Navidad

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A la mañana siguiente el olor a las tartinas lo hizo levantarse de su cama y caminar como autómata hasta la cocina.

—Hola Peter, — lo saludó Steve con una sonrisa luego de sacar una charola llena de las galletas con mermelada de fresa.—¿Te sirvo leche?

—Hola Pops, y sí, sí quiero leche, por favor— respondió antes de bostezar y tallarse el ojo con la manga de su piyama.

Con lo antes dicho, se acordó de su infancia y de su emoción por ponerle esos mismos aperitivos a San Nicolás.

Navidad era su época favorita del año, porque además de la exquisita comida que había en la mesa, estar rodeado de su familia, era el que llegara Santa y el 25 ver sus regalos al pie del árbol, justo donde dejaba su zapato, tal y cómo sus papás le habían indicado que hiciera cuando tuvo uso de razón.

—Es para que Santa sepa cuáles regalos son para cada quién, Peter. Tú papá y yo igual dejaremos uno— escuchó a su Pops, desde la altura de él, al estar en sus brazos.

Recordaba que papi Tony sonreía en dirección hacia ellos, alzando los zapatos de cada uno. El tenis derecho de Tony estaba a la derecha, el suyo cualquiera que su padre hubiera tomado al azar, se ubicaba al centro y el de Steve, su zapato izquierdo, al otro lado del suyo. Los de sus tíos se encontraban alrededor del pino, aunque el del tío Clint parecía más que le gustaba estar escondido, como él.

Luego iba corriendo a la cocina e intentaba alcanzar la manija del refrigerador para sacar la leche y las galletas de chocolate y las tartinas italianas, para colocarlas en un plato y después en la mesa de la sala, para que así cuando Santa llegara se comiera lo que le puso.

—Peter,—le llamó su papá Steve riendo.—no pongas tanta leche y galletas cariño, Papá Noel debe ir a otras casas y si se llena con las tuyas no va a poder comer lo de los demás niños.

Él frunció el ceño, tenía 4 años, pero no por eso, no entendía lo que su Pops le decía; sin embargo, quería que Santa comiera bien, y que así viera que seguía siendo un niño bueno.

"Aunque..."— ladeó la cabeza.—"Puede que haya hecho alguna travesura, pero él no tiene porqué saberlo, sí sus papis no lo sabían menos el hombre rojo", pensó el menor.

—Tal vez sí le dejas una dona de chocolate en vez de las galletas Pete, te lo agradezca— le sonrió Tony acariciando sus cabellos.

Observó que Steve miró de forma extraña a Tony, y que éste sólo se encogía de hombros, pero en ese tiempo no le dió mucha importancia. Ahora sabía lo que quiso decir esa vez.

Una vez que todo estuvo en su lugar, caminó tomado de las manos de sus papás hasta su recámara. Y fingió dormirse tras el arrullo del castaño.

Pasadas unas horas, salió de su habitación y se escabulló lo más silenciosamente posible hasta la sala. Y observó asombrado, a un hombre con traje rojo, que extraía cajas de varios tamaños de un enorme bolso rojo. Pasados unos minutos y sin hacer ruido, regresó a su recámara demasiado feliz.
Por la mañana siguiente, corrió hasta la habitación de sus papás y saltó en su cama hasta que estuvieron completamente despiertos, bajó a abrir sus regalos.
Las tartinas, el olor a chocolate, y el estar rodeado de su familia, descubriendo sí Santa le trajo lo que él le pidió en su carta.
Años después, antes de cumplir los 10 descubrió que su Pops era quien se vestía de Santa, aunque su papá Tony era quien también fungía como San Nicolás, en otras navidades, y era precisamente el moreno quien se comía las donas y el rubio la leche.
Fue así que también se enteró que la 'Befana', aquella viejecita italiana que volaba en una escoba por las noches y le dejaba dulces, tampoco existía; Tony fue quien le dijo eso, como alguna vez su mamá, la abuela María, lo había hecho con él.
Nunca dijo nada, a decir verdad no mostró sorpresa al momento en que a los 12 sus padres le dijeron la verdad; en vez de eso, los abrazó y les agradeció. Tony se conmovió hasta las lágrimas ése día, aún cuando intentó ocultarlo al cerrar los ojos y decir un comentario un tanto sarcástico.
Sonrió tras recordar esos momentos de su infancia, miró a Tony quién a pesar de que estaba sentado al lado del rubio, no le dijo ni una sola palabra, ya que estaba muy entretenido llevándose galleta tras galleta a la boca.
—Ya veo que papá no pudo esperarme— comentó Peter viendo con los ojos entrecerrados al otro castaño, quién le sacó la lengua al menor.
—No me molestes sí niño, tengo que reponer fuerzas; tu padre me dejó exhausto anoche, luego de que le diera su regalo.— respondió Tony como si nada, luego de un trago de su café.
Steve claro, lo miró queriendo extrangularlo. "¿Cómo podía decir eso delante de su hijo?", pensó.
—Eres un sinvergüenza Tony, —exclamó Natasha al entrar a la sala.
—No sé cómo te pudiste casar con él Cap.—agregó Clint unos pasos atrás de la pelirroja.
—Ay, cállense.— gruñó el castaño rodando lo ojos. Steve y Peter trataron de ocultar su risa, tras la cotidiana charla matutina entre su papá y sus tíos.
—¿Qué te trajo Ded Moroz, Peter?—le preguntó Natasha sentada en uno de los sofás de la sala con una taza de chocolate en las manos.
Tony frunció el ceño y puso mala cara ante el nombre que los rusos le ponían a Papá Noel. Pero él simplemente se rio.
—El abuelo del frío me trajo...—comenzó a decir mientras rompía el papel decorativo con velocidad, dejando el suspenso en el aire, aunque sus tíos Clint y Thor hacían redoble de tambores con las palmas en sus piernas.
—El abuelo del frío mis...—habló Tony por lo bajo, con evidente sarcasmo. Sin embargo, Steve tomó un bombón y lo puso en su boca justo a tiempo.
Tony por supuesto, lo volteó a ver con mala cara, y el rubio le sonrió como si nunca hubiera hecho nada.
Bruce negó con la cabeza ante las  divertidas escenas de sus amigos, "hay cosas que nunca cambian", pensó.
Abrió y se rió ante las caras graciosas de los demás al ver sus regalos, saltó sobre sus padres en el sofá, y disfrutó de la película que eligió.
Ahora sólo esperaba por qué St. Stephen le diera su pluma, luego de darle dinero a los chicos vestidos con máscaras y divertidos trajes irlandeses, en Brooklyn. Tal cómo venía haciendo desde hace mucho, al igual que su Pops lo hacía con su mamá, la abuela Sarah.
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Es día de recalentado! 😂🙊
Espero que hayan comido delicioso, y que les trajeran regalos. Porque a mí ya no me tocó 💔😭🙄🤦.
Bueno espero que les guste y espero sus hermosos comentarios.
Ciao

Navidad al más puro estilo AvengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora