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-¿Han estado muy tristes estos últimos días, Srta Megurine?- Le preguntaba el peliazul a la tía de su prometida, que estaba un asiento más adelante de ellos en el autobús.

-No puedo mentirte en ese sentido, claro que lo han estado, y bastante, Rin no paraba de llorar los primeros días y Len no ha vuelto ha hablar desde entonces, la calificaciones escolares de ambos han bajado considerablemente.-le respondió la pelirrosa volteándose al asiento trasero suya para verlos a la cara.

Kaito no paraba de lamentarse dentro suyo, no estuvo ahí, no los apoyo, ni siquiera fue al funeral de su tía política, pues sí, el padre del chico peliazul fue hermano del hombre que abandonó a los gemelos al nacer.
¿Cómo pude ser tan ausente con ellos? Se preguntaba para sí.

Pasaron 23 minutos y ya estaban en el departamento de la doctora, dentro del mismo, los gemelos, viendo la TV en el cuarto de Luka, esos dos chicos, que al ver a Kaito se quedaron en shock, corrieron a abrazarlo, incluso el pequeño rubio dejó salir unas palabras de afecto al peliazul.

-Me alegra tanto que verlos tan felices ahora- le dijo la pelirrosa a su sobrina la peliAqua.

-Es cierto, ¿No volverás al trabajo hoy?- Le preguntó curiosa.

-Bueno, tal vez ustedes puedan quedarse aquí con los gemelos, si no es molestia, claro.- dijo la pelirrosa, invitando al peliazul a pasar tiempo con sus primos.

-Me encantaría, Srta. Megurine- Dijo Kaito con una cálida sonrisa.

-¡Sí! ¡Que se quede aquí con nosotros!- dijeron los gemelos al unísono.

Por lo tanto, al estar todos de acuerdo, la del doctora  pelirrosa, se dirigió al hospital nuevamente, para seguir con el tratamiento del pelimorado.

No lo admitiría nunca, por su orgullo, pero lo cierto era que ella estaba cansada, y bastante, su trabajo comenzaba a las 6:00 a.m y terminaba a las 8.00 p.m, normalmente volvía a su hogar tarde por la madrugada, a causa de algunos retrasos del autobús.

Llego a la habitación del susodicho paciente 83, encadenado, como siempre, no tardó mucho con el tratamiento, por lo tanto tampoco tuvo que esperar para hablar con él. Sus ojeras se le notaban, su voz se escuchaba cansada, y Gakupo lo notó. La pobre doctora ni siquiera se lo había pensado cuando el pelimorado le ofreció sus piernas para dormir un poco, pues su subconsciente respondió por ella. Cayó profunda, durmió como si fuese su mayor talento. Gakupo solo se limitó a observarla, dormida, tranquila, con su cabeza recostada en sus piernas.

"¿Por qué, por qué debes de ser mi doctora?"

Se despertó tarde, durmió durante 4 horas, ni ella se lo creía, fue a su maletín y busco los remedios para su paciente, pero este yacía dormido. Habían dormido juntos por segunda vez, al parecer, lo miró durante varios segundos.

"Eso..... Eso está prohibido, pero... ¿Podría?"

No lo pensó, ni se lo imagino, ni siquiera fue su intención, simplemente, por instinto, ella se acercó a él y lo beso en la frente, salió de la habitación con un notable sonrojo, ¿Qué acababa de hacer?, no lo sabía, ella no era de esas chicas típicas chicas que se enamoran del primer chico que le dice un cumplido solo para ligar. No, no lo era, nunca lo fue y nunca lo sería, ella era Megurine Luka, después de todo.

Pero, ¿por qué él, ese chico en específico, le hacía sentir aquella sensación? Ella ya había tenido varios novios, y todos le habían roto el corazón de una manera diferente, cada una peor que la anterior, por cada novio que había tenido, su corazón perdía una cantidad notable de pedazos. No volvería caer en ese juego al cual los hombres llaman:"Ligar", jamás, una promesa que ella se había hecho a sí misma.

Pero Gakupo.... Gakupo Kamui.... Algo, muy adentro, le decía que él era diferente, prefería no hacerle caso a esa sensación por el momento.


Re corto pero pus a la verga, me da flojera a veces -v-

Psychøløgicäl// GakuLuka// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora