-tres

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Jeongin caminaba por los pasillos de la academia tranquilo, moviendo sus pies lentamente. Debía ir a la clase de idiomas y él prefería estar durmiendo o jugando Fortnite con Felix; lo que fuese más rápido.  

Casi sin darse cuenta, giró el pomo de la puerta y entró al salón.

—Hasta que te dignas a llegar —susurró Chris cuando el menor se sentó a su lado. 

Jeongin lo fulminó con la mirada y clavó sus ojos en el pizarrón. Todavía no entendía que hacía en esa clase de japonés avanzado si no entendía nada, y al final, quien lo ayudaba a estudiar era Bang los fines de semana. Podría estar haciendo cosas más interesantes en su casa o el salón de baile, pero no. Estaba ahí sentado, viendo como Chris tomaba apuntes para luego pasárselos. 

La puerta se abrió repentinamente, un segundo después de que la profesora terminara de escribir el tema del día en la pizarra. 

Moushiwakearimasen, watashi wa okurete imasu.

Toda la clase miró al chico que se había disculpado por llegar tarde. Hyunjin aparte de bailar como los dioses, manejaba bastante bien el japonés y Jeongin quería llorar porque era como un bebé a su lado. 

La profesora le sonrió y le indicó con un movimiento de cabeza que buscase un lugar y se sentase.

—¡Chris-ah! —lo llamó desesperado Yang en un susurro, a la vez que se escondía entre sus brazos

—¿Qué pasa, pequeño Jeonginnie? ¿Necesitas mi ayuda? —el mayor rió y Jeongin bufó. Chris era un tonto.

—No. Ahora no. Thank you, next. Voy a preguntarle a Jinyoung. 




Jeongin ahora corría por los pasillos de la academia seguido de Seungmin, buscando al Kim mayor. Necesitaba ayuda inmediatamente. 

—¡Jinyoung, Youngie! —gritó al verlo doblar en un pasillo y meterse en un aula— ¡Park Jinyoung!

Aún así, el chico no salió de donde se encontraba.

—¡Jeongin! —lo regañó Seungmin— Dejá de gritar, no van a matarte. Cuanto escándalo que haces por todo.

—¿Yo? —llevó una mano a su pecho y abrió exageradamente los ojos— ¿De verdad lo decís? Me siento muy dolido, no encuentro otra expresión para comentártelo. 

El pelirrojo bufó y ambos se dirigieron, ahora caminando, al salón donde se encontraba el castaño.

Cuando golpearon la puerta, Jinyoung respondió con un suave "pase", y eso hicieron. La escena que se encontraron al entrar los dejó a los dos pequeños congelados. Park en una esquina, abrazado a sus piernas, escuchando Twice mientras comía galletitas de chocolate y tomaba jugo de manzana.

—¿Pasó algo? —indagó preocupado el pelirrojo— ¿Por qué estás acá solo?

—No estoy solo, estoy con ustedes —sonrió dulcemente y volvió la vista a su celular.

—De todas formas, ¿por qué estás acá? Tenemos tiempo libre.

—Acá puedo comer galletitas sin que Jisung me las saque, y puedo escuchar Twice sin que Felix moleste con que quiere ver y hable durante todo el video. Es como un mosquito humano—bufó y tomó un sorbo de la botellita de jugo—. ¿Quieren un poco? Como ustedes son mis bebés, si les voy a compartir —palmeó el piso frente a él para que los chicos se sentaran y eso hicieron, luego de tomar una galletita—. Entonces, ¿por qué me buscaban?    

—¡Necesito ayuda!—Jeongin llevó sus manos a los hombros del castaño y lo sacudió despacio— ¡Mucha ayuda! Hyunjin es demasiado genial. Sabe bailar como un dios, habla bien japonés, y es muy lindo. Me siento un pez al lado de una ballena, esto no es justo. Encima, ¡le gustan los lunares! Es un sol, quiero darle besitos. 

Los dos chicos lo miraron confundidos.

—Yo creo que... —comenzó a decir Jinyoung, pero Yang lo interrumpió dando un salto.

—Tengo que irme, Dios. ¡Las clases de rap! Gracias, Youngie, nos vemos. Disfrutá de tu música y comida en paz.      




Jeongin llegó con medio pulmón menos a la clase de rap. Entró al salón abriendo repentinamente la puerta, y en ese momento, quiso que la tierra lo tragase. Él se estaba iniciando en las clases, y por eso pensaba que no se cruzaría con nadie más que sus compañeros habituales, pero no. Ahí estaba Hyunjin, sonriendo mientras leía un papel. 

Yang Jeongin se estaba muriendo por el chico nuevo, era tan bonito que quería gritar. 

—¡Jeongin! Llegaste tarde. Otra vez... —un muchacho se acercó a él y le entregó una carpeta— Elegí alguna canción que te guste, vamos a presentarla en la evaluación de fin de mes. 

—Gracias —susurró y se sentó en una esquina, revisando que canciones tenía como opción. 

La verdad, es que ninguna de todas esas letras le gustaban, y los nombres no eran muy atractivos. Una brillante idea cruzó por su cabeza. Le pidió permiso al profesor para salir, y una vez se lo concedió, corrió por todo el edificio hasta el estudio de Chris. 

—¡Christopher Bang! —gritó abriendo la puerta.

—Al final volves a mis brazos, pequeño Jeongin—giró lentamente la silla en la que se encontraba, mirando con ojos perversos al joven Yang—. ¿Qué hace que me busques tan desesperadamente? 

—¿Por qué decís tantas boludeces seguidas? —bufó y se acercó al escritorio— Necesito que 3racha me preste una canción para presentar a fin de mes en mis clases de rap.

—Ya veo... Así que una obra de arte... ¿Y cuál querés?

—No sé. Cualquiera. 

—No Jeongin, no. Tenés que elegir una. 

—Que sé yo —los ojos negros del menor se clavaron en los marrones del australiano—. Quiero Wow

—Voy a contarle a Jinyoung—se quejó indignado. Jeongin era muy jovencito para usar esa canción.

—¿Qué? ¿Por qué? Tenés dos años, Chris. Crecé. 

Bang bufó y le entregó la pista de la canción y un papel con la letra. Yang volvió corriendo al salón de prácticas, ahora contento y realizado, porque tendría una canción que amaba para presentar, y podría mirar a Hyunjin toda la presentación, dedicándole aquél Wow, s(he) is so hot, hot, hot. Definitivamente, iba a poner alma y cuerpo en aquella presentación.







LUNARES ━ HYUNINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora