Todos quedaron anonadados incluyéndome. No tenía en mente cual sería el plan de Zack y el porqué de querer hablar conmigo a solas. Un extraño presentimiento me oprimía el estómago y mis manos estaban frías.
El gerente asintió y llevo a Kenya afuera, su expresión denotaba un gran disgusto. Mi corazón parecía sufrir una taquicardia, y un rubor cubría todas mis regordetas mejillas.Cuando me disponía a mencionar una disculpa, Zack se adelantó a hablar.
—Sé que no tienes ni un peso para pagar los daños que cometiste, incluyendo mi hospitalización —Dijo impasible.
Lo miré y asentí.
—Tiene usted razón, no tengo el dinero para reparar tanto los daños ocurridos en el restaurante, como los daños ocasionados en usted —Hice una pausa—. Como usted sabrá soy una chica desempleada, y mi única oportunidad de salir adelante era el comercial, aunque sólo fuera por un par de meses, sin embargo todo se desmoronó y lo eché a perder —Dije con voz entrecortada sin embargo su expresión no reflejaba ninguna clase de emoción.
—Bueno, hay que dejar de lado las culpas, uno nunca sabe que nos trae consigo el destino, y desde que llegaste a mi vida lo único que puedo decir de ti es que tu sinónimo es la desgracia —Sonrió ligeramente—. No lo tomes a mal Ainsworth.
—No lo hago, sólo que usted tiene razón.
—Eso lo sé, y he elaborado un plan para que puedas pagar todo lo que debes, no espero una respuesta ahora, ya que da en que pensar, sin embargo creo que sería excelente que lo consideres como un plan b. Sería la solución a tus problemas —Dijo tranquilamente.
¿Una solución a mis problemas? De qué estaba hablando este tipo, pensaba impaciente mientras me mordía las uñas de los nervios que me producía estar con aquel hombre en la habitación y a solas.
—¿De qué se trata esa solución? —Me carcomía la intriga.
Titubeó por unos instantes y soltó un suspiro relajado.
—Quiero que seas mi asistente, que me obedezcas en todo lo que yo requiera, que cumplas mis órdenes, y yo pagaré todos los daños que provocaste.
Levanté una ceja y tragué saliva, ¿una asistente? ¿Por qué Zack Andersson querría que yo precisamente fuera su asistente? Esas preguntas revoloteaban en mi cabeza. Pasé mi mano por mi cabello y miré a Zack él cual esperaba mi respuesta.
—¿Algo así como una esclava? —Me costó terminar la pregunta sin sonar desconcertada y confundida.
—De esa manera se escucha mal, prefiero el sinónimo de asistente.
—Creo que son palabras con significados diferentes.
Pensé que lo que deseabas era sacarme de tú vida, sin embargo lo que me pides es como encadenar mi vida a ti sin un tiempo fijo —Le espeté.Era como vivir bajo la tormenta sin un techo ni nada que me protegiera, estaba en sus manos, no sabía cómo reaccionar.
—Puede que tengas razón, al principio quería que salieras de mi vida, pero que más da, aún así creo que será difícil que uno salga de la vida del otro. Sólo tienes que pensar, eres una chica lista, de donde se supone que obtendrás todo el dinero que se debe pagar, es imposible que lo consigas —Su voz melosa retumbaba en los tímpanos y me dolía la cabeza.
Su propuesta era someterme a una humillación hasta que se aburriera de mi y me botara como una basura, pero el tenía razón, no tenía ese dinero para pagarle y él estaba dispuesto "ayudarme" con tal de que sea su asistente ¿De qué va esto? ¿Cuál es el plan de Zack Andersson? Si aceptaba su oferta lo único que conseguiría por mi parte era atarme una soga en el cuello, y soportar toda clase de tormentas y huracanes. No tenía de otra, la respuesta tenía que dársela hoy mismo, ya era hora de que se pararan los escándalos y pagar los daños cometidos.
—Bien —Dije mirándome las manos—. Acepto la propuesta de ser tu asistente, con la condición de que paren los medios de comunicación, no quiero que se manche mi nombre y cancelen la publicación de mi libro. Es la única paga que recibo y por lo que vivo realmente, para sacar sonrisas a través de mis palabras —Suspiré.
—Muy conmovedor Ainsworth —Se notaba su sarcasmo en los labios—. No te preocupes, yo me encargo de los medios de comunicación y de tus deudas. Sabes... No creí que aceptarías tan rápido mi oferta. Eres una chica lista.
No sabía que responder, estaba muda ante sus palabras, ¿Debía darle las gracias por aceptar las humillaciones que lloverían en un par de días? No, claro que no. Sólo podía sentir odio a mi misma por arruinar todo lo que se me presentaba. Estas últimas semanas habían sido las peores de mi vida y no podía dar un salto en el tiempo para nunca haberme cruzado con Zack, podría haber evitado todo este desastre si las cosas en el pasado hubiesen sido diferentes.
Sus ojos grises se clavaron en los míos, aunque fuese un chico tan despreciable, sabía que en el fondo quizá no fuese tan malo como pensaba. Desprendía una energía en mi que simplemente no podía explicar, era un chico bastante peculiar, pero su actitud dejaba mucho en que pensar.
—Bueno, como sabrá acepté rápidamente ya que no tengo otra forma de pagarle —Fruncí los labios dejando una firme línea—. Supongo que gracias por tratar de ayudarme, aunque bueno, nunca había hecho esto —Dije tratando de tener voz firme y estar segura de mi misma.
Se enderezó y puso los ojos en blanco.
—Sí, si claro, no lo hago por gusto, te será difícil deshacerte de mi Ainsworth, no te llenaré la vida de color de rosa, ahora me perteneces — Dijo con un tono malévolo y su expresión me causo un escalofrío.
En mi cabeza solo vagaba la frase «Me perteneces».
—Lo tengo entendido, señor Andersson, será difícil apartarme de usted, ¿Me puedo retirar? —Murmuré con voz apagada.
—Sí, claro. Antes de que te vayas, ¿Podrías acomodarme cuidadosamente en la cama? Con el brazo enyesado me es difícil.
Me costaba asimilar que aún así no pedía las cosas por favor, tendría que acostumbrarme a su trato mal educado.
Me acerqué hacía él y lo tomé por los hombros tratando de no lastimar su brazo, lo incliné poco a poco en la cama, sus ojos vagaban en los míos y mi ansiedad se desataba. Una sonrisa maliciosa se había colado entre sus labios y no sabía que cosas se infiltraban por su cabeza. Mi corazón dio un vuelco y mis mejillas ardían. Sus ojos se pararon en mis labios, fue acercándose hasta ellos hasta quedar a nada de concebir un beso. Sus ojos volvieron a mirar a los míos.En mi mente alborotada sólo se infiltraba una pregunta: ¿Me besará? Oh dios mío, no podía separarme, Zack era un huracán que terminaría destruyendo mi vida.
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Filo Rosso
Teen FictionZack Andersson sinónimo de arrogancia. Krysten Ainsworth sinónimo de desgracia. Dos mundos completamente diferentes que se entrelazan trayendo consigo que la desgracia sea atrayente de la arrogancia. La vida de Krysten parece huracán y tormentas cua...