Paso el día con el intimo deseo de retornar a ti, tierra amada.
La añoranza de vergeles, paramos y montañas traen a mi inconsciente, parajes que no he visto... pero siento mios.
¿Cómo añorar lo que no se ha conocido? ¿Cómo puedo sentir mía aquella agreste geografía, que no he recorrido y sin embargo he visto?
Tanto lo siento mio,
que unos ojos percibo... me siguen desde lejos, desde una distancia sin comienzo.
Anhelantes me acarician con ternura, iluminando mis sentidos...
tan profundo es su mirar que en ellos revivo,
entre sus párpados rememoro aromas que
en mi mente retengo,
me invitan a volver y
correr a su encuentro...
asirme de su mano y volar en el tiempo.
Añoranza de aquello siento,
de esos ojos negros... Añoranza de pupilas... traídas de otros tiempos,
cargadas de recuerdos marcados a fuego.
Mi alma renacida me trae vivencias, emociones perpetuas que traspasan el umbral, tocando mi puerta.
Nítidos son los lazos que me unen a este amor ancestral.
Me busca en el hoy, me sumerge en el ayer... y sin oponerme, me lleva
a descansar en tiernos prados de esa tierra soñada,
cuna de paisajes... donde tanto he amado, al dueño de esos ojos que tanto he esperado.
Su mirada yo siento, y en un suspiro profundo mi alma le entrego... para fundirme en su fisonomía que siempre... fue mia.