Capítulo 6

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Laura

Mis ojos siguen clavados en el techo, mientras que siento que alguien se acuesta a mi lado. Oh, Dios...

— Supongo que no quieres que Ross se entere de esto, ¿verdad? — pregunta Chris, el capitán del equipo.

Sujeto las sabanas con más fuerza contra mi pecho desnudo, conteniendo las lágrimas.

— No, no quiero que se entere... — susurro.

— ¿Dónde cree que estás? Tengo entendido que te estás quedando con él.

— Con Michael... Michael me está cubriendo.

— Bueno, tendré que besarle el trasero a Michael por permitir esto.

No me río. Sigo sin mirarlo. No puedo siquiera mirarlo a los ojos. Engañé a Ross. Jodidamente lo engañé y me siento tan mal por eso.

— Laura... — murmura, y me obliga a mirarlo.

— No tenía que hacerle esto a Ross... — susurro, llorando. — No era esta la manera.

— Hey, descuida... Yo no se lo diré. Te prometo que esto morirá entre nosotros.

—Gracias, Chris. Realmente... Gracias.

— ¿Puedo preguntarte por qué haces todo esto?

Suelto un suspiro y le permito que me abrace, apoyo mi cabeza en su pecho y me siento mejor.

— Debo dejar a Ross en unos meses, su padre me lo ha pedido, es por eso que tengo que evitar enamorarme de él. Antes era más fácil, era un imbécil. Pero ahora...

— Ahora es un imbécil al que tú amas.

— No, no lo amo. Para eso estás tú.

— Por más de que sea fantástico en la cama... —comienza a decir y yo ruedo los ojos riendo. — Oye, déjame terminar. Por más que sea un Dios del Sexo, no puedo evitar que te enamores de Ross. Esto es sexo, lo de ustedes es amor.

— Me gustas más cuando estás callado.

— Oh, adoras cuando hablo... — murmura, subiéndose encima mío para después besarme.

Río y le correspondo el beso, olvidándome de Ross por unos minutos más. Tal vez esta no era la manera correcta para evitar darle mi corazón a Ross, pero funcionaba.


Cuando llego a la casa de los Lynch, sonrío al escuchar a Stormie reirse junto a Mark. A pesar de todos sus problemas, realmente hacían funcionar su pareja.

— ¡Oh, cariño! Has llegado. — exclama la señora Lynch, sonriendo ampliamente. — Ross ha ido a comprarte algo para comer, me he olvidado completamente que no te gustan las verduras. Lo siento. Aún no me adapto.

Yo llevaba en la casa de los Lynch ya tres días, a pesar de insistirle a Ross que puedo volver a mi casa. Mi padre aún seguía en el hospital, y a nadie de la familia Lynch le gustaba la idea de que yo me quedara sola en mi casa.

— Oh, descuida... No pasa nada. — le aseguro. — Siento la demora.

— Ya que estás aquí, tal vez podamos hablar sobre tu padre en mi despacho... — me sugiere Mark, y yo asiento. Él mira a su esposa. — Cielo, en unos minutos volvemos.

Sigo al señor Lynch en silencio a su despacho y cierra la puerta detrás de mi.

— Primero que nada, felicidades por tu relación con mi hijo. Segundo, espero que tu padre mejore. Tercero, necesito que al menos saques el tema de la empresa con Ross.

Suelto un suspiro y asiento. — Tienes razón, lo siento. Esta noche lo haré.

— Muchas gracias. Laura, te quiero dejar en claro que no tienes hacer nada que tú no quieras.

Comprendo a lo que se refiere. — Oh, si, lo sé. No me molesta, de hecho... No ha pasado nada.

— ¿Nada? ¿Con Ross Lynch?

— Nada. Ni siquiera me lo ha insinuado.

Mark sonríe ampliamente y se sienta en su escritorio. — Interesante...

— ¿Por qué? — pregunto confundida.

— Realmente está enamorado de ti.

Bajo la mirada y me muerdo el labio, intentando no llorar.

— Me acuesto con otro para no enamorarme de Ross... — susurro.

— Haz lo que quieras, cielo. Es tu vida. Mientras que hagas lo que te pido, puedes hacer lo que quieras.

— Gracias, Mark... Tal vez debería empezar a hablar con su hijo y acercarse a él. No quiero decirle qué hacer, es solo una sugerencia. No soy realmente necesaria, puede lograrlo usted mismo.

Mark me mira sorprendido. — Lo tendré en cuenta... Gracias. Por favor, no llores.

Río suavemente y asiento, antes de irme de su despacho. Una vez afuera, suelto un suspiro y me dirijo a la habitación de Ross con la esperanza de poder pensar bien toda mi maldita situación.

Me acuesto en la cama y suelto un suspiro al sentir el aroma de Ross en sus sábanas, inconscientemente me acurruco más deseando que él estuviera aquí.

— ¿Está todo en orden? — pregunta Ross, en el umbral de la puerta.

— Ven... — le pido, y él me sonríe levemente antes de acostarse detrás mío y abrazarme con fuerza.

Sonrío al sentir sus labios sobre mi cuello y me acerco más a él, sintiéndome mejor en sus brazos.

— Mi padre ha vuelto a insistir con el tema de la empresa... — susurra, aún dándome su atención.

— ¿Por qué no aceptas? Tienes tu futuro asegurado. — le sugiero.

— Porque no me gusta la idea de dejar a alguien sin casa si todo sale mal, y tampoco me gusta la manera en la que negocian y compiten... No siento que sea lo mio.

Me volteo y acaricio su mejilla suavemente, él suelta un suspiro y besa la palma de mi mano.

— No tienes que llevarlo de la misma manera, puedes hacer tu cambio en la empresa. Creo que deberías aceptar y mejorar todo, mejorar la vida de las personas que acudan a ti, que trabajen para ti y que compitan contigo. Puedes hacer de esa empresa una oportunidad para muchas personas, sin tener que dejar a nadie sin hogar. — respondo sinceramente.

— Si... No lo había pensado de esa manera... Me interesa la administración de empresas y la contabilidad, puedo tener en cuenta seguir con los negocios de mi padre. — dice, acariciando mi cintura.

— Lo harás genial. — le aseguro con una sonrisa.

Él me corresponde la sonrisa y me besa, le correspondo mientras lo abrazo por el cuello y lo acerco más a mi, sintiéndome una maldita mentirosa y una hija de puta.

Le ocultaba que su hermana se encontraba con su madre.

Le mentía para conseguir diez millones de dólares.

Lo engañaba con Chris.

Aún me quedaban cinco meses a su lado, pero sabía que estos eran los últimos cinco meses en los que él me amaría. Cuando supiera todo, va a odiarme.

Y me sorprende lo mucho que anhelo que ese día nunca llegue.

 Break Him (Raura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora