Bienvenido a Monts

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Empezamos a bajar del avión y llegó la hora de sellar el pasaporte. Mientras esperábamos en la fila Salvador hablo de nuevo.
-¿ Cómo te gustaría morir?- volteó a verme con una mirada fría.
- Salvando a alguien- contesté de la forma más firme que pude.
-Típico de tí, siempre con delirios de héroe. Nadie creería que eres carga negativa, pero es más el hecho de demostrar que no lo eres. Siempre quieres cambiar eso, pero tus motivos no son totalmente buenos-
Salvador pasó antes a sellar su pasaporte. Tocó mí turno al escuchar el siguiente. Terminando los procedimientos salimos del aeropuerto para ir a comer estábamos en la ciudad de las luces y del amor París.
La torre Eiffel era impresionante fuimos a comer al café Gustave un ambiente relativamente familiar, comimos en las mesas que estaban fuera del local.
Nuestro paso en París fue breve, conocimos lo básico o más bien lo necesario, de pronto llegó la hora de tomar el tren a Monts. Este costaba 30 euros y nos hacíamos casi hora y media en llegar a nuestro destino.

Después de llegar al pueblo, nos hospedamos en un pequeño hotel del lugar.
-Ya casi llegamos a nuestro destino- Salvador dijo satisfecho.
-¿Qué tan lejos de aquí está el lugar?-pregunté mientras abría la cortina de la habitación y notaba a la lejanía un pequeño río.
- Unos 10 min caminando, vamos justo donde estás mirando- Salvador sé acostó en una cama dejando que sus piernas sobresalieran de ella.
-¿Cómo se llama el río?- pregunté mientras seguía mirando desde la ventana.
-Río Indre, aunque también existen varios riachuelos conectados a él. Sinceramente pensé que preguntarías más en el viaje, te quedaste muy callado-
-No es como si me naciera preguntar algo en ese momento. Pero creo que la situación a cambiado, te atiborraré con preguntas. Al menos eso creo- Me senté en el filo de mi cama.
-¿ Qué quieres preguntarme?- Salvador había cruzado sus brazos detrás de su cabeza.
-¿Cómo es ella?-
-¿Quién? - Salvador me miró con cara consternada.
- Tú par- Él soltó una leve carcajada antes de contestar.
- Pensé que preguntarías de tí- negué con mi Cabeza.
- Tengo curiosidad-
- Ella es segura de si misma, encantadora y cautivadora. Su piel es pálida, sus ojos pequeños y tienen un tono aceitunado. Sí, ella es perfecta siempre lo ha sido- Salvador sonrió para si mismo.
- Suena angelical- me levanté a caminar un poco en la habitación.
- Lo es, lo verás cuando regresemos, ¿ Qué más preguntarás? - se incorporó para sentarse como yo estaba hasta hace unos momentos.
- ¿Hace cuanto me conoces?- se inició una serie de preguntas sin descanso.
-Unos dos mil años-
- ¿Qué edad tienes?-
-27, tres más que tú-
- Me refería al tiempo de tú alma-
-Demasiado complicado, mucho más que tú-
-¿ Desdé cuando tienes memorias?-
- Esta vida, aunque suene ridículo desde el año y medio. De las interiores se podría decir que de la mayoría-
- ¿Lilith era mala?-
- No, su par era un demonio saca conclusiones-
- ¿La corrieron del Edén?-
-Ella se fué-
-¿Por qué?- Salvador sé volvió a acostar y se metió dentro de las cobijas.
- Por que sí- no conforme con la respuesta me acerqué a él.
- Eso no es una respuesta-
-Lo es y ya cállate-
- Tú diste luz verde para preguntar-
- Se acabo tu tiempo vete a dormir-

Me acosté en mi cama y cerré mis ojos.

-Bienvenido a Monts- se escuchó la voz de Pía pero no lograba verla, por lo cuál miré detrás mío
- Hola Pía, gracias - Su cara se veía llena de alegría y me contagió su sonrisa
-Estas cerca de donde vivíamos-
- ¿Vivíamos?-
- Si recuerda que éramos vecinos cercanos- mi cerebro había creado la ilusión de que vivimos juntos.
-Tienes razón, ¿Me podrías decir que debo buscar mañana?- Sonreí coquetamente
- Sólo te diré que tendrás que excavar para encontrarla, al menos un poco-
Se acercó despacio para susurrarme en el oído.
-Te sorprenderás con lo que encuentres- Abracé a Pía.
-Estoy más cerca de ti en este momento-
- Lo sé y me alegra demasiado, el tiempo aquí se te pasará más rápido de lo usual y verás flashback llegar a tu memoria-
-Eso era de imaginarse, pero estoy alegre de que estoy más cerca tuyo-
-Tienes razón, por cierto síguele haciendo caso a Salvador, recuerda que te amo- Pía beso mis labios y en ese instante sentí que el cielo había descendido.
-Llego la hora de irme, yo también te amo Pía, mañana buscaré lo que me una mas a ti-
Al despertar vi que Salvador abrió mi maleta y sacó el dibujo de Pía sentada frente al árbol, en ese extendía su mano para que la tocará de alguna forma. También saco unas botas y un abrigo.
-Es hora de iniciar el regreso a tu amada-

Sin mi hilo rojo (Disponible En Físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora