Capítulo 33: Cuento del Pasado 1.

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La noche había caído y Zack estaba dormido profundamente. Mañana viajaría con toda su familia y con la familia de Denisse rumbo a Roma. Estaba emocionado que soñaba el acontecimiento. Esperaba por fin decírselo a Denisse, eso que tanto llevaba callando.
A la mañana siguiente Zack se levantó con una sonrisa de oreja a oreja sentía una felicidad inmensa. Fue corriendo a la habitación de sus padres y entro para despertarlos con un beso en la mejilla. Ambos le sonrieron y le devolvieron el beso dulcemente. La madre de Zack comenzó a besar a su hijo por todo el rostro mientras también le hacía cosquillas. Zack reía con sus padres y se sentía muy feliz.

Luego de empacar parte de sus pertenencias para el viaje esperaron a que los Becher llegaran para partir.
La familia Andersson y la familia Becher se llevaban bien, generación en generación. Siempre habían mantenido una buena amistad y desde pequeños se les había inculcado el respeto de una familia a otra.
Desde pequeño Zack conoció a Denisse y ambos entablaron una buena amistad, hasta la actualidad. Ambos se llevaban bien, y sobre todo parecían noche y luna.
Pasó alrededor de media hora y por fin los Becher habían llegado. Denisse se encontraba hermosa con su cabello recogido en media coleta y un listón sujetando su cabello castaño. Sus ojos verdes brillaban bajo los rayos de sol.
Zack caminó hasta ella y le dio un golpecito en el hombro a modo de juego, ella le sonrió e imitó su gesto. Después lo abrazó y a Zack le tomó por sorpresa. Le devolvió el abrazo un poco febril y con las mejillas acaloradas.

—¡Estoy feliz por este viaje! —Exclamó Denisse con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

—¡Yo también! Desde hace mucho quería visitar Roma y sacar muchísimas fotos. Mira, compré esta cámara, verdad que es bonita —Decía Zack emocionado.

—Es demasiado bonita, seguro que capturas lo más hermoso de Roma con ella.

—Entre las cosas bonitas que quiero capturar es a ti.

Denisse se sonrojó y se cubrió el rostro con ambas manos.

—No seas tonto, no soy bonita.

—No, no eres bonita, eres muy hermosa Denisse.

Iba a contestar cuando la madre de Zack llegó y miró a los niños con una sonrisa. En el fondo sabía que Zack estaba enamorado de la pequeña. Le sorprendía la manera la cual dos niños podían amarse de la forma más pura posible. Le inspiraba, y miraba un futuro maravilloso para ambos. Se veía el destino escrito, ambos estarían juntos, ella lo sabía.
Saludó a Denisse y volvió a irse dejándolos solos de nuevo.

—Tu madre tenía una sonrisa extraña dibujada en su rostro —Dijo Denisse arqueando una ceja.

—Pienso lo mismo —Zack notó que Denisse llevaba una pequeña libreta entre sus manos y trato de quitársela a juego pero ella la apartó rápidamente de su alcance—, ¿Qué es eso?

—N-No te incumbe —Un rubor se extendía por sus mejillas.

Zack la tomó por el brazo y la llevó rápidamente a su habitación, aún tenía tiempo antes de partir. Sus padres y los de Denisse estaban ocupados revisando la estabilidad de el automóvil en el cual viajarían todos.
Al estar en la habitación Denisse estaba desconcertada, apretaba el cuaderno contra su cuerpo, no se dañaba ya que era de pasta dura y cuero marrón. Zack no sabía bien el porqué del impulso de llevarla a su habitación, pero tenía la necesidad imperiosa de estar con ella a solas.

—¿P-Por qué estamos aquí? —Preguntó Denisse.

Zack siempre sonreía cuando Denisse tartamudeaba. Era un aspecto que resaltaba de su personalidad. Siempre que estaba nerviosa solía tartamudear o bajar la cabeza mientras sus mejillas estaban teñidas de rojo escarlata y sonreía nerviosamente.

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