Pero, ¿cuánto tiempo le tomaría a NamJoon ser consciente sobre los sentimientos almacenados en el corazón de su compañero de aventuras?
Esa noche se sentía abatido, y agotado. No quería dormir aun así. Verse al espejo le hería más de lo que alguna vez admitiría, y no deseaba llorar de nuevo al encontrarse con su reflejo. No sería un niño que se hundía en llanto por cualquier cosa. Ya tenía veintiún años, y nadie iría con una aureola sobre su cabeza a rescatarlo porque estaba deprimido.
Debía aprender a lidiar solo con sus males.
TaeHyung no se sentía mejor. Estuvo sumido en sollozos y lágrimas toda la tarde, para luego quedarse mirando al techo hasta que la noche abrazó por completo la enorme ciudad de Seúl. Revisó la hora en su celular: nueve de la noche. Le extrañaba no escuchar ruido alguno en el exterior, tomando en cuenta que era domingo, y tanto él como NamJoon estaban libres del trabajo por los momentos. ¿Entonces qué era ese silencio tan sofocante?
Prefirió no quedarse con las dudas, así que abrió la puerta de su habitación con la intención de encaminarse al cuarto de NamJoon, pero no fue necesario hacerlo, ya que lo halló en el pasillo observando una foto de los señores mayores que los habían criado.
—Nammie...
El chico se sobresaltó al escucharlo. La sorpresa casi lo mataba del susto.
—Ah, TaeHyung-ie, no vuelvas a hacer eso. Por poco y me dejas sin corazón —Esbozó una sonrisa que se esfumó tras ver el aspecto del contrario—. ¿Por qué llorabas? ¿Te lastimaste, te duele algo?
—No... No es nada...—Iba a retirarse, mas la expresión severa de su mayor lo detuvo—. Deje de verme así, Nammie.
—Lo haré cuando confieses quién o qué te hizo daño como para que le robaras la nariz a Rodolfo el reno —Posó una mano en el hombro del adverso—. Ni hablar de tus ojos, ¿ahora consumes cocaína, TaeHyung?
—¡Yah, por supuesto que no! —La exclamación le roba una risa a NamJoon—. Usted es muy molesto.
—Y tú un adorable ingenuo, TaeTae —Dio un par de pasos, y apoyó la espalda a la pared pintada—. Ven, acércate... Hay algo que debo contarte.
—¿Cómo?
—Te daré pie para que hables de lo que te pasó, contando yo primero mi versión extendida de aquello que olvidé hablarte el otro día. Traigo nuevas noticias ahora...
Tanto el pecho como el estómago de TaeHyung se pusieron de acuerdo para contraerse. Le costó un mundo sentarse a un lado de NamJoon, y sentía que iba a desmayarse cuando él decidió verlo fijamente, sin darle opción a algo más porque podría considerarse una falta de respeto.
Le dolía verlo tan cerca y no poder esfumar la distancia.
—Recuerdas a Ok SongBin, ¿no?
—Claro —TaeHyung aclaró su garganta—. No podría olvidarla. Intentas algo con ella, ¿no?
—Intentaba —Corrigió—. Yo intentaba algo con ella.
—¿Qué pasó, Nammie? ¿No funcionó? ¿Ustedes no se querían?
Al menor le quemaba pensar en ese intento de relación que NamJoon había comenzado tiempo antes. Ardía fingir no estar afectado; El notarlo sonriente después de cada cita sólo creaba nuevas heridas. Le incineraba el alma desear ser una chica cuando lo escuchaba hablar de ella.
—Ah, Tae, de querer... Ella es buena persona, no me odia por decidir no cursar la universidad, resulta una chica tierna, es agradable con ustedes, y muy linda también —Formó una mueca—. ¿Cómo no quererla? Y... ese es problema.
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Pasillo| NamTae #TheDomains2019
Fiksi PenggemarPorque yo, Kim NamJoon, tardé veintiún años en darme cuenta. Aquel pasillo fue nuestro más presente testigo. ¿Delirios, castigos? Valen la pena vivirlos contigo. Historia para el concurso "Bangtan writers" cuya expansión no será mayor a 20 capítulos...