D O S

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1 5 A Ñ O S

Maldigo el día en que mi padre me apuntó cuatro años seguidos al campamento de verano de la ciudad. Hace cuatro años le prometí que volvería a verle en verano. Hace cuatro años que ansío verlo y hace cuatro años que está esperándome en el claro.

Hace cuatro años que le abandoné y no puedo perdonármelo.

Llego a casa poco antes de la hora acordada y saludo a mis padres, a Virgo y salgo corriendo vestida con el uniforme hacia el bosque, siguiendo las cintas casi blancas que hay colgadas en las ramas más bajas. Corro sin importar el barro que dejó la última lluvia y que mancha mis zapatos negros, antes inmaculados, y salto todas las raíces que sobresalen de los árboles con un único destino; verle.

Llego al claro y me desespero al no verlo puntual como siempre, me dirijo a la cabaña, aún entera de Happy, y veo que al lado hay más de una docena de rosas apiladas, algunas nuevas y otras ya antiguas y hechas polvo.

— No puede ser— oigo su voz y me giro, sonriente y sorprendida por el cambio que ha sufrido su cuerpo, empezando por los cuernos—. No puedo creerlo.

— ¡He vuelto!— corro hacia él y me lanzo a sus brazos abrazándolo como nunca había hecho. Rodeo su cuello con los brazos y él me sujeta por la cintura.

Su imagen no se va de mi cabeza; es mucho más alto, su pelo ha crecido así como sus cuernos y sus alas y parece que trabaja su cuerpo por la buena figura que se ve a través de la ropa.

— Has cambiado— me dice con ese brillo tan característico en los ojos una vez que me separa de él y me mira de arriba abajo para devolver su mirada a mi cara—. ¿Por qué rompiste tu palabra?— su mirada alegre no se compara con la voz rota que sale de su garganta.

— No lo sabía, pero mi padre me había apuntado cuatro años seguidos al campamento de verano. Le odié durante unos años por hacerme esto y no dejarme volver para verte. Pero aquí estoy ahora, el campamento de verano no acepta a niñas mayores de catorce años; y ya tengo quince.

— Entiendo. Entonces es hora de que te enseñe una cosa— me extiende la mano y lo miro dudosa—. ¿Confías en mí?— asiento y él tira de mi brazo para acercarme a él—. ¿Puedo?— asiento y él pasa sus brazos tras mi espalda y mis piernas para cogerme cual princesa—. Sujétate por favor— paso mis brazos por su cuello y él alza el vuelo.

Me sujeto con más fuerza a su cuello y él vuela hasta llegar a las ramas más altas, donde hay una casa en el árbol y me quedo boquiabierta al ver lo perfecta que se ve; está bien afianzada a las ramas del árbol y se ve desde fuera que está decorada de forma simple. Los pocos muebles que hay como un sofá y una mesa están hechos con madera y en el caso del sofá, recubiertos con cojines.

— ¿Qué...?— él me lleva hasta el interior de la casa y me deposita en el sofá con sumo cuidado para luego sentarse en el suelo.

— ¿Qué te parece? Cuatro años de trabajo duro, la estructura de la casa es obra de mi padre pero lo demás es todo mío. Pensaba darte una sorpresa cuando volvieras el primer año de clases pero parece que me dio tiempo de hacer más cosas hasta hoy— miro la casa embobada y él sonríe—. Y por cierto, esto es tuyo— me tiende una rosa y lo miro extrañada—. Es tu regalo de bienvenida— me sonrojo un poco y la acepto.

— Es genial, de veras— huelo la rosa y lo miro a él—. Eres todo un manitas.

— La princesa necesita un castillo que el dragón custodie, ¿recuerdas?

— Perfectamente— río y veo que hay una bola de pelo en un rincón del sofá—. ¡Happy!— al oír mi voz, el gato despierta y viene hacia mí cariñoso—. Lo has cuidado...

FIRE PRINCESS [nalu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora