Al llegar a su hogar intentó disimular con sus padres que todo se encontraba bien, aunque en su interior esa era la mentira más grande que se había dicho los últimos meses.
Se tiró boca arriba sobre su cama, observando en la oscuridad su techo. Cualquiera pensaría que se encontraría abrumada por la gran oportunidad que ahora tenía entre manos. Y sí, quizás así era.
Pero en su cabeza en ese instante solo podía existir la imagen de Adrien Agreste observándola como si la esperara, sus facciones fingiendo sorpresa al leer su nombre e incluso su voz temblorosa al dirigirse a ella.
Lo conocía más de lo que le gustaba admitir. No fue difícil darse cuenta de que algo sucedía.
Además, su condenada voz no podía salir de su cabeza. Estaba segura que la había escuchado antes, y no solo en conferencias o comerciales, estaba segura que lo había escuchado decir su nombre antes de esa ocasión.
― Supo que no estaba cómoda, por eso declinó la salida por el helado ― Se dijo a sí misma, cubriendo su rostro con sus manos.
¿Cómo podía saberlo? Se preguntó entre murmureos, sintiendo como se quedaba sin aliento.
Los ojos de él al final lucían afligidos, e incluso derrotados. Como si se hubiese dado por vencido en alguna clase de plan que tenía preparado. Pero ¿Ella que tenía que ver?
Contuvo la respiración unos segundos, preguntándose sí existía la remota posibilidad de que Adrien Agreste supiese quien era ella.
Después de todo, aquel encuentro era demasiado parecido a lo que ella una vez describió como algo idílico en uno de los emails que se atrevió a enviarle.
Se sentarían juntos, quizás ir por un helado. Se repitió a sí misma.
Antes de que sus pensamientos siguieran tomando forma, escuchó como su teléfono comenzaba a sonar el tono de mensajes; Su canción favorita.
Wham, bam, shang a lang and a shalalalalala thing, tintineaba mientras el teléfono comenzaba a vibrar a la vez que la pantalla se encendía.
De inmediato pudo ver el nombre de quien enviaba aquel mensaje; Chat Noir.
"¿Puedo llamarte para hablar, princesa?" Decía el mensaje.
De algun modo que él pidiese permiso para ello le sentó mal en su interior, pues era algo que nunca hacía.
Llamaba cuando quería, y sí ella no podía contestar su llamada simplemente negaba la llamada seguido de un mensaje. Esto usualmente lo hacía cuando salía con sus amigas, pues a la larga ellas se habían quejado de la atención que ese extraño chico le estaba robando de ellas.
Respondió un simple sí, y no paso el cuarto de un minuto cuando la llamada de él entraba en su teléfono.
Contestó, y lo único que pudo escuchar era la respiración de él.
― Llegue a casa hace poco ― Se atrevió a decirle ella, iniciando la conversación.
Chat guardó silencio. Marinette por su parte comenzó a sentir una urgencia extraña por escuchar su voz.
Pero él seguía en silencio.
― Chat, dime algo ― Pidió ella, casi en un susurró. Necesitaba escuchar su voz, necesitaba estar segura.
Debía asegurarse de que él no sabía lo que pasaba por su mente, pero aquel silencio simplemente parecía calar en su alma.
― ¿Tan obvio soy? ― Dijo él por fin. Marinette no pudo evitar sentir sus ojos llenarse de lágrimas.
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Fanática [Miraculous Ladybug AU][Drabbles]
FanfictionMarinette es la típica adolescente que tiene un amor platónico en una celebridad, tal como sus amigas, tal como otras chicas. Se considera una fanática por excelencia, al igual que una enamorada empedernida. Quizás, lo lleva un poco al extremo consi...