Pequeños momentos parksborn

♡El chico del apartamento 512♡

Peter vio cómo iban dejando las grandes cajas dentro de su nuevo apartamento, la mayoría ya habían llegado así que sólo esperaba a que los hombres de la mudanza terminaran con su trabajo y así el empezar a acomodar cada una de sus pertenencias. Cuando finalmente todas las cajas que en un principio habían llegado en una camioneta se hallaban dentro de su apartamento y los hombres de la mudanza se retiraron, se estiró y comenzó con su labor.

Abría caja tras caja sacando cosas como decoraciones, ropa, uno que otro mueble pequeño, electrodomésticos y más cosas de uso básico. Su atención se centró en las pocas cajas que aún contenían objetos dentro y las abrió una por una buscando algo en específico que no lograba encontrar.

— ¿Dónde podrá estar...? — Se preguntó a sí mismo. Abrió la puerta y salió viendo en el pasillo una última caja la cual al parecer habían olvidado. — Genial. — Suspiró y se acercó a dicha caja para -inútilmente- tratar de levantarla, nunca fue un chico muy atlético.

— ¿Necesitas ayuda? — Escuchó la voz de un chico y levantó su mirada que anteriormente estaba fija en la caja y observó al dueño de esa voz.

Se quedó casi en shock, aquella persona era un chico de aparentemente su edad, cabello negro y ojos con un color entre azul y gris, casi hipnóticos. Peter sin saber por qué sintió su corazón latir más rápido, ¿era esto lo que sus amigos llamaban como amor a primera vista? Él no creía en eso, el amor a primera vista no tenía ni lógica, pero ahí estaba, sintiéndose morir por aquel joven que literalmente veía por primera vez en su vida.

— ¿Oye? ¿Me escuchas? — Volvió a preguntar aquel desconocido.

— Ah, sí, yo, estaba pensando en algo, lo siento. — Se disculpó y levantó para quedar frente al moreno, era unos cuantos centrípetos más alto pero no era mucha la diferencia. — Soy Peter Parker, acabo de mudarme. —

— Pues bienvenido. — Le sujetó la mano para saludarle. — Soy Harry Osborn, vivo en el apartamento de la esquina, por si necesitas algo, puedes pedirlo. — Lindo y amable, eso no era normal en las personas que Peter conocía. — Y como veo, sí necesitas algo de ayuda. — Señaló la caja que anteriormente el castaño había tratado de levantar sin mucho éxito. Peter sintió una vergüenza enorme al recordar que aquél chico le vio hacer el ridículo cuando no pudo levantarla él.

Harry se agachó y con un poco de esfuerzo levanto la caja.

— Bien, lo admito, sí pesa un poco. — Comentó Harry. — ¿Puedo entrar? Di que sí, mis brazos comienzan a cansarse. —

— Uh, sí. — Peter abrió la puerta de su apartamento y entró seguido de Harry quien dejó la caja en el suelo una vez estuvo dentro. — Muchas gracias. —

— No es nada. — Salió sin cerrar la puerta. — Recuerda, si necesitas algo más puedes ir a pedírmelo. — Le guiñó el ojo y salió.

— Wow. — Sólo eso dijo, tendría que contarle a sus amigos lo que acaba de pasar, seguramente celebrarán por el primer enamoramiento de Peter.

Continuó con su trabajo de acomodar todo tras la mudanza, quería terminar todo antes de que el fin de semana terminase, sino, no tendrá tiempo suficiente por su trabajo de medio tiempo y sus estudios.

Durante el resto de ese día y el siguiente, se dedicó únicamente a organizar todo, ni siquiera salió para ir a comprar, sobrevivió con lo que ya contaba, no quería perder precioso tiempo.

Cuando llegó el lunes y después de haber salido de sus clases, Peter se encontraba en una pequeña cafetería atendiendo a los clientes que iban llegando, faltaban diez minutos para su descanso para almorzar cuando vio a sus amigos, Miles y Anya llegar y sonreírle al verle. Peter les hizo una señal y apunto su reloj dándoles a entender que pronto estaría disponible para ellos.