Dark Souls II: Intertwined Souls

Tranquilidad.

Llegué al subterráneo que está lleno de agua, ese era el camino que debía tomar para llegar a Majula, y ya estaba bastante cerca.

Subí las escaleras, y finalmente ví Majula, igual que siempre, alguno que otro cambio, pero nada radical.

Había más gente, no mucha, todos a los que no conocía estaban alrededor del pozo, al parecer sellándolo, eran la mayoría del pueblo, reconocí a algunos.

Mi vieja capa negra estaba un tanto carbonizada de la parte inferior, tenía una capucha también negra, que cubría mi rostro.

Entonces, la ví, estaba dándole la espalda a la hoguera, la cual ya no estaba encendida, al parecer, ella miraba al viejo árbol muerto.

Me puse a un par de metros de distancia, justo al lado contrario de la hoguera.

—Shanalotte...

Ví como su cuerpo se tensaba, la había sorprendido, lentamente, ella se volteó, su cara estaba llena de confusión, pero tenía algo muy diferente... una sonrisa.

— Has vuelto... Rey de Drangleic II.

— En realidad, dejé el puesto, vine para quedarme, como antes, y de nada por liberarte.

Sus mejillas estaban rojas, se le notaba nerviosa, pero su voz era tranquila.

— Admito que he extrañado tu prescencia, portador.

— Lo sé, por eso vine en cuanto pude.

— Entonces, portador...
¿cuál es tu nombre?

Nunca logré recordar mi nombre, sé donde lo escribí, fue hace mucho cuando no había caído en un estado hueco, pero sinceramente no quiero saber nada de mi pasado.

— Me llamo Nale, Nale Unwritten.

Nameless > Sin nombre
Unwritten > No escrito

Ella sonrió, con felicidad muy notable, se acercó a mí y tomó la palma de mi mano con sus dos brazos.

— Es un nombre que no había escuchado, pero me gusta.

— Eres mucho más linda, ¿que te ha pasado?

— Me dí cuenta de algo...

Miró al suelo, soltó mis manos y cambió el tema de golpe, comenzó a hablarme sobre las nuevas personas de Majula, qué es lo que estaban haciendo.

— cerraremos el pozo, ¿te imaginas que alguien cayera por ahí?

— Bueno, yo morí varias veces ahí.

Sonreí, y ella sólo hizo una mueca de disgusto.

— Me alegro de verte, te extrañé cuando estuve en aquella cueva.

Eso la hizo sonreir.