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Como el paso del día y la noche, el cambio de estación llegó, así también un nuevo año. Junto a la primavera nuevos cambios y nuevos retos.

Como era de esperar, los gemelos causaron gran alboroto con la llegada del nuevo año escolar, cambiando su uniforme por uno de curso superior y preparándose para nuevas travesuras, claro que su padre los regaño por andar de conspiradores contra la paz mundial y los amenazó con nunca más volver a comprarles helado a escondidas de su papi si se portaban mal en la escuela, cabe decir que funcionó muy bien, la primera vez.

JungKook tendía a amenazarlos para que no hicieran travesuras y premiarlos cuando se portaban bien, algo que no sucedía con mucha frecuencia, sus hijos eran el anticristo en versión adorable.

El primer día de escuela, el director los mandó a llamar de urgencia, pero como YoonGi tenía chequeo médico, tuvo que ir solo, no antes de enterarse por la boca de YoonGi el amorío clandestino del director, un secreto a voces que toda la escuela se lo sabía.

—Te servirá el dato— dijo YoonGi guiñándole un ojo.

JungKook no creía que esa información le sirviera de algo, pero con la amenaza del director de expulsar a los gemelos de SFS por lanzar huevos podridos a los autos de los maestros durante la inauguración del año escolar, JungKook no tuvo más opción que utilizar el secretito que YoonGi le confió.

Por la cara de bochorno del director, JungKook intuyo que, a pesar de ser descubierto, el director continuaba jugueteando bajo las faldas de su amante. 

Ese día también conoció a Verónica, la supervisora de los niños que parecía ser cómplice en la reciente bromita de los diablillos.

También se puso al tanto de la relación entre Verónica y JiMin, este último parecía rehuirle con esmero cada que se encontraban y por lo mismo, Verónica ponía una cara de miedo cuando veía a JiMin.

JungKook disfrutaba verlos, era tan cómico, pero más disfrutaba ver a YoonGi, sonriendo ante cualquier travesura de los niños, masajeando su vientre ligeramente abultado, JungKook disfrutaba cada segundo junto a YoonGi y los niños, aunque últimamente se sentía más exhausto, no pudiendo seguir el ritmo del día a día.  

TaeHyung y HoSeok habían mostrado su preocupación, diciéndole que lo veían decaído y agotado. TaeHyung se ofreció a suplirlo un par de días hasta que se recupera, pero negó la ayuda, como también ir a ver un médico, pues HoSeok estaba verdaderamente preocupado por su estado.

JungKook se dijo que no lo necesitaba, tal vez solo era un resfriado o algo de menor preocupación, así que lo dejo pasar, dentro de unos días estaría como siempre.

Por otro lado, con tres meses de embarazo encima, YoonGi ya sentía sus tobillos hinchados y la espalda adolorida, aunque su vientre no era inmenso y las náuseas matutinas no se habían presentado, tampoco los cambios drásticos de humor y mucho menos los extraños antojos que lo atacaron cuando estuvo esperando a los gemelos. SeokJin le tranquilizó, afirmando que no todos los embarazos eran iguales.

Aliviado de que su embarazo no presentara dificultades y no hubiese nada extraño, se permitió seguir trabajando en el bar, pero JiYong lo corrió, alegando que era malo para el bebé si su madre se ponía a oler alcohol mientras gestaba. Sin remedio, YoonGi tuvo que empezar a acostumbrarse a tener a todos cuidándolo como si fuese un invalido. Como lo frustraba no ir al baño sin que alguno de sus amigos o el mismo JungKook lo persiguiera para ver si necesitaba ayuda.

Su padre se pasaba cada domingo para ver como estaba, trayendo consigo sus inútiles y extrañas piedras que asombraba a sus hijos, contándoles la historia de cada piedra con detalle, dejando embobados a los gemelos, YoonGi noto que JungKook se ponía celoso cuando alguien acaparaba a sus hijos.

Strawberry Yogurt [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora