Hoy, un día particularmente soleado y nada especial en Wiltshire, ambas familias se reunían, rememorando sus bienaventuranzas y los viejos tiempos en el castillo del lago negro.
En aquellos tiempos, había pocos, sino es que ningún estudiante que no participara en el club de duelo. Era dirigido por uno de los mejores profesores de hogwarts de la época y en el, se habían hecho amigas Narcissa y Lily, quienes habrían reconocido aprender mucho una de la otra después de hacerse a través de cada batalla grandes rivales, no se tenían resentimiento más allá de pertenecer a casas diferentes, por lo que no tardaron en toparse casualmente fuera del club y entablar una extraña amistad al inicio reservada, que se convertiría en una sólida a lo largo de tantas conversaciones. Aunque Lily había sido criada en una familia que no creía en la pureza de sangre, lo era, y Narccisa le hablaba de lo "bueno" que era serlo y continuamente intentaba convencerla de casarse con un sangre pura, para que sus hijos pudieran gozar de más privilegios.
Lily nunca creyó en la pureza de sangre como Narccisa, pero tras varios intentos de James por captar su atención, se enamoró de él, tan impremeditadamente como el nacimiento portentoso de Harry, un gestador, quienes eran admirados por poseer cualidades gratas en la magia y una historia en la preservación de la pureza de sangre, lo que solo los hacía más sobresalientes en sociedad, un lujo extraño al que Lily simplemente tardó en adaptarse.
-¡Harry! -llamó su madre, asustada de que los chiquillos ensuciaran sus prendas intentando tocar un pato.
Al poco rato llegó Harry corriendo, con las manos un poco sucias y su cabello más despeinado.
-No te acerques al estanque, aún no sabes nadar muy bien -le acomodó el cabello preocupada.
Aunque Harry ya tenía 8 años y él mismo sabía que sus habilidades en el agua no eran nada malas, se dejó hacer y no repuso, estaba de muy buen humor sintiendo el toque de su madre, quien también le ofreció comida y entró de inmediato a la casa, después de volver corriendo por Draco, quien tenía las mejillas y la frente rojizas debido al sol.
Dime Lily, ¿irá Harry a Hogwarts? -preguntó entusiasmada Narccisa, antes de meter un bocado de la comida que acababa de probar uno de sus elfos, a modo de catador.
-Por supuesto. Habíamos pensado en Durmstrang pero está muy lejos -James y Lily se miraron.
-Lo sé -Narccisa también miró a Lucius-. No podíamos. Sabemos que es seguro, pero... aquel director, era tan fiel a Voldemort cuando Lucius y yo le servíamos. La única razón por la que no lo encarcelaron fue porque no tuvo mucho que ver, pues no había nada en lo que pudiera ayudarle a Voldemort personalmente.
Hubo un momento de silencio y respiraciones afligidas en la mesa, con los que Draco y Harry no estaban familiarizados.
-Si no hubiera sido por su ayuda, Lily y yo, así como muchas otras personas podrían estar muertas -respondió James, abrazando la mano de su esposa y tomando cálidamente el hombro de su hijo.
-No hay nada qué agradecer, todos sabíamos lo que pasaría si no ayudábamos a detenerlo.
-Hay mucho de qué hablar, supongo que durante su estadía en el valle de Godric no pudieron enterarse de muchas cosas -dijo Lucius, ofreciendo una plática más intrascendente.
A partir de entonces Harry y Draco habían formado un lazo de amistad infantil muy fresca y reluciente a la vista de sus padres. Ambos pasaron muchos momentos de diversión mientras sus padres se reunían en la mansión Malfoy, o Potter, respectivamente. Hasta que la temporada de otoño comenzó, y debían tomar clases privadas para entrar a Hogwarts, algo por lo que solían optar algunos padres para alivianar la carga a sus hijos, por lo que James y Lily volvieron al valle de godric, con menos distracciones al alcance, y en vez de contratar a un tutor privado, le enseñaron ellos mismos todo lo básico sobre pociones e historia de la magia, después de todo, los Potter eran quienes habían creado una franquicia de pociones para el cabello, no había nadie mejor para enseñarle.
Entre todos esos meses sin contacto alguno entre ambas familias, habían cartas de por medio, que generaron charlas largas entre sus padres, y un día, Harry decidió quedarse despierto, después de todo, tenía curiosidad de aquello sobre lo que hablaban tan tarde.
Se acomodó en cuclillas atrás de la pared que daba forma a las escaleras sobre las que estaba, pero no alcanzaba a escuchar la mayoría de las palabras, por lo que se arriesgó a un regaño y bajó más, dejándose ver como una sombra más en los rincones de la casa, procuró bajar muy lento, por lo que no lo escucharon, el punto era espiar un poco, pero realmente hubiera querido no escuchar aquello que habían afirmado.
Harry regresó casi de inmediato de haberse percatado, subió tan rápido que esta vez James miró hacia las escaleras sin encontrar nada, estaba muy oscuro, le restó importancia, pues no era la primera vez que las escaleras crujían sin razón, la madera de la vieja casa solía rechinar de vez en cuando.
"Por favor James, no lo presiones tanto. Recuerda que Harry es un poco sensible" escuchó a lo lejos Harry, que en ese momento estaba tan impactado que solo pudo secar el sudor de sus manos sobre su pijama. Sabía que sus padres pronto subirían, lo sabía porque cada noche después de tomar su café, abrían la puerta de su habitación y uno de los dos asomaba la cabeza para revisar que estuviera dormido, y generalmente lo estaba pero esta noche también tuvo que fingir, pues enterarse de que estaba comprometido no era una noticia que lo dejara cerrar los ojos placenteramente.
Por otro lado, esa noche James se aseguró de que Lily estuviera de acuerdo con él en aceptar el compromiso que los Malfoy les habían propuesto.
-No cargaré con el pesar de haber arruinado la herencia de los Potter, Lily, y tampoco con los gestadores, que solo nacen en condiciones de pureza -James declaró, con las manos atadas a la espalda, levantándose de su asiento, con la faz como si estuviera a punto de entregar sus votos y marchar hacia una guerra-. Nunca le pasará algo como a Andrómeda, mi prima, que fue desterrada de la familia y ahora es vista como muggle, pero Harry es el último Potter y lleva en su sangre la bendición de una diosa.
-Sabes que solo es un cuento James, tarde o temprano acabaremos como los Peverell y los Cattermole¹, y es inevitable, entiendo tus intenciones de retardarlo lo más posible -Lily acarició la mejilla de su esposo, le parecía un poco adorable que pusiera de excusa a una diosa de una leyenda milenaria²-. No me opongo, pero temo que Harry no pueda enamorarse como yo me enamoré de ti.
Al día siguiente escribieron su respuesta a los Malfoy, ya que ambos, todavía mozos pronto ingresarían a Hogwarts, era mejor decírselos en persona que en una carta en medio del comedor. Las familias, que pronto estarían más interrelacionadas, acordaron reunirse en la mansión Potter, decadente y cercana a Hogsmeade.
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Citas textuales:
1. Cattermole y Peverell son familias sangre pura extintas, como algunas otras.
2. Como en la leyenda de los gestadores mostrada en el prólogo, es Deméter la diosa a la que se refiere.
Notas extra:
Los matrimonios arreglados eran en un principio para conservar o racionalizar la herencia de la riqueza.
Matrimonios asistidos, donde los dos individuos dan consentimiento y tienen derecho a rechazar, se volvieron populares por ser "más comprensivos con los herederos", pero un matrimonio siempre asume e implica presión emocional y familiar especialmente en la nobleza, esto lleva a que algunos individuos consientan al matrimonio bajo presión.El contexto es del siglo 20.
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Gestión En Brete
FanfictionHarry nació y creció con una familia, una singularidad, y por supuesto una fama ilícita, todas ellas condenadas a una profecía de naturaleza desconocida. Sus padres, James Potter y Lily Evans, temían de dicha profecía, pues su recién nacido sucesor...