Capítulo 25. El poema

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También quiero dedicar el episodio a @plastra por tu voto en el capítulo anterior. Gracias por votar. 

Zazil Ha

Las voces de mar y tierra eran intensos, creí que al despertar, una gran alegría me invadiría, pero me dolía demasiado la cabeza.

La Princesa del Mar,

Con ojos de sangre,

Que no puede amar,

Que no puede enamorarse.

Oh, no, puede ser. Siempre han sido extrañas esas menciones en mi mente, pero ahora eran más claras, todo este tiempo mencionaban ese poema, trate de moverme un momento, pero mi cuerpo no me respondía, no podía hacer nada. Es como si me quedará en shock, no, por favor, deseo moverme, deseo controlar mi cuerpo. 

Ya no hay más sonido de peces, árboles, rayos o el crujir de la tierra, es más un lazo entre las dos, dos voces dulces y activas a la vez, como el mar cruzando con la tierra, formando mi poema que tanto añore escuchar una vez en mi vida...

Ojos de la tierra, veo

Hacen maldecir mi razón

Ojos de la sal, observo

Hacen latir mi corazón

No escucho más,  unos labios me hacen perder por un momento ese canto entre la tierra y el mar, pero cuando no los siento, vuelvo a escuchar esas voces, son cada vez más fuertes. 

Saltaré desde la cima,

Mientras mi amado pelea.

Saltaré para ser valiente,

Mientras mi amado muere.

— Ya empezo ¿no es así? — dije mientras se repetían esas voces en mi mente.

No hacía falta que me dijera que si, no deseaba que empezará de esta manera esta mañana, pero no podía detener el tiempo, debía enfrentarme a mi destino. 

— Ven, es hora que te lo pongas — dijo, levantándose y me pregunté a que se refería. En ese momento, sacó un escondite de su cama, sacando un vestido blanco, que podría ir perfectamente debajo de mi vestimenta de combate.

Debo admitir que el vestido no me lo esperaba, no sé por qué tengo la sensación que será la última vez que lo vea.

— Solo espero que al menos tenga una armadura una vez que suba. Si no lo dejas tú, lo haré yo. Sabes que tengo que vengar tu vida. 

— De acuerdo cangrejita, ¿puedo vestirte?

Era demasiado indiscreto, pero no lo iba a negar, iba aprovechar cada hora, minuto o segundo que su piel tocará cada extremo de mi, para que al menos, valga la pena recordar este día. 

Estaba con mi traje de combate, pero sabía que una vez tocará el mar, debía deshacerme de ello, era demasiado pesado y sin importar lo que elija, me iba ahogar por culpa de esta ropa. Una vez lista, toque por última vez su rostro, al menos quiero observar sus ojos de tierra por última vez, y saborear esos labios prohibidos.

Piratas del Caribe: La Hija del MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora