Ella Zanneck
Draco Malfoy
Inseparables desde enanos.
Ella era alegría y energía,
Él era frialdad y algo de crueldad.
Ella fuego,
Él hielo.
Una carta, un colegio, una casa...
Los separó, los separó de tal manera que llegaron a odiarse.
Un castigo de...
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“you will regret this, Zanneck”
E.
Ya habían pasado las clases y le tocaba castigo, fue a la biblioteca como de costumbre y como siempre, llegó la primera. Miró por la ventana, se había nublado y en cualquier momento empezaría a llover.
Fue corriendo al pasillo de criaturas mágicas y cogió un libro, empezó a leer sentada en un sillón esperando a que el rubio se dignara a aparecer. Había truenos y relámpagos que iluminaban de vez en cuando la biblioteca. Estaba leyendo cuando oyó a Meg hablar.
-Zanneck arriba, no voy a ordenar yo solo.
-Ya voy, ya voy señor prisas, no tendrías tanta prisa si llegaras a tiempo eh.
Dijo dejando el libro en la estantería.
-No estoy para broncas.
Se pusieron a ordenar primero ese pasillo, después el de pociones y así sucesivamente. Hoy sospechosamente el ambiente estaba calmado, no se hablaron en todo el castigo.
-Ella te necesito, ven por favor.
-Ya voy.
Dejó lo que estaba haciendo y fue a ayudar a la señora Pince.
-No veo muy bien los libros de arriba y Meg está ocupada, ¿podrías ayudarme tú y apuntar aquí lo que pone?
¿De verdad? ¿No podía pedirle otra cosa? No le gusta ponerse las gafas, odia como le quedan. Pero no le queda otra.
-Si, está bien -dijo con la mejor de sus sonrisas-
-Muchas gracias Ella
Dicho esto se fue a hacer otra cosa dejando a Ella sola, miro hacia los lados para asegurarse de que nadie la miraba y sacó sus gafas negras. Se las puso y con un movimiento de varita, la pluma empezó a escribir en un pergamino lo que ella le dictaba.
D.
Cuando la señora Pince llamó a Ella el se quedó solo ordenando, cuando llevaba un rato miró a través de los pasillos a la azabache. Llevaba unas gafas negras y a decir verdad, le quedaban genial.
Se quedó ahí parado un rato simplemente mirándola hasta que una alumna de primer año le preguntó por un pasillo, él todo lo amable q pudo le dijo dónde estaba.
Estúpidos niños -pensó-
Volvió a ordenar mientras la imagen de la azabache se repetía una y otra vez en su mente.
E.
Cuando terminó se quitó las gafas lo más rápido que pudo, le dijo a la señora Pince q ya había terminado y volvió al pasillo donde estaba el rubio.