Doce.

5.9K 294 43
                                    

Alba no pudo venir a verme por la tarde porque tuvo que acabar un trabajo de clase del que no se acordaba, pero no me importó. Me quedé la tarde escribiendo algunas cosas sueltas mientras fumaba algún que otro porro, nada destacable. Finalmente me fui a dormir y llegó la famosa protesta de la besada.

Miki y yo iríamos juntos, al salir de clase. No entendía exactamente por qué él iba a venir en realidad. Espero que al menos bese a algún chico y no se quede mirando.

"¿Dónde vas a estar, Alba?"

"No sé, churri. Por allí, búscame 💕🐨"

"Me debes un beso solo para mí"

"Yo que ya había planeado besarme con otra... 🙄 Tontiiii 😚"

"Vale, Reche, tú te lo pierdes u-u"

"Pista: es b r o m a"

"Ya me dirás si bromeas o no cuando te busque, enana"

"Llevo el megáfono, no será difícil"

"Qué ganas de besarte..."

Bloqueé el teléfono y me fui a por un café de la máquina, tratando de llegar consciente a la manifestación.

"Cariño, yo me muero de ganas de besarte. Pero no te olvides del motivo"

Reí ligeramente con su mensaje. "Una cosa es que haya un motivo, otra es que no me apetezca besarte, Alba Reche" pensé.

Bebí el café y no tardé en salir fuera al escuchar cómo la multitud se amontonaba a las puertas de la facultad. Pude ver a Alba delante, cogiendo el megáfono.

Insertar aquí discurso.

Me coloqué más cerca, pero no me dirigí hacia ella hasta que no acabó de hablar. Cuando todo el mundo empezó a besarse la cogí de la cintura y la giré para que me mirase. Automáticamente juntamos nuestros labios en un largo beso que no sabía si significaba revolución o represión de ganas.

Escuché aplauso y algún que otro grito, tal vez el pequeño acto ya había acabado... Pero ella seguía buscando mis labios y con las manos en mi espalda, atrayéndome para pegarme a ella.

— No sabía que la revolución sabía tan bien —susurré en sus labios al coger algo de aire.

— Ni yo que tenías tantas ganas de besarme –acarició mi mejilla y volvió a acercarse a mis labios. Esta vez solo los rozó. – Pero deja de desconcentrarme, que me toca hablar...

— La chica a la que he besado recibió insultos hace unos días por besar a otra mujer. No fue aquí en Madrid, pero de todas formas es una realidad que vivimos todas las personas del colectivo LGTB cuando mostramos afecto públicamente. Por eso decidí hacer esta besada de repente. Gracias a todos y todas por venir, seáis o no del colectivo. ¡A seguir luchando!

Cuando todo el mundo aplaude yo la abrazo un instante y después me pongo a aplaudirla, como el resto de la gente. Algunas personas volvieron a besarse, pero Aura solo me devolvió el abrazo. No me molestó en absoluto porque sentí todas las miradas en mí en ese momento y habría sido bastante incómodo.

— Gracias por esto, Alba.

— No tienes que darme las gracias, Eilan. Siempre estoy haciendo este tipo de cosas, quizás a mis padres por la educación que recibí. ¿Quieres llamar a la Rafi? –bromeó pasándome su teléfono.

— No por Dios, qué vergüenza... —dije poniéndome las manos en mis mejillas.

— No huyas otra vez.

No tenía nada que ver, pero en ese momento recordé que había venido con Miki. Busqué a mi alrededor pero sin soltar la cintura de Alba pero no le encontré.

– Espera un momento, Albi.

Besé su mejilla y la solté. Busqué mi móvil en la mochila y le escribí un mensaje a Miki.

"Tío, perdona por no despedirme pero tenía la boca ocupada 😉😂 En serio, gracias por acompañarme y eso. Suerte con Helena, nos vemos esta noche 😎"

Al levantar la mirada, vi que Alba estaba saludando a una chica rubia con un abrazo. Después, ella me miró de arriba a abajo y me dio dos besos.

– Anda que tener que venir yo sola a presentarme a tu novia... Míralas, Willy Wonka y su Oompa Loompa.

Empecé a reírme ante su broma y extendí la mano.

— Soy Natalia, pero puedes llamarme Willy. Aún no somos novias... —susurré lo último, algo avergonzada.

— María, la Mari —me devolvió el apretón pero dejó un beso en mi mejilla.

— La Mari es la mejor —dijo Alba restándole importancia a lo que acababa de ocurrir.

— Oye, que si no estáis juntas yo tengo un hueco en mi cama para ti, Wonka —me guiña el ojo y Alba le da un golpe en el hombro. — Qué mona la Oompa Loompa, mira como defiende a su...

— No le hagas ni puto caso, lleva con su novio casi desde que nació.

— Ayy... Pablo. Mierda, ya lo he perdido —mira hacia su alrededor — Bueno yo en realidad venía a invitaros a una cerveza. Estamos tratando de que Marilia beba un poquito de alcohol, pero no se atreve la niña...

Alba me miró preguntándome con la mirada y yo asentí.

— ¿Quedamos en el bar en 15 minutos? —preguntó Alba.

— Venga, venga, que os dejo hablar de vuestras cosas. Qué guapas sois... Besaos otra vez, que viva el amor libre. ¿Dónde coño te has metido Pablo? —preguntó la Mari caminando hacia el otro lado del campus.

Alba me cogió de la mano y me llevó hacia una zona en la que no había mucha gente. Me cogió de las mejillas y me miró preocupada.

— ¿Estás bien? ¿Lo he hecho bien? ¿Te he incomodado? En serio, si no estás bien puedes decírmelo...

Puse una mano en su cara y asentí varias veces.

— Tranquila, que no me he muerto ni nada por el estilo. Estoy bien —dije abrazándome a ella, agachándome un poco.

— ¿Te apetece la cerveza? Vas a conocer a mis amigos... Tranquila, no son tan radicales como yo, bueno la Mari sí pero... Es que es la Mari.

No pude evitar reírme, porque el apodo me recordaba al de su madre.

— La Mari se cree que somos novias.

— Podríamos serlo si tú no fueses tan torpe.

Fruncí el ceño y me separé haciéndome la enfadada.

— La torpe se merece un poquito de tregua...

Mas allá de ti  | Albalia AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora