Extra 1. Después del amanecer

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Zazil Ha

John no podía imaginar que regresando del barco encontraría una hermosa sorpresa. Después de todo era su cumpleaños. Y como todos los cumpleaños teníamos que hacer un ritual de combate con cada uno de la tripulación, con la ventaja que tenía siempre John al ocultarme que siempre peleaba con los demás, es una razón del por qué en sus cumpleaños tarda menos con ellos.

Ese chico que conozco y conoceré sigue ahí presente, solo que aún no le doy la verdadera confianza para que se pueda manifestar. No puedo dudar que cuando estábamos en esa playa, me moría por besarlo, y estrechar su cuerpo con el mío, debo tener paciencia, después de todo, con que este vivo, y disfrutando este día, es suficiente para mi. Al menos por ahora.

John se quejó por un momento diciendo que no recordaba haber usado una espada antes, a los demás no les importo, en especial a Jack, tenía muchas ganas de herirlo. Uno de los tripulantes grito que más vale que lo hiciera, ya que de todos modos, no se salvaría aunque tuviera buena memoria.

John hizo todo lo que pudo para que esas espadas no llegarán directo a su piel, era demasiado ágil y esquivaba la mayor parte de los ataques, y siguieron así por horas hasta que el cielo estuvo a punto de meterse.

Ese atardecer me recuerda mucho cuando hablé por última vez con Elizabeth, recuerdo sus dulces palabras para que me fuera con ellos, y pasará el resto de mis vidas en una isla sin la necesidad de vivir como piratas.

— Me encantaría mucho que te fueras con nosotros, o al menos que puedas quedarte un poco conmigo, siempre he querido verte y conocerte, llevarte de regreso a casa.

— No lo sé, no quiero alejarme de los demás, se que eres una grandiosa mujer Elizabeth y estoy segura si estoy contigo será fácil, fascinante vivir contigo, pero al menos necesito estar con ellos con un tiempo, tal vez pueda visitarte.

No quería herir sus sentimientos, después de todo, siempre busco a su hija, llevarla a casa, pero no puedo ignorar que tengo una persona que no quiero dejar, no en este momento.

— Lo entiendo Zazil, no puedo obligarte, la verdad, me encantaría que nos visitaras, e incluso puedes venir con él, así Jamie llegará pronto a casa.

— Eso te lo prometo, además a pesar de todo, también quisiera conocerte más. Saber que tantas aventuras tuviste y sobre todo, estar contigo.

Pensé que era lo único que me pediría, pero sus palabras me sorprendieron mucho.

— Ojalá te hubieras dejado el cabello rubio, de verdad que te veías hermoso con el ese estilo, pero el negro no está tan mal.

— Gracias — respondí por un momento de culpa, pero con la astucia de saber lo que quiero por ahora.

Antes de dejarnos en el muelle tortuga, ella nos miró y saludó con la mano, y en sus labios profesa Adiós Jane. Al menos supe ese día como ella quería ponerme, incluso cuando la visitará, dejaría que me dijera de esa manera, después de todo, también es mi madre.

Con ese cielo anaranjado tornándose a rosado, los piratas dejaron de pelearse unos contra otros, fue extraño que no decidieron pelear conmigo durante todo este tiempo pero no me di cuenta quien estaba a lado mío hasta que su voz suave se apoderó en el sitio.

— Sin importar que lo recuerde o no, es bueno esquivando el ataque, jamás pensé que vería a mi hijo este día — aclaró Syrenia.

— Yo tampoco lo hubiera imaginado, no cuando me lo contaron, la verdad, cuando fuera este día, me juré a mi misma que nadie pasaría todo el día conmigo, pero eso era muy egoísta de mi parte, los demás también tienen el derecho de estar con él.

Piratas del Caribe: La Hija del MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora