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Para Jimin cuidar de NamSeok era como cuidar de un pececito, el niño de once años era callado y no hacia berrinche, tenia la firme creencia que ese lado tímido lo había sacado de su padre y no hací de su madre, es mas, el primogénito de los Kim era la versión miniatura de NamJoon; cabello castaño oscuro, ojos avellana y piel ligeramente tostada. JiMin estaba mas que agradecido que así fuera y que SeokJin no lo supiera, sabía que si se enteraba le cortaría las pelotas y se los daría de comer.

Pero por otro lado estaban lo hermanos Min, los dos pequeños eran un torbellino de destrucción con piernas y lindo rostro.

Estaba acostumbrado a tratar con niños, no por nada era maestro en la guardería donde NamSeok y los hermanos Min habían pasado sus primeros años de aprendizaje y JiMin ingenuamente se había ofrecido a también cuidar de JongSuk y JiSoo mientras YoonGi descansaba o estaba ocupado ¿Ya cuidaba de NamSeok, que tan difícil seria cuidar a dos niños mas? Grave error.

Los niños eran educados e inteligentes, JiMin sabía que YoonGi los educaba muy bien, pero jamás  imaginó que tenían un toque del horrible carácter de su hyung.

Los primeros días de cuidarlos mientras YoonGi trabajaba como mesero y los niños tenían ya tres años había sufrido mucho, recordarlo no era grato, pero su corazón se derretía cuando los pequeños levantaban sus manitos y balbuceaban palabras incomprensibles entre ellos como si estuviesen comunicándose. Cuidar de los hermanos Min tenia sus pros y contras.

—¡Estudia mucho, NamSeok-ah~!— gritó JiMin viendo al pequeño de ojos avellana adentrarse en la escuela.

—Llegaremos tarde, oppa.

JiMin vio a través del retrovisor a los hermanos, JiSoo tenia esa cara seria de siempre mientras miraba al frente y JongSuk sonreía mostrando sus dientes de conejo y agitaba su pequeña manito a través de la ventana despidiendo a NamSeok a pesar de que este ya se había metido en la escuela y no lo veía.

—Si, si. Aquí vamos~ — quitó el freno de mano y salió de la larga fila de coches no sin antes mirar a ambos lados.

La escuela donde JongSuk y JiSoo asistían estaba al otro lado de la ciudad, sin exagerar, no comprendía el por qué su hyung los había inscrito en Seoul Foreing School, una escuela privada donde la mayoría eran niños ricos de familias importantes, pero recordaba que los pequeños diablillos había sido expulsados de tres diferentes escuelas y dejaba de preguntar el por qué.

Volvió a mirar por el retrovisor y vio a los dos niños susurrar algunas cosas, no los escuchaba debido a que hablaban muy bajo, pero le quitó importancia, esos dos se secreteaban un montón de cosas cuando no estaban compitiendo entre ellos, y agradecía que el día de hoy estuvieran mas callados de lo usual , aunque de cierto modo le ponían los pelos de punta.

Estacionó el auto correctamente frente a las enormes puertas de barrote por donde un montón de niños con uniformes impecablemente planchados entraban y rápidamente divisó a Verónica, esa perra que le jodía las mañanas cada que iba a dejar a los niños. Suspiró exageradamente antes de salir del coche y abrir la puerta de atrás para desabrochar los cinturones de seguridad de los niños.

—No olviden lo que YoonGi hyung dijo ¿De acuerdo? — les susurró sonriendo, odiaba mostrar una sonrisa forzada pero esa  piraña de piernas largas tenía el don de hacer sus mañanas una mierda.

—¿Bonitos y gorditos? — preguntó JongSuk tiernamente, su papi había dicho eso, que ellos eran como los “pingüinos de Madagascar” y frente a las demás personan tenían que ser bonitos y gorditos.

Strawberry Yogurt [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora