Llegaba Año Nuevo, y la Torre se llenaba nuevamente de ése aire mágico y familiar.
Las luces del árbol y todas las decoraciones que se veían por todos lados, volvían a adquirir un esplendor; pero ésta vez, cierta melancolía mezclada de una chispa de alegría que podía encender todo, era lo que los rodeaba.
Navidad había estado bien. Pero Año Nuevo, era otra cosa. Y eso bien lo sabía su papá.
A su Pops le gustaba la Navidad, pero a su papá le fascinaba, rayando casi lo inimaginable, el cierre de un año y el comienzo de otro.
—Sólo los italianos sabemos cómo celebrar una fecha tan importante — comentaba Tony con el orgullo saliendo por cada uno de sus poros, cada año.
Y es que siguiendo las tradiciones de su familia, Tony se emocionaba como el niño pequeño que su Pops sabía que aún seguía siendo. Y aunque algunas de ellas se habían visto un tanto modificadas, más por la salud de las demás personas que por la decisión de su papá, el festejo seguía siendo igual de divertido, tal y como lo recordaba desde que tenía uso de memoria.
Tony solía cocinar, obviamente con ayuda de Steve, varios platillos italianos. Esa cena era conocida como la Cena de San Silvestro, en donde comían y bebían en abundancia; una tradición que a su tío Thor le hacía poner una gigantesca sonrisa en su rostro, ya que, entre él, el tío Clint, el tío Bruce y a veces junto con Steve, se retaban a ver quien podía tomar más alcohol.
Claramente, su Pops y el Dios asgardiano eran siempre los que quedaban de pie, al final de la extenuante ronda.
Cerca de las 12, todos se acercaban al enorme balcón que se encontraba en el exterior de la sala común y observaban los fuegos artificiales que su padre diseñaba para ésa ocasión. Todos y cada uno de los Vengadores, tenía su propio fuego artificial que los identificaba. Tony, años atrás, se había dedicado a conmemorar su trabajo, elaborando fuegos artificiales que llevaran el logo que reconocía a cada miembro del equipo.
El de su papá era su casco de Ironman; el de su Pops, era su escudo; el del tío Bruce era su cara al ser Hulk; el del Tío Thor era su martillo; el de la tía Nat, era el símbolo de la viuda negra, el mismo que llevaba en la hebilla de su cinturón, cuando se ponía su uniforme; el del Tío Clint, era su arco con flechas; y por supuesto, el suyo era su máscara del Hombre Araña.
O al menos esos eran los de esa ocasión, porque cada poco las imágenes que iluminaban el cielo por las noches, como lo hacían en ese momento, cambiaban. Seguían representando a los Vengadores, pero podían ser como la cara de cada uno, o las iniciales de sus nombres, o hasta a veces, era la ciudad de donde era cada quien.
Recordó que cuando él era pequeño y nada de lo de la araña radioactiva pasara, ni su integración a los Vengadores, casi más por la fuerza que de ganas, su fuego artificial, era un biberón, o un juguete infantil que a él le gustaba.
Recordó también, que en un Año Nuevo, tal y como dictaba la tradición, Tony había lanzado un sofá que "sin querer" arruinó en uno de sus tantos experimentos con las nuevas armaduras, desde una de las ventanas de la Torre para despedir el ano viejo, y que Steve lo regañó fuertemente, obligándolo a que se asegurara de que ningún transeúnte hubiera salido dañado por eso.
Así que aún con la armadura puesta, su papá voló hacia afuera de la Torre para poner un área de precaución en donde libremente él podría lanzar objetos, sin que nadie saliera dañado.
Esa vez, sus carcajadas lograron que la pelea de sus padres no fuera tan grave. Esa tradición era una de las que habían sido modificadas. Ahora sólo lanzaban objetos pequeños, como algún plato, vaso, o alguno que tuviera un recuerdo malo, y que ellos no querían que estuviera en su siguiente año.
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Navidad al más puro estilo Avengers
Historia CortaA cualquier familia le gusta decorar el árbol, la casa y comer delicioso en Navidad; y eso incluye a la famosa familia de los Vengadores. Tony Stark y Steve Rogers, que desde que formaron su propia familia al adoptar a Peter, han querido tener los...