Capítulo 9

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-¿Lista?- pregunta Em al salir de mi departamento.

-¡Claro!- asentí, decidí vestir casual, unos jeans algo rotos, acompañado de una polera color durazno.

Ayer quedamos con los chicos a ir una "cita" como precio de haber perdido la apuesta.

Lo que no se esperan es a donde se llevará nuestra pequeña sorpresa.

Llegamos a la parada del metro como habíamos quedado, a lo lejos noté una silueta familiar, conforme nuestros paso avanzaban me encontré con los ojos color miel de aquel chico pelinegro.

-¿Aún no llegan?- preguntó Emma, rompiendo así el silencio del lugar.- ¿Ya son a las cinco verdad?- dijo mi amiga cruzándose de brazos.

- Peter me escribió, pronto estarán cerca- dijo Andtew con tono seco.

-Nunca hay que dejar esperar a una dama- dijo fruciendo el ceño.

-¿Cual dama? No veo ninguna- dije burlándome.

-¡Que graciosa!- dijo Em dandome un pequeño empujón, luego fijo su mirada a nuestro compañero.

-¿Y bien? - hizo una pausa - Me sorprende que Andrew Miller haya aceptado venir- dijo con simpleza mi amiga.

-Más bien fui obligado- dijo cruzándose de brazos.

-¡Debe ser un sacrificio para ti! - Emma dijo con una pequeña risa.

-No te lo imaginas- Andrew desvío su mirada y dando una sonrisa de lado.

Luego de unos minutos más, los chicos por fin se dignan en llegar. Emma parecía un poco molesta y amenazaba con sus miradas.

Es irónico ya que ella es la reina de la impuntualidad y dando sermones sobre llegar temprano, es sin duda cómico.

Tomamos el metro hacia Rockefeller Park Center , cada uno tomó asiento esperando al final del viaje.

-¿A donde nos llevarán estas hermosuras esta noche?- bromea Dan al fijar su vista en nosotras tres.

-Es una sorpresa- sonrie Sam terminando la conversación.

-Uhg- hace una mueca Peter - ¿Qué sucede?- pregunto.

-No es nada, como siempre Alice molestando por no haberla traído con nosotros - dijo mostrándome todos los mensajes de su teléfono.

- Son muy apegados ¿Eh? - sonrió.

-Supongo que si- me sonrie también - aunque su nivel de insoportable rebasa los límites- dijo con sarcasmo.

- Ojalá tuviera hermanos, así tal vez entendería de lo que hablas- reí cruzandome de brazos.

-¿Eres hija única? - pregunta Peter. - ¡Que suerte!

-Si- asiento - pero he trabajado de niñera antes y he cuidado de niños más pequeños, por lo tanto creo que entiendo un poco el concepto de hermana mayor y hermano menor. Aunque el sentimiento sea diferente para ellos.

Por un momento, varios recuerdos vinieron a mi mente y no pude evitar sentirme triste.

Apreté mis labios para evitar no romper en llanto.

No es fácil evitar sentir el sentimiento de abandono, soledad y enojo con solo hablar de ello.

Por suerte Peter no lo notó.

-Pero tienes razón, a veces me alegro de ser hija única. Escuchar los berrinches de tu hermano es irritante- reí fingiendo que lo que decía fuera solo una broma.

Remendando el CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora