3. La Parada [9 ¾]

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AÑO 1.

Cuando los Malfoy hicieron acto de presencia en la sala principal de la mansión Potter, Harry sabía lo que venía, por lo que desapareció de inmediato, por inercia, pensando que sus padres le dirían: "son cosas de adultos”. Mientras tanto, Draco se maravillaba por la confianza con la que Harry lo abrazaba de tres dedos, con los que pudo sentir un cosquilleo placible en el estómago y fue guiado a la parte superior de la mansión, donde para el gusto del blondo fue dirigido a la habitación de juegos. Después de tantos meses, al fin volvían a encontrarse.

—No quieres bajar, créeme, no quieres —Harry levantó un dedo frente a su boca, indicándole que también guardara silencio.

—No... no quiero, pero... ¿por qué no quiero? —de pronto una parte de Draco reaccionó, haciéndole centrarse en la situación frunció el seño.

—Están hablando de... cosas de adultos —explicó el pelinegro, que aún estaba nervioso por la decisión que habían tomado sus padres y no quería pararse frente a ellos, pues temía que comenzarían a hablarle de aquello que supuestamente no sabía.

Estaba a punto de sacar su juego de gobstones de oro sólido, cuando Draco le preguntó por qué se estaba escondiendo de ellos.

Con los ojos enrojecidos, Harry agachó la cabeza y los cubrió.

Un elfo doméstico tocó a la puerta, pidió la presencia de Harry en la sala principal, el cual al terminar de tallarse los ojos bajó sin remedio, dejando al rubio solo. Anunciando su llegada el elfo volvió a su espacio de refinamiento. La gran habitación resaltaba un librero ancho con puertecillas de vidrio, sofás de terciopelo menos incómodos de lo que se veían, y un pergamino sobre la mesa, al que Harry miró con sospecha. Los Malfoy, sentados en uno de los sofás gigantes, se notaban muy pacientes.

—Verás Harry, tu padre y yo arreglamos con los señores Malfoy un compromiso con Draco para cuando seas mayor, tendrás tierras propias y una nueva casa...

—No lo quiero —exclamó rápidamente, antes de que terminara de explicar.

Lily deslizó sobre James una mirada nerviosa y suspiró. —Pero todavía no creces Harry, podrías cambiar de opinión, y durante ese tiempo no te obligarémos a nada. En el futuro comprenderás —Lily acarició la cabellera de Harry como solía hacer, pero éste no se dejó ver contento como siempre, en vez de eso retiró su mano ásperamente y se fue, conteniendo una mueca de dolor antes de pasar desapercibido.

"Trámite de unión civil. Departamento De Aplicación A La Ley Mágica. Cláusulas: Lotes...", era lo que Harry había alcanzado a leer en el pergamino antes de irse casi corriendo, sintiéndose muy traicionado por su madre, se enfureció aún más y pateó una caja de su habitación con tal furia que Draco escuchó a través de la puerta mientras bajaba las escaleras.

—Emh... ya me tengo que ir —dijo suavemente, acercando un oido a la puerta.

—Hasta luego —murmulló Harry, en un intento de no sollozar a mitad de la frase.

Draco se percató de que algo no estaba bien y se fue desconcertado, alejándose de la casa Potter. Esta vez no volviería.

Aún sabiendo que era común el compromiso entre familias con alto prez. Harry, desde aquel entonces guardaba una especie de rencor.

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