Cuando Nathaniel se separó de mi, para dejarme respirar pude observar que su expresión era satisfecha. Al parecer todo lo tenía planeado o su objetivo desde el principio ya era besarme. Aún sentía las mejillas acaloradas y esperaba una disculpa por parte de Nathaniel sin embargo no ocurrió. Sonrió y se puso a mi lado, cogió mi mano y comenzamos a caminar hacia el coche, estaba muy desconcertada y no sabía porqué Nathaniel se lo había tomando todo muy a la ligera. No me solté del agarre de su mano, aunque comenzaba a sudar y no sé si eso le incomodaba.
Soltó mi mano a la hora de subir al coche. Ambos nos montamos y todo el trayecto se tornó incómodo. No salían las palabras. Nathaniel no pronunció palabra en ningún momento, solo siguió conduciendo rumbo a la mansión de Zack. Al llegar a la mansión estacionó el coche frente a la puerta de entrada. Ya había oscurecido y podía verse claramente una linterna encendida que alumbraba solo la puerta. Nathaniel parecía perdido, su expresión era neutra y comenzaba a preocuparme.—Nath, yo... —Me interrumpió con otro beso.
Volvió a besarme, de una manera un poco más brusca, sentía como su lengua se enredaba con la mía y temía que fuese a pasar a partir de este momento. Se separó del beso y sonrió.
—Gracias por este día Krysten —Fue lo único que mencionó.
—G-G-Gracias a ti...
Bajé del auto un poco conmocionada, estaba en un shock, aún no podía recuperarme de ello. Mis piernas temblaban y sentía un cosquilleo en el estómago. Solo había besado a un chico en mi vida un amor que tuve en la universidad, y esta era la segunda vez, y había sido todo tan extraño, hasta había olvidado como se besaba.
Observe cómo el automóvil de Nathaniel descendía por la puerta principal, veía como se alejaba.
Recordé que no tenía llaves, por lo que me maldije, al momento que iba girando observé cómo la puerta se iba abriendo, pude observar a Zack de pie lo cual me sorprendió ya podía moverse. Tenía una expresión de disgusto en su rostro. Me mordí el labio inferior y lo miré.—H-Hola —Fue lo único que pude pronunciar.
Zack soltó un suspiro y después habló.
—No sabía que te estabas liando con mi mejor amigo, dime ¿Cuánto llevan saliendo? —Su tono era frío y me causaba miedo.
—No estamos saliendo —Tragué saliva para después añadir—: Somos solamente amigos, hoy se me hizo tarde ya que fuimos al parque de atracciones para distraernos un rato.
Zack chasqueó la lengua y rio burlón.
—Claro, amigos que se besan, te recuerdo que estás a mis órdenes y en ningún momento me llamaste para informarme que te ibas con Nathaniel a divertir a un parque de diversiones. Recuerda tu lugar —Pronunció sus palabras con cierta cólera.
Me sonroje, al parecer Zack había presenciado el beso que había pasado hace unos momentos y sobre todo estaba malhumorado. Tenía razones para estarlo, desde el principio fue mala idea ir al parque de diversiones sin avisarle nada, tenía que ser sincera y pedir permiso. Era como mi jefe.
—D-Disculpa si te hice pasar un mal momento, entiendo cual es mi lugar, enserio una disculpa —Dije avergonzada.
—Entra y sígueme —Dijo en tono autoritario.
Obedecí, comencé a caminar tras él, me costaba ver que ya estaba caminando aunque cojeaba un poco. Había olvidado lo alto que era, fácilmente le llegaba un poco por debajo del hombro. Resultaba humillante. A Nathaniel le llegaba un poco arriba del hombro, no era un chico muy alto, pero tampoco muy bajo.
Recordé el beso y sentí en escalofrío que recorrió mi espina dorsal. Había sido todo tan extraño y estaba apenada con Zack porque lo presenció.
Nos dirigíamos a su despacho, como pudo Zack giro el pomo de la puerta con algo de dificultad, iba a acercarme para ayudarlo pero ya era inútil, ya había abierto la puerta. Lo seguí hasta adentro. Se posicionó por detrás de su escritorio y yo por delante. Hizo un gesto con la mirada para que tomara asiento, obedecí y él hizo lo mismo.—Bien, como sabrás te dije que tenía que decirte algo importante, pero creo que ya estoy dudando —Su tono aún era frío—. Aún así, te necesito a mi lado.
Me sonrojé, sus últimas palabras aunque fueron distantes llegaron para extender un rubor en todo mi rostro. Me sorprendía como Zack podía afectarme tanto con cada una de sus palabras.
—¿P-Para que me necesita?
—Si serás idiota —Dijo refunfuñando—. En este estado no puedo hacer nada, es obvio que necesito apoyo.
Y ahí estaba de nuevo insultándome, no sé porque me afectaba tanto cuando decía algo que yo malinterpretaba, me hacía quedar como una estúpida frente a él.
—Ah si, era de esperarse —Dije sin pensar.
Zack me miró con disgusto. Si las miradas mataran ya estaría enterrada con mil gusanos comiendo mi carne en descomposición.
—Viajaremos el viernes a Italia —Tragó saliva—. Necesito visitar al hermano de Denisse la chica de la foto ¿Recuerdas? Te doy detalles ya que me parece factible, que sepas el porque mi viaje, no planeo secuestrarte... o aún no por el momento.
Zack y sus bromas, ya ni si quiera me daban gracia, por lo predecible que resultaban.
Viajar a Italia, estaba conmocionada, tenía que saber a qué cuidad, quizá podría ver a mis padres solo si Zack me lo permitiese, estaba contenta, nada me hacía más ilusión que viajar a mi país aunque el viaje se realizará con el demonio de Zack Andersson.—¡¿Italia?! Uau, estoy contenta de ello, nada me hace más ilusión que viajar a mi país natal —Dije muy emocionada—. ¿A qué cuidad exactamente?
El rostro de Zack se tornó sorprendido, no sabía si era porque se había enterado de mi descendencia Italiana.
—Iremos primeramente a Milán, después pararemos en Padua para finalmente llegar a Venecia, donde vive el hermano de Denisse —Hizo una pausa—, Por cierto, no sabía que tú también eras Italiana, ¿Que haces en Seattle, tan lejos?
—¿También eres Italiano? —Pregunté petrificada.
—Efectivamente, ahora podrías responder mi pregunta, es detestable que te contesten una pregunta con otra.
No podía creerlo, hubiese jurado que Zack era americano en todos los sentidos. Sobre todo por su nombre.
—Bueno, mi amiga Becca y yo decidimos venir a Seattle por una vida un poco más moderna, alejadas de nuestra familia, queríamos independizarnos una vez acabada la Universidad. Aún así no pasó ni un año cuando Becca se fue a New York por una propuesta de trabajo en una agencia publicitaria, así que me quedé sola en Seattle hasta hace poco que regresó.
—Ya veo, ¿Tu familia, de dónde es? —Preguntaba con extrema curiosidad.
—Residen en Milán hasta la fecha, nunca se han movido de ahí.
Zack estaba pensativo y a su vez un poco interesado por saber más.
—¿Alguna vez tus padres te llevaron a Venecia? —Siguió con su interrogatorio.
—Uuh, sí, solo una vez, viajábamos mucho a Roma, al menos una vez al año, mis padres son algo religiosos ¿Cómo son los tuyos? —Devolví una pregunta.
Zack se encogió de hombros y después añadió:
—Soy huérfano —Desvió la mirada con tristeza.
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Filo Rosso
Novela JuvenilZack Andersson sinónimo de arrogancia. Krysten Ainsworth sinónimo de desgracia. Dos mundos completamente diferentes que se entrelazan trayendo consigo que la desgracia sea atrayente de la arrogancia. La vida de Krysten parece huracán y tormentas cua...