JongIn
La fría lluvia en su rostro, los ensordecedores disparos que desgarraron el aire en los segundos que tardó en caer, JongIn se dio cuenta de todo:
El dolor que latía a través de su cuerpo. Le dispararon, una bala en el brazo y otra en el pecho. Y el dolor se mezcló junto con todo lo demás, hasta que su cuerpo fue una bola de agonía, y JongIn se concentró en una cosa: KyungSoo trepando hacia él, la cara pálida y asustada de KyungSoo, mirándolo, sus ojos de un café brillante.
—Te amo, —dijo KyungSoo, y JongIn se dio cuenta que esto era lo que era el amor, cuando KyungSoo lo miró a los ojos con absoluta honestidad, y levantó la cara de JongIn hasta su garganta.
La piel de KyungSoo se presionó cálidamente contra los labios de JongIn. Olía a sudor picante, como licor agridulce, como las veces que JongIn se había reído con él. Y el hambre se retorció por las venas de JongIn. Él desnudó sus dientes, hundió sus caninos en el hombro de KyungSoo, perforando una arteria más pequeña.
Y la sangre que manaba rodaba cálida y exquisita por la garganta de JongIn. Sabía a sal y metal, como KyungSoo, y le llenaba la boca, la riqueza explotaba en su lengua.
JongIn gimió, bebiendo de KyungSoo, la sangre se filtraba a través de su cuerpo. El dolor punzante en sus heridas se embotó. Sus cortes se tensaron cuando la carne cruda se unió, la piel se selló sobre ellos.
Él bebió, la sangre resbaló sus dientes, sus labios. JongIn se estremeció por el placer de hacerlo, por el poder que corría por sus extremidades. Sus sentidos se agudizaron. Escuchó los cuatro latidos distintos de los agentes, escuchó la lluvia que golpeaba los techos de la mansión.
Apartó su boca del hombro de KyungSoo, tragándose los restos de sangre. KyungSoo presionó un beso apresurado y desesperado en sus labios.
—Te tendré por otros quince segundos, —susurró KyungSoo, con los ojos llenos de lágrimas. —Me olvidarás después, pero te amo. Eso es todo. Cuídate.
Y eso fue tan malditamente injusto. JongIn se dio cuenta que KyungSoo estaba sacrificando su seguridad, su relación, para que JongIn pudiera recuperarse de sus heridas. En diez segundos, JongIn caería bajo la maldición de su sangre, y esto era todo lo que habían intentado evitar tanto.
Mirando a los ojos de KyungSoo, JongIn se dio cuenta que KyungSoo nunca lo había traicionado en absoluto.
Él no quería dejar a este hombre.
—Te amo, —dijo JongIn, lo que significa. Besó a KyungSoo suavemente, para que sus dientes no cortaran los labios de KyungSoo. KyungSoo sollozó, y los disparos resonaron alrededor de ellos otra vez, balas resbalando del asfalto mojado.
—Prometo que volveré.
—Cinco segundos. Te conseguiré tiempo, —susurró KyungSoo.
Torpemente, KyungSoo se arrodilló y levantó las manos en el aire. Se volvió para mirar a los agentes, y por un momento sin aliento, JongIn pensó que los agentes podrían disparar a KyungSoo en su lugar.
Pero los agentes bajaron sus armas, y KyungSoo dio un paso adelante, dándole a JongIn espacio para moverse.
—Un segundo, —susurró KyungSoo, sus ojos húmedos se encontraron con los de JongIn.
Una neblina cegadora inundó la mente de JongIn. El hambre le atravesaba el estómago como una bestia gruñendo, llenando sus venas, y le dolía la boca. Necesitaba probar otra vez esa sangre.
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01. Sangre prohibida (KaiSoo/KaDi)
VampireDesde que mató a un vampiro hace ocho meses, KyungSoo ha estado huyendo. El aquelarre lo quiere muerto, y los federales quieren que su sangre erradique a los vampiros. Agotado, se cuela en una oscura mansión, buscando comida. Lo que él no sabe es qu...