Rol y la magia de vivirlo

Rosa sin Espinas

(Esta parte va especialmente dedicada a Alystair, que ya se ha convertido en todo un hermano para mí).

— Hermano, hay una mujer preguntando por ti... - dijo Munna con una leve sonrisa en el rostro, saliendo al instante por donde había entrado-.

Alystair, extrañado, no tardó en salir de su cuarto, encontrándose de bruces con Ghoun.

— ¿Vas a ir así de desaliñado? Qué menos que arreglarte un poco - dijo el semiorco con su grave y profunda voz-.

El corpulento muchacho empujó al druida, de nuevo, a su estancia.

Este, no demasiado sorprendido por la actitud de su amigo, recogió su cabello en una coleta y se quitó la túnica, vistiendo solo una blusa blanca y unos pantalones negros.

Nuevamente, salió del cuarto, provocando una alegre mirada en el rostro de todos.

Se dirigió a la entrada, pero Caltys le detuvo.

— Espera un segundo, querido- dijo dándole media vuelta, peinando el rojizo cabello de Alystair con algunas hojas verdosas y alguna que otra fresca rosa-.

— Gracias...- contestó el joven, siguiendo por su camino-.

No le dio tiempo a avanzar un paso cuando se detuvo otra vez, esta vez por su voluntad.

— Buenas noches, amor... Y Feliz Navidad...

Alystair corrió a los brazos de Cinnia, sin dudarlo dos veces.
Esta vez no era mentira, no era una ilusión, no era la magia del bosque de los elfos...

Alystair no pudo evitar llorar, de tristeza, furia, alegría, por todas y cada una de las emociones que le provocaban los recuerdos.

El aroma a rosas inundó la taberna, el bosque y puede que todo el continente, pero esto no es nada importante, no más que el hermoso beso que segundos más tarde sucedió.

(Feliz Navidad a mi familia, a los de rol, mi otra familia, y todas las personitas que han leído las historias con paciencia, sois lo mejor <3)