando.

-¿Entrevista?-

-Sí-

-¿De qué era?- Salvador nunca preguntaba con la insistencia que tenia ahora.

-Entrevista para hospital, sólo es eso-cerré la puerta del hospital y no permití que Salvador saliera para acompañarme-Cuida de ellas, pronto los veré y traeré regalos.

Me dirigí a mi carro, lo abrí, me senté en él asiento del piloto , puse mis manos en el volante y recargué mi cabeza.

¿Por qué no podía tener yo eso?.
Las lágrimas que controlé tantos años salieron. Sentía impotencia, me sentía frustrado.

Cuando al fín me calmé fuí a mi casa a bañarme.
Sentí como regresaba mi cordura mientras el agua caía por mi cuerpo.

No me podía imaginar cómo Salvador podía soportar saber tanto y no poder hacer nada.

Me fijé bien la hora de la cancelación del reportaje que me habían pedido y era para el día siguiente, la cita quedó agendada para las 12:00 pm.

Debido a que era temprano y no regresaría al trabajo ese día me puse a dibujar.

Dibujé en los brazos de su madre a la bella niña que acababa de conocer, puse la fecha y la firma. Sería el primer regalo que le haría a la pequeña.

Llegué a mi trabajo al día siguiente y cuando llegó la hora citada fuí a aquel hospital donde me esperaba una pareja con su hija de 12 años.

Sus padres con lágrimas en los ojos me explicaron el caso de su hija Patricia, y la importancia que tenía la nota periodística, yo accedí a hacerla, pero en el fondo sabía que era difícil esperar resultados.

Seguí esta historia por 5 años pero desgraciadamente no conseguíamos ningún avance.

En mi último intento, decidí hablar con los padres de la pequeña, para sacar una última nota la cual debería ser desgarradora.De esa forma llamaríamos la atención de algún tipo de organización o de un empresario que necesitara hacer trabajo social. Ellos accedieron esperando algún tipo de milagro.
No tenían la menor idea de lo que pasaría o el cambio que sufriría su entorno, sin ellos saberlo, el milagro llegó de una forma que jamás lo hubieran imaginado.

Sin mi hilo rojo (Disponible En Físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora