C I N C O

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A G O S T O

Es el último día que paso en la cabaña antes de empezar las clases y esa mañana me levanto abrazada a él, como casi siempre, esta vez con un brazo alrededor de su torso y mis labios a la altura de su cuello. Él tiene la cabeza girada hacia el lado contrario a mí y me sujeta con firmeza a su cuerpo. Hace días que sus alas y sus cuernos han desaparecido gracias a unos brebajes hechos por su madre, por lo que ahora puedo presumir de él delante de todo el mundo e incluso se lo he presentado a mis padres, quienes lo han aceptado con sorprendente cariño y amabilidad. Incluso han permitido que viva con él.

— Natsu— apoyo mi codo encima del cojín y con la otra mano resigo su mandíbula con un dedo. Sonrío—. Es hora de levantarse perezoso.

— Cinco minutos más— en un rápido movimiento me rodea con ambos brazos y me deja justo encima suyo—. ¿Qué es esto?— susurra con los ojos cerrados, apretando mis nalgas con extrañeza.

— Mi culo, idiota— me alzo un poco, pongo mis manos en sus mejillas y le doy un beso—. Levántate ya, vago.

— Oye pero no te separes estúpida— ahora él me coge la cara y junta nuestros labios en un buen beso de buenos días—. Ahora sí, Luce.

Abre esos ojos jade que tanto me hipnotizan y me mira fijamente, recién levantado, con el pelo revuelto de dormir y sin mostrar signo alguno de incomodidad. Dejo mis antebrazos apoyados a cada lado de su cara y lo miro, disfrutando del silencio y del maravilloso novio que tengo.

Tiene la piel morena debido al sol, los ojos brillantes y los labios definidos. Todo un adonis digno de admiración. Sin ser consciente, acaricio sus mejillas con mis pulgares y bajo mi cabeza para besarlo, cosa que él no rechaza; sube sus manos de nuevo a mi espalda y la rodea.

— ¿Qué te pasa hoy?— junto nuestras narices y él me habla con voz ronca.

— Te quiero mucho, muchísimo— sonrío levemente y devuelvo mi cara al escondite que me proporciona su cuello.

— Yo también te quiero Luce— me besa la sien—. ¿Estás bien?— asiento en su cuello y él se sienta conmigo en brazos.

Pasamos un rato así abrazados, como si yo fuera un koala, él empieza a hablarme y a provocarme risas y no sé cómo acabo bajo su cuerpo, riendo como una loca y con las piernas a cada lado de su cuerpo. Él empieza a hacerme cosquillas y me revuelvo bajo él, sin darme cuenta que sus cuernos y sus alas reaparecen progresivamente.

Poco después y tras respirar y abrir los ojos, me doy cuenta de ello y salgo de la cama para acercarle un vaso con bebida rosa, él lo coge y me mira con extrañeza.

— Aunque estés muy guapo, si queremos salir hoy a la ciudad será un poco raro ir con un dragón cañón, así que tómatelo— le doy un beso en la nariz y me meto en el baño.

— Sobre eso— su cabeza aparece en el umbral de la puerta y mientras me lavo los dientes lo miro—. Mi padre me ha dicho que me necesitaba para algo, así que no voy a poder acompañarte. Lo siento mucho Luce. Ah, y he dejado el líquido en una mesa, voy a necesitar las alas.

— No te preocupes— le sonrío una vez tengo la boca enjuagada y le doy un beso—. Es una compra rápida, volveré en una hora entonces— me pongo el vestido y los zapatos y le rodeo el cuello con los brazos—. ¿Podría bajarme, señor dragón?— le saco la lengua y él sonríe.

— Con mucho gusto señorita.

Al momento siguiente estoy en el suelo y me despido de él. Regreso a casa para saludar a mis padres y decido coger un autobús para llegar a la ciudad, donde hago las compras de último momento antes de empezar la Universidad y compro los dulces favoritos de Natsu; tal y como le he dicho, a la hora siguiente estoy de vuelta en el autobús y en un gran atasco por culpa de unas ambulancias y unos bomberos que van... de camino a mi casa.

Efectivamente, al llegar a mi casa me encuentro la zona acordonada, la casa en llamas y dos camillas con cuerpos cubiertos con una manta. Corro hacia mi casa y un policía interrumpe mi camino sujetándome de la cintura y poniéndome a salvo en un bordillo, para que me siente. Las lágrimas caen solas de mis ojos y atisbo movimiento por el rabillo de ojo, giro mi cabeza hacia la arboleda y veo una figura medio humana con algo en la espalda... Alas.

— Natsu... No...— escondo mi cara entre mis manos y dejo que las lágrimas caigan con libertad y dolor, dolor por la traición que acabo de sufrir por parte de quien más amaba en este mundo.

FIRE PRINCESS [nalu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora