Después de varios días sin verse, por las vacaciones de verano, los cuatro amigos habían acordado encontrarse frente a la universidad un poco antes de que comiencen sus clases.
Se conocían hace tiempo, y sabrían que al menos uno de ellos no estaría allí en el momento acordado. Allí se encontraban tres de los cuatro amigos, abrazándose y hablando frenéticamente, muy felices de estar juntos de nuevo. Hicieron unos intercambios de regalos, luego le darían el regalo correspondiente al que ahora, estaba llegando tarde, como siempre. Continuaron hablando y comentando cosas mientras esperaban en la puerta de la Universidad, a aquel muchacho de cabello color negro azabache. Su rutina siempre había sido de esa manera, llegaban, se saludaban y charlaban en lo que esperaban a MingHao.
El cual siempre llegaba unos minutos tarde al encuentro previo de entrar a clases, a pesar de vivir a pocas cuadras de la Universidad. La mayor parte de las tardanzas se debía a que se quedaba dormido. Ocasionando que fallara al momento de llegar temprano a algún sitio. Pero aun así, ninguno de sus tres amigos se molestaban por ello, estaban acostumbrados. Había sido así desde que se conocieron, llegaba tarde a casi todos los sitios a donde era invitado. Con el pasar de tiempo lo fueron conociendo mejor, y aprendieron que escribirle o llamarlo para apresurarlo era un error, ya que solo lograban hacer que se enfade o se tarde más. "Si más me apuras, más me tardo" hasta parecía que Hao había inventado esa frase. Entonces solo quedaba esperarlo.
Asistieron a la misma clase año tras año, hasta que finalizaron la preparatoria, y fue, durante todo ese tiempo que estuvieron juntos, donde se formó su bella y duradera amistad. Pero como en cualquier amistad, no todo fue siempre color rosa. Hubo veces en las cuales peleaban por diferencias o por las típicas hormonas alteradas de un adolescente -nunca estaba de mas, el típico cliché de dos chicos enamorados de su compañera-. Y ese fue el caso que llevo a una discusión entre MinGyu y JeongGuk, en el segundo año de preparatoria.
Luego de no hablarse por dos semanas YuGyeom y MingHao sabían que deberían hacer algo para que todo volviera a ser como antes. Así que decidieron planear una reunión en la casa de Hao y rápidamente la llevaron a cabo. Luego de una "extensa" charla de tan solo 40 minutos y de que se dieran cuenta que ni siquiera estaban tan enamorados de esa chica, los cuatro se encontraban riendo en la sala mientras comían snacks y jugaban videojuegos.
Y de esa simple manera arreglaban los problemas. Jamás habían dejado de hablarse por más de un mes. Y pasaba que a sus 15 años, para ellos nada era más importante que su amistad, los videojuegos, comidas, dar paseos y por ultimo hacer sus tareas diarias. Lo que sea ajeno a esa lista (como así lo era aquella bella muchacha), las cosas que no eran importantes para ellos, se desvanecía o las olvidaban en poco tiempo. Esa fue una de las peleas que se prolongó por mucho tiempo y la que más recordaban, las otras fueron mínimas. Como por ejemplo; YuGyeom usando la ropa de MinGyu. Hao comiéndose el pote de helado que JK había escondido para comer luego. Y esas entre otras más.Es que sí, un grupo de cuatro era bastante escandaloso.
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Si bien, actualmente no asistían juntos a las mismas clases -ya que al ingresar a la universidad escogieron diferentes carreras- aún se veían a la entrada y salida de clases. A no ser que tengan alguna clase extra, planes hechos con anterioridad o algún plan casual que se diera durante la mañana. Si se daba algunos de esos casos, se avisaban por grupo de WhatsApp, que estarían ocupados y así de ese modo el resto no estarían esperando en vano y continuarían su camino de regreso a casa.
Llevaban quince minutos sentados en una banca hablando animadamente de las cosas que hicieron en sus vacaciones, lo mucho que se habían echado de menos, o sobre algún examen cercano. De vez en cuando se oía alguna risa por parte de ese trío que esperaban pacientemente a su amigo.

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You aren't what I want
Kısa Hikaye-[...] deja de sonreír como idiota y dime para que me citaste aquí -El castaño observaba a su sonriente amigo esperando que hablara, mientras el mantenía el ceño fruncido. [...] No seas grosero [...]. Sé lo que sientes por él, ya no tienes porque oc...