El Chico Del Cabello Largo

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Al salir del auto me di cuenta que la casa que estaba enfrente de mí no era la que yo conocía, está era más grande​ y más bonita.

-¿Te mudaste de casa?-. La mire confundido.

-Jajaja, no, tonto, la remodelamos-. Fue hacía la puerta y saco las llaves-. Ven, pasa-. Abrió la puerta y me hizo señas para que entrara.

Entre y nos dirigimos a su cuarto. Una vez ahí ella prendió unas luces LED que tenía en la cabecera de la cama, la mayoría del cuarto se lleno con una luz infrarroja.

Ella se acostó en la cama y me miró fijamente.

-¿Qué me ves?-. Dije mientras me sentaba al lado suyo, ella levantó para quedar sentados los dos

-La luz hace que tus ojos me den miedo, jajaja-. Me tomo de la mejilla, yo acaricié su mano que estaba puesta en mi mejilla.

Nos acostamos y quedamos viéndonos fijamente.

-Estas hermosa, mujer-. Ella me dió un leve beso en los labios, casi rozando.

Ella era mi cielo, de alguna extraña manera, tenía completa calma cuando estaba con ella. Amaba sus ojos color miel, su piel blanca, su manera de vestir, su cabello (que ella decía odiar), sus labios, sus manos tan suaves.

Después de reflexionar todo eso me volví a sentar en la cama.

-¿Qué pasa?-. Escuché su voz detrás de mí, voltee a verla con tristeza.

-Pasa qué tú eres perfecta y yo sólo soy un simple diablo-. Voltee mi vista hacia enfrente y la bajé.

Ella se levantó y camino hasta quedar frente a mí.

-Nadie es perfecto, querido-. Me levanto la barbilla haciendo que la mirará directamente a los ojos.

-Te equívocas-. La abrace de la cintura y la acerqué a mí-. Todos somos perfectos, sólo que cada quien tiene un consepto diferente de perfección, y para mí-. La acerqué más haciéndola subir​ a la cama y que ella se sentará en mis piernas-. Tú eres perfecta-. La bese y ella me abrazó del cuello.

Cada beso tenía más frenesí que el anterior, su mirada se volvía cada vez más perversa, al igual que la mía, metí mi mano debajo de su blusa sintiendo su piel. Yo deslizaba suavemente las yemas de mis dedos por su espalda, y algunas veces ponía mi mano en su cuello mientras la acercaba más a mí. Ella me empezo a levantar la camisa y, después de tenerla lo suficientemente arriba para tener hasta el pecho descubierto, deslizó su mano en todo mi pecho y abdomen dejando que sus uñas me rozarán éstos. Le quite la blusa, me quite de la posición para dejarla abajo de mí y contemplar a el bello angel que tenía con el torso semidesnudo.

-¿Q... Qué miras?-. Me dijo ella, sacándome de mis pensamientos

-Querida-. Me acerque a su oido-. Estas dejándome pasar a un paraíso que puedo convertir en un infierno en un chasquido de dedos-. La bese en el cuello haciéndola estremecer, sentí como su piel se ponía de punta.

-Tal vez quiero conocer esa parte de ti-. Me dió un beso largo, acto seguido me quito completamente la camisa y luego me siguió besando.

Ella poso sus manos en mi espalda, luego encago sus uñas y las deslizó lentamente haciéndome sentir un dolor excitante.

-¿Quieres jugar así, pequeña?-. La mire y me mordí levemente el labio, ella no respondió.

Fui a su cuello y la empezé a besar, la mordi y ella se arqueó un poco, así que meti mis manos y rápidamente aproveche para desabrocharle el sostén y seguir con esa noche.

Las Noches A Tu Lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora