Se encontraba en un desierto interminable, el polvo se arremolinaba a su alrededor, podía escuchar las bombas explotando cerca de él, sentía su corazón latir con fuerza y le costaba respirar. Una bomba explotó justo a su lado dejándole un pitido fuerte en el oído, vio algo volar cerca y se giró rápidamente para evitarlo golpeando su rostro contra el suelo.
Despertó en una habitación limpia y ordenada, tardó en reconocer donde estaba, al escuchar los ronquidos de su compañero entendió, era la habitación que les habían asignado en la base de Overwatch. Recordó que su amigo lo persuadió de quedarse allí, al menos por este tiempo, -"quiero descansar un poco" le había dicho. Sentía la garganta seca como si realmente hubiera estado en el remolino de polvo entre las explosiones, esa estúpida pesadilla otra vez, se puso sus prótesis y se encamino a la cocina.
Al caminar por el pasillo podía notar que este lugar estaba totalmente vacío, todos dormían en esta sosa cúpula que los aprisionaba -"podría explotarlos a todos y no se darían cuenta" pensó hasta que notó una luz encendida, provenía de la cocina y al acercarse escuchaba suaves ruiditos, como si quien sea que estuviese allí quisiera que no lo descubrieran.
Al asomarse vio una pequeña figura intentando llegar a lo más alto de una alacena, la chica estaba en punta de pies, tenía un pijama azul y blanco, el cabello suelto caía suavemente hasta sus hombros. Se acercó cautelosamente y pudo ver qué era lo que la pequeña intentaba agarrar, una caja de chocolates, decidido a ayudarla la tomó de la cintura elevándola hasta que estuvieran al alcance de sus manos. Mei tomó la caja antes de reaccionar, se volteó y entró en pánico al cruzarse con aquellos ojos ambarinos.
Mei:-"¡suéltame! ¡Déjame bajar!" chillo aterrada, éste la soltó al instante sin comprenderla.
Junkrat:-"no tienes que ponerte así, enana, solo trataba de ayudar" dijo frunciendo el entrecejo.
Mei:-"¡eres un atrevido! ¡No deberías tocar a una dama de esa manera!" las mejillas de la chica estaban enrojecidas, ésta tomó la caja y salió rápidamente del cuarto murmurando algo en chino.
Junkrat:-"que mal carácter" murmuró rascándose la cabeza.
Una voz suave habló desde una esquina oscura de la habitación sobresaltándolo.
Ana:-"así que... ese era el pequeño ladrón de chocolates" dijo la mujer saliendo de las sombras con una enorme sonrisa. Junkrat la observó un momento, sin todas las ropas y su rifle parecía una simple anciana –"¿quieres un poco de té, jovencito?" éste respondió que si con la cabeza, se sentó en una pequeña mesa bajo la única luz encendida de la habitación.
Escudriñó a la mujer mientras tomaba las tazas y ponía el agua a calentar, fijo su mirada en sus manos, tuvo una leve sensación de nostalgia como si recordara a una madre que alguna vez, en algún segundo de su vida pudo tener, tal vez, en alguna otra vida, algo como eso existió por más tiempo.
El suave golpe de la taza contra la mesa lo despertó de los estúpidos pensamientos en los que estaba inmerso, Ana le acercó un poco de azúcar y se sentó frente a él. Lo observó por un largo rato como si estuviese estudiándolo, el junker también la miró, le llamaba la atención el parche en su rostro, luego de minutos eternos comenzaba a sentirse realmente nervioso, ésta mujer no le quitaba la vista de encima, él golpeaba rítmicamente las puntas de sus dedos contra la taza de té, bebía grandes sorbos, no entendía qué quería esa anciana.
Ana:-"adelante, haz la pregunta" dijo con una suave sonrisa en el rostro. Él entendió.
Junkrat:-"¿cómo perdiste el ojo?" la miraba fijamente.
Ana:-"eso ya lo sabes, igual que tú con tus miembros. Un momento de confianza, crees tener el control de la situación, bajas la guardia y el mundo te recuerda que no eres más que un inútil y mortal humano" la sonrisa de la mujer cambió, se veía más amarga.
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Complementarios
RomantikIncreiblemente y para sorpresa de todos, Overwatch integró a un duo de criminales a su grupo.