Pensé en los errores que pude haber cometido para que me encontrasen tan rápido, pensé en la gente que conocí hasta este momento, pensé en quien pudo haber sido la persona que se me acercó por una orden y no por querer hacerlo de verdad, pensé en quién es el o la maldita persona que siempre supo donde me encontraba.
Pero todo hilo de pensamiento perdió razón cuando la ventanilla del lado del copiloto empezó a descender. Mire mi alrededor atentamente buscando algo con lo que atacar si eran demasiados; Si me iban a llevar no se las dejaría gratis, pelearía hasta el final.
Detuve mi verborragia mental cuando la ventanilla bajó lo suficiente como para ver quien o quienes estaban dentro.
Juro que incluso ellos escucharon como el corazón me volvía a latir con normalidad ,los miré unos segundos en silencio, sin emitir sonido o gesto. Hasta que el copiloto chasqueó la lengua, en una simpática mueca de incomodidad.
-No soy de incomodarme por nada, pero esa mirada tuya me ha incomodado demasiado, ya deja de mirar como si quisieras matarnos -se queja como un niño pequeño Sergay.
-¡¿¡¿¡¿Como quieres que los mire si me han dado un susto de muerte?!?!?! -les digo de forma seca- Hubieran al menos hablado antes de parecer mafiosos acercándose con el auto.
- Lo sentimos, no queríamos asustarte Elizabeth -dice Vittorio un poco apenado- Te llevamos a casa, sube -dice para que luego Sergay abra la puerta y me ceda su lugar.
En ese instante sentí los engranajes andando a toda velocidad en mi cabeza, por un minuto me quedé helada mirando el asiento ,hasta que volví al mundo real. Me subí musitando un pequeño gracias y les di mi dirección, luego buscaría otro lugar en el que vivir.
Todo el camino Sergay fue relatando una que otra anécdota de su adolescencia ,incluso de su niñez, en verdad me hizo reír bastante.
-¿Y luego que pasó? -pregunto realmente interesada en saber que pasó con el animalito que encontró en el jardín y se metió en el bolsillo.
-A mi madre le pareció sospechoso que no haya querido cenar, y me siguió hasta mi cuarto, cuando vio que tenía una rana enorme en la manos casi me corre al patio junto con la rana -termina diciendo con una mueca en la cara. Me rio tanto que hasta siento que me falta el aire.
Vittorio solo nos mira de reojo ,no se si está enojado o incomodo pero lo paso por alto ya que sin darme cuenta llegamos a mi caja de zapatos.
-¿Acaso vives en este lugar? -pregunta el chico que me hizo reír todo el camino. Yo miro por la ventana del auto el edificio, parece literalmente abandonado, se cae a pedazos ,es inseguro hasta la mierda.. Tal vez tenía razón al mirar hacia el edificio así , pero no tengo dinero para pagar algo mas y es un lugar en el que justamente no buscarían a nadie , y eso es lo que me sirve.
-Bueno aquí me bajo -digo abriendo la puerta del auto.
-¡Espera! - dice Vittorio cuando estoy por bajar- ¿No quieres venir a cenar con nosotros ? Aún no has comido nada en todo el día, y Sergay seguro tiene hambre de nuevo - dice mirando a su amigo con una ceja levantada.
-¡Oye no lo digas como si eso estuviera mal! Me haces sentir un gordo hambriento que solo piensa en la comida -dice medio indignado, Vittorio lo mira con una ceja alzada- Bueeeeeno.. tal vez tenga un poco de hambre -termina de decir ,rascándose la nuca y mirándome un poco tímido- ¿Qué dices.. Vienes?
Lo pensé unos segundos, en verdad Vittorio tenía razón, no había comido nada y sinceramente tampoco lo haría al entrar.
-Tal vez podría acompañarlos -dije mientras me volvía a sentar y cerraba la puerta del auto. Ambos sonrieron.
-¿Que opinas de unas pizzas con extra queso? -dijo él en tono amable, mi estomago hizo un ruido bastante fuerte, el se río y yo me sonrojé- Bueno, tomaré eso como un si.
Dicho esto, emprendió viaje a lo que supongo era la pizzería.
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Sin Mirar Atras #Wattys2018
Short StoryCuando Elisabeth logra escapar de aquel lugar ya no es la misma,con sus 19 años tiene mas experiencia que cualquier chica de su edad. Ella sabe como defenderse,es lo único que no se arrepiente de haber aprendido.. Quiere empezar de cero,y para eso...