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- ¡Ahora vuelvo, Mamá!- Gritó una pequeña pelinegra, de nueve años de edad.

- Ten cuidado Yuki- Le advirtió su madre, de 30 años de edad.

Aquella niña y su madre no se parecían en nada, La Niña era pelinegra, de ojos color miel. Su madre, su cabello de un color bastante peculiar, de ojos azules.

Nueve años, casi nueve años habían pasado ya para Luka. Su hija, Yuki, era producto de aquella noche en la que Kiyoteru abuso de ella, después de eso, no lo vio más. Su hija, Yuki, era tan parecida a su padre, física y emocionalmente, Pero de Luka había sacado varías cosas,como sus valores. Cuanto Luka amaba a aquella niña. Rin y Len ya tenían 24 años, ambos ya, cada uno, se habían ido por su lado.

Yuki corría por aquel parque, en los columpios, los toboganes, etc. Mientras su madre pelirrosa la vigilaba desde una banca de marrón. No muy lejos de aquel lugar, un hombre, de 32 años, de cabellos color morado, largo, tanto así que aún que lo agarrase en una coleta, llegaran casi al suelo, de ojos azul marino, quien al ver desde lejos a la pelirrosa, se le hizo familiar. Era ella, debía ser ella. Lo pensó, cruzo la carretera, llego un poco cerca de donde la mujer sentaba, agarró valor y pudo ir a hablarle.

- Disculpe, Señorita...- dijo este, tocando levemente el hombro de la pelirrosa

- ¿Qué cosa...?- estuvo a punto de soltar cualquier improperio, pero apenas volteó hacia atrás y vio al pelimorado, su rostro, su rostro pálido se petrificó, boquiabierta, su paciente, era él,después de nueve años, ahí estaba.

-... Luka...- dijo este, al ver de nuevo a la doctora que salvó su vida.

- Ga... Gakupo....- Esta si apenas podía hablar, sus lágrimas comenzaban a salir de sus ojos.

- Luka... Escucha, se lo qué tal vez pienses de mi, pero quiero que sepas que fue aquella niña la que me besó, no fui yo... Ya no pasará nada por aquello, solo para que lo supieras...- dijo el pelimorado, tratando de aclarar las cosas, después de tantos años.

Luka solo cerró sus ojos y se limitó a abrazar al pelimorado

- Ya lo se... No sabes cuanto te he extrañado- dijo esta, sus lágrimas llovían a mares de sus ojos.

Gakupo simplemente correspondió aquel abrazo, sin tener que utilizar su barbilla esta vez.

- Gumi... Bueno, su hermano pequeño murió por que ya no tenían nada para su asma y ella se suicido luego de la muerte de su hermano... Pobre niña...- dijo la pelirrosa, al terminar de abrazar al pelimorado.

- Me entere de lo que te hizo ese tal Kiyoteru...- dijo frío. Luka solo pudo mirar abajo.- Y que de eso tuviste una hija.

Luka solo se quedó cabizbaja y volteó a ver a otro lado, pero fue detenida por Gakupo, pues este tomó su barbilla y al tener a su pelirrosa mirándolo fijamente, los ojos de ambos, azules, se encontraron otra vez, después de nueve años

- Y sin embargo, no tienes idea de lo que te he esperado, espero y puedas perdonarme- dijo el pelimorado, acercando sus labios a los de ella para depositar en ellos un beso tierno, sólo hasta que ella correspondió, por que ahí fue cuando se volvió algo más intenso, pero no más allá.

Cuando sus labios se separaron a causa de falta de aire, sus miradas pudieron encontrarse otra vez, esta vez, la pelirrosa fue la primera en sonreir, provocando el mismo efecto con el pelimorado. Todo fue el cielo, hasta que Yuki, ya a unos tres pasos de distancia de la escena soltó una simple palabra.

- ¿Mamá?

Ambos tórtolos se quedaron ahí, sin moverse, pensando en que decirle a la inocente, pues claro, que estaría pensando ella de ellos, pero no, la pequeña no se quedaba atrás.

- ¡Tu eres Gakupo, ¿No?! Mi mamá me ha dicho mucho sobre ti- dijo inocente La Niña, sonriente

- ¿Tu madre te ha hablado de mí?- preguntó este, para luego voltear a ver a su pelirrosa, quien volteaba a otro lado.

- Sí, bastante, eras su paciente y le gustabas- dijo la pequeña, saltando de alegría.

- ¡Yuki...!- estuvo Luka apunto de gritar.- ¡Vámonos a casa!

- ¿Puede venir Gakupo?- preguntó La Niña, haciendo que su madre voltease a ver a susodicho hombre.

- Esta bien...- dijo ella, después de soltar un suspiro pesado. A Gakupo no le molestaba, sabía bien cómo era ella, tsundere.

Después que el pelimorado dejase su asiento, se tomaron la vuelta a casa en caminata. Yuki no dejaba de hablar mientras caminaban, era una niña energética, ambos solo se limitaban a escucharla reír y hablar.

* * *

Ya ocho meses habían pasado. Luka, Gakupo y la pequeña Yuki vivían juntos, Luka tuvo que ir a trabajar a otro hospital normal, Gakupo era un licenciado. Pero aún así, tenían tiempo para ellos, las veces que Yuki iba a casa de sus amigos los fines de semana.

Ese fin de semana fue uno de esos, Luka se encontraba leyendo un libro en el sofá; estaba concentrada, era un libro maravilloso para ella, todo hasta que sintió a sus ojos siendo tapados, no se asustó, sabía quien era, pues este le dio un beso en la mejilla. Sus miradas se volvieron a encontrar, quedándose en silencio unos segundos, el pelimorado se notaba nervioso.

Ya sólo tenía que decirlo, expulsarlo, escupirlo. No necesitaba más tiempo, ni más pruebas, ya la conocía de años y sabía quien era, sólo tres simples palabras. La pelirrosa ya notaba el nerviosismo de este, solo se limitó a abrazarla unos minutos, para reunir su valor y decirle lo que más anhelaba en este mundo.

"¿Quieres casarte conmigo?"

Bueno, La respuesta fue clara, el cuento debería de acabar aquí.

Rin y Len vivieron juntos hasta cada quien formar su familia, tan unidos como siempre lo fue.

Meiko siguió siendo aquella oficial de policía leal que siempre fue.

Miku y Kaito ya formaban una familia.

Ya nada pudo haber ido mejor.

Psychøløgicäl// GakuLuka// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora