Tres.

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Pensaba que llegaría de las primeras a la manifestación porque acudí al lugar que me indicó la rubita una hora antes para coger buen sitio, hacer las mejores fotografías de toda la facultad y sacar un 10... Pero no, ya había como 50 personas, o más, no iba a pararme a contar cuando podía invertir mi tiempo en buscar a Alba entre la multitud. Estaba segura de que estaría allí porque si no recordaba mal me comentó que ella se encargaba de organizar.

La verdad es que tardé cerca de 15 minutos en encontrarla... Me dí cuenta de que la había visto unas 5 veces antes, pero que no me había dado cuenta de que era ella por su altura... Me reí yo sola antes de acercarme con la cámara y hacerle una foto.

— Natalia Lacunza, de la gaceta de la facultad. ¿Es cierto que la manifestación de hoy reúne a más personas que las que suelen ir a clase de normal? —bromeé.

Alba me miró a los ojos y sonrió mordiéndose la lengua.

— Ligona de instagram y periodista de postureo, tienes los mejores títulos.

Se acercó a mí para abrazarme y besó mi mejilla después.

— De postureo hasta que me gradúe, enana.

— Ya empezamos... —se quejó rodando los ojos, pero se notaba que era broma— Es que tú eres muy grande y me ves pequeña, pero no soy una enana.

— No soy muy grande, mido la estatura normal... en un país con personas altas... —miré hacia otro lado por un instante y después sonreír ampliamente. — Pero es adorable tu altura, mira... —la abracé sin agacharme. — Literalmente llegas a mi cuello.

— ¿Y eso te parece adorable? —preguntó encogiéndose de hombros. — Al menos no me doy contra las puertas al salir.

— A mí me parece adorable... Y lo de las puertas y el metro es un gran problema —me acerqué a ella para susurrar discretamente, — por eso voy en bici—.

— No te flipes, que no eres Hulk. Te falta altura, verde y músculos. Anda, ven —agarró mi mano y me llevó entre la multitud, que había crecido mientras estábamos charlando.

Me dejé llevar por ella y fui haciendo fotografías mientras caminábamos.

— Yo voy a estar aquí casi todo el tiempo—dijo señalando una pancarta que portaba el logotipo de la universidad madrileña y el que supuse que era el nombre de la famosa asociación. — Si necesitas algo me lo dices, ¿vale?

Soltó mi mano y agarró el megáfono que le ofreció una de sus compañeras.

— Nos vemos luego —sonrió y apartó la mirada para encender el aparato.

Le hice un par de fotografías porque la verdad es que estaba preciosa así de... activista, y el resto me entretuve buscando el top 10 pancartas de la manifestación que quedarían estupendas en mi trabajo.

Un rato después me salí de la movida y me senté en un banco a fumarme un cigarro, satisfecha por el trabajo y observando las fotografías por encima. No sabía conseguiría ver a Alba de nuevo en la manifestación, así que le mandé un mensaje.

"Gracias por ayudarme con el trabajo, han salido buenas fotos. Estoy en mi banco favorito frente a la entrada de la facultad de comunicación"

"No sabía que tenías banco favorito porque es la primera vez que nos vemos, pero creo que lo encontraré. Recojo unas cosas y voy."

Alba tardó una media hora en responderme, pero imaginaba que sería así porque la manifestación ni siquiera había acabado cuando yo decidí irme. Me puse a escuchar algo de música mientras esperaba.

—Natalia, lo siento —dijo mientras caminaba rápido hacia mi. — No puedo ir a comer, sé que te aviso muy tarde.. Pero tenía comida familiar y lo olvidé por completo. ¿Me perdonas? —preguntó haciendo un puchero.

No me iba a enfadar por aquello pero había que reconocer que el gesto de la rubia fue bastante adorable.

— No pasa nada, bonita. Podremos quedar en otra ocasión, si quieres.

— Sí, de hecho había pensado en invitarte a cenar en casa. Yo cocino, y así compenso haberte dejado tirada porque me siento fatal.

¿Primera cita y en su casa? Aquello sería divertido.

— Claro, por qué no. ¿Quieres que lleve algo?

—¡Aaaaaaaalbi! —exclamó una chica rubia que movía enérgicamente la mano.

Alba se levantó y le hizo un gesto con la mano indicándole que se acercase. Después la abrazó y si no le dio diez besos en la mejilla, no le dio ninguno.

— Ahora nos vamos, ¿vale? —dijo antes de morder su mejilla. Después dirigió la mirada hacia mi, pero no dijo nada.

Con eso pude suponer que se trataba de su hermana.

— Qué tal, soy Natalia —dije extendiendo mi mano hacia la rubia de menor edad, que no tamaño.

— Qué guapa eres, yo soy Marina.

— Gracias, por fin alguien reconoce mi belleza en primera instancia... —bromeo. — Tu hermana tenía razón, tú también eres muy guapa.

— ¿A ti también te ha dicho lo del Prado? Es muy poco original con los piropos.

Río de manera exagerada y dejo un beso en la mejilla de Alba, que está completamente roja.

— Cazada.

— Vaya dos van a hacerse amigas, ¡estáis en mi contra! —exclamó riendo. — Bueno, Eilan, nosotras tenemos que irnos. Luego te paso la dirección.

— También me llamo Natalia —le guiñé el ojo y lancé un beso en su dirección. — Pasároslo bien, chicas.

Volví a la residencia y lo primero que hice fue conectar la tarjeta de memoria al ordenador para ver mi matrícula de honor —o las fotos, llámalo como quieras—. Edite una de Alba única y exclusivamente para mandarsela y tener algo por lo que poder hablar con ella, pero no me respondió en casi toda la tarde, es más, el único mensaje que recibí suyo fue ya en la copistería, con su dirección.

"¡Me encanta la foto! Perdona que no te haya respondido antes, pero hemos ido al cine 😊 ¿A qué hora quieres venir? Ya no voy a moverme de aquí"

"Si quieres me paso directamente cuando salga de trabajar... No tengo otra cosa que hacer, la verdad, y me pilla cerca"

"Que te sea leve 💕"

Imprimí alguna de las fotografías que tenía sin editar para dárselas a modo de regalo. Las metí en la mochila y cuando terminé mi turno cerré la tienda y cogí mi bicicleta camino a su casa, pero no fui demasiado rápido porque ni idea de dónde vivía y tenía que andar con el google maps a cuestas. 

Mas allá de ti  | Albalia AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora