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FORTY-THREE ASCENDING, ASCENDING
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ENERO LLEGA DE LA MISMA manera aburrida que terminó diciembre; en un minuto, Holly estaba sentada alrededor de la mesa de la cocina con su madre y su padrastro, tratando de evitar todas las conversaciones con su madre siempre que fuera posible, y al siguiente, había mirado el reloj y allí estaba. El nuevo año. 1997. Tres años más hasta que el mundo se acabe. Al menos, eso es lo que una mujer de Florida le dijo en el aeropuerto hace un par de años.
Y luego enero pasa sin ocurrir nada. Lo único de interés es la siguiente clase de Harry con Dumbledore, que había sido a principios de mes, y después de eso, no pasó nada. Ella no cree que nada pueda superar el hecho de que el propio Voldemort le preguntó a Slughorn, hace muchos años, qué eran los horrocruxes, pero aún así. Su primo ni siquiera causó algún problema.
Esa era otra cosa. Draco aún no había mencionado su pelea —o más bien, Holly rogando saberlo—, pero se hablaban. Cada vez que él lo hacía, ella se sentía extraña al respecto, y no podría fingir que nada estaba mal, porque sí que lo estaba y él nunca estuvo lo suficiente como para que ella dijera: "eh, ¿qué demonios has estado haciendo, idiota?"
Holly duda si alguna vez se lo contará. Sabe que su primo puede ser obstinado, considerando que sollozaba histéricamente la última vez que le pidió saber qué ocurría y él se negó, ella duda que alguna vez el pensamiento se vaya. A menos que ella salve su vida, o viceversa, pero eso nunca sucederá. No son los que se meten en problemas, esos son Harry, Ron y Hermione... Bueno, Harry y quien esté con él ese día, ya que Ron y Hermione siguen sin hablarse.
Pero, los meses avanzan y el clima finalmente se vuelve mucho menos frío y sombrío. Todavía es lo último, pero hay algo de calor en el aire, que es suficiente para levantar el ánimo de Holly. A veces es dolorosamente obvio lo mucho que ama el verano, cuánto le gusta la idea de que el sol brille sobre ella. Pero gracias a los dementores que escaparon, el cielo ha ido alternando tonos de gris; ahora, es de gris claro casi blanco. Es mejor que el gris oscuro que consumió el cielo en Navidad.
—Buena suerte —le dice Holly a Harlow, los dos están de pie en la sala común durante el almuerzo. La mayor parte de los alumnos de sexto harán el examen de Aparición de esta tarde, pero como Holly nació a finales de agosto y aún no tiene diecisiete años, todavía no se le permite realizarlo. Así que aquí está, sonriendo y deseando lo mejor a los demás—. Pronto podrás ser mi chofer.
—Esa es realmente mi motivación para aprobar —dice Harlow, estando de acuerdo. Ambos se sonríen—. ¿Tienes alguna clase mientras hacemos el examen?
