-seis

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Jeongin colgó la mochila en su espalda y dejó su hogar, dirigiéndose hacia el de Hyunjin, quien había sido la víctima de Chris para organizar una pijamada. "¿Qué tal en la casa de Hyunjinnie? ¡Va a ser muy divertido!" Hwang no tuvo más que aceptar y pedir que los otros ocho chicos se encargasen de la comida mientras el compraba las bebidas y algunos snacks. 

El pequeño Yang estaba nervioso, demasiado. ¡Iba a conocer a la familia del chico que lo traía loco! ¡Y hasta a su perrito! Hyunjin le había hablado de su perrito Kkami varias veces, y le emocionaba el hecho de poder conocerla de una buena vez, porque solo la veía por fotos. 

Le faltaban dos cuadras para llegar a la casa del pelinegro, podría haber trotado un poquitito y llegado en menos de cinco minutos, o, haberse pegado con cemento al piso, tal cual hizo para tardar un poco más.

—¡Hey, bro! ¿Qué haces ahí parado? —la inconfundible voz de Felix hizo que diese media vuelta y lo mirase con los ojos completamente abiertos— La casa de Hyunjin está cerca, ¿estás esperando a alguien? 

Los pasos del australiano eran seguidos por los del pequeño Seo Changbin, que vestía un buzo negro enorme cubriéndole casi todo  el cuerpo junto a jeans del mismo color, una mochila oscura en su espalda, y un bonito peluche celeste azulado en sus brazos, el que cargaba casi con todo el amor del mundo. 

—Voy a irme a casa, no puedo, tengo miedo. 

Felix rió y tomó al menor por los hombros.

—Binnie también tenía algo de miedo y vergüenza al venir hoy, porque no conoce a todos los chicos y porque duerme con Gyu—señaló el peluche entre las manos del pelinegro de mejillas sonrojadas y sonrió con ternura—. Pero sabe que voy a estar con él, al igual que Minho, Channie y Sung, así que no tiene por qué temer.

Changbin asintió y los tres siguieron caminando. 





La casa de Hyunjin era pequeña para tantas personas, pero era demasiado acogedora. Su mamá le ofreció muchas galletitas y jugos de distintos sabores, y también acomodó toda la comida que los demás habían llevado. 

Su hermana menor era muy tierna y se había encariñado mucho con Jisung y Minho, quienes más atención le habían dado y se habían prestado a jugar con ella mientras los demás jugaban a las cartas. La abuela de Hyunjin también participó en el juego y terminó por ganar todas las rondas, llevándose como premio varios dulces y el poder apretarles las mejillas a los nueve muchachitos, especialmente a Jeongin. 

Estaban próximos a dormir cuando la puerta de entrada sonó y un bonito chico rubio apareció, saludando a todos con una media sonrisa y un ligero movimiento de cabeza; salvo a Hyunjin, a quien llenó de besos en sus mejillas. 

Jeongin se quedó estático, embobado mirando como el chico nuevo llenaba de besos el rostro de Hwang. El rubio era bonito, sí. Sus facciones eran tiernas y suaves, y sus ojitos denotaban confianza y seguridad. Y encima, ¡estaba lleno de lunares! 

Yang revoleó la vista y se cubrió con las sábanas, dispuesto a dormir.





Los ocho invitados despertaron por los gentiles llamados de Hyunjin, avisándoles que ya estaba listo el desayuno y que su mamá ya había limpiado la pileta para poder meterse. Todos se levantaron en lo que canta un gallo, salvo Jeongin y su mejor amigo, que estaba abrazado como una garrapata a Seungmin.

—Tenemos que levantarnos, Innie—susurró el castaño acariciando suavemente los oscuros cabellos del chico de brackets—. La mamá de Hyunjin nos hizo el desayuno, es de mala educación no ir. 

—No quiero.

—¿Estás molesto por lo de ayer?

—No es molestia—explicó levantándose repentinamente—, es que yo pensé que no estaba con nadie. Y no sé, encima adelante mío, fue incómodo. 

—Quizás solo son amigos, o es parte de a familia—Kim intentó salvar al mayor.

—No creo que eso hagan los amigos o familiares, Seung. ¡No te comen a besos!

—Puedo comerte a besos para probarte que sí.

—Ew, no. 

Jeongin esperó a que el castaño se levantase para ir juntos a la cocina, donde los ocho chicos los esperaban. 

El ambiente era agradable, bastante familiar y divertido. Minho y Jisung estaban hablando divertidos con la hermanita de Hyunjin,  mientras comían galletitas con formas de pececitos y tomaban jugo de naranja. Felix y Changbin charlaban con Chris y Jinyoung animadamente, esperando que Seo se sintiese más a gusto con el grupo. 

—¡Nini!—Hyunjin se levantó de su asiento cuando vio a Yang entrar y lo recibió con una sonrisa— ¿Dormiste bien? ¿Tuviste frío? ¿Trajiste traje de baño? Espero que sí, pero si no puedo prestarte uno. ¿Es muy temprano? Es que mamá y la abuela salieron y dejaron las cosas preparadas—Jeongin aún no reaccionaba del todo—. Perdón, fueron muchas cosas de golpe.

—Dormí bien, Hyunjin. No tuve frío, y tampoco traje una malla. No es muy temprano, si un poquito, pero no tanto. 

Hwang agachó la cabeza y le indicó a los dos menores donde sentarse. 





El traje de baño que Hyunjin le había prestado le quedaba un poquito grande, pero nada que se la cayese mientras saltaba o correteaba por el enorme parque de la casa. Antes de salir del baño luego de cambiarse, retocó los lunares que se había dibujado para que no se le corriesen con el agua, o eso esperaba. 

La tarde fue divertida para todos, Jeongin había olvidado lo que pasó la noche anterior con el chico rubio y todos los besos que le había dado a Hyunjin, quizás si eran amigos y él no debía preocuparse por eso y armar conclusiones tontas. 

En un momento, Hyunjin se acercó despacito a Jeongin y lo rodeó por los hombros, quedando casi enfrentados hasta tal punto de sentir sus respiraciones.  

—Nini—la voz del peliengro era suave y calmada—. No están tus lunarcitos. 











(💌) ¿Tienen una idea de
quién es el chico rubio?
 

LUNARES ━ HYUNINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora